OPINIÓN. Lecturas impertinentes
Por Paco Puche. Librero y ecologista
15/02/19. Opinión. El librero y ecologista Paco Puche habla en su nuevo artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com habla sobre el riesgo que entraña la presencia de un millón de pozos ilegales situados en el campo, como en el que cayó el pequeño Julen, así como el riesgo que supone para los ciudadanos la presencia del amianto. “Esta tragedia servirá para aplicarse el cuento a cuenta de...
...las uralitas o amiantos que siguen instalados en toda nuestra geografía y en todos los lugares imaginables. Las toneladas de amianto instalado con las que nos enfrentamos son del orden de 2,6 millones, de las cuales ya una buena parte se habrán eliminado, aunque se calcula que la mitad de las erradicadas se han hecho de mala manera: han ido a vertederos ilegales. En Andalucía se han localizado 738 áreas de vertederos incontrolados de los cuales 110 de ellos se han utilizado para realizar un trabajo de campo que ha mostrado que en un 65% se utilizaban para depositar irregularmente residuos de la construcción, la mayor parte de ellos contaminados con restos de uralitas y amiantos varios (3). Sin conciencia social ni control administrativo todo es posible. En el caso del amianto, las probabilidades de un grave daño son siempre positivas porque las más altas Autoridades ya vienen advirtiendo que no hay dosis mínima segura y el daño cuando ocurre un solo suceso, aunque sea muy improbable, es el más alto: la vida de las personas expuestas”.
El pozo de Totalán y el amianto
“No es posible determinar si hay un nivel de exposición en los seres humanos por debajo del cual un riesgo de cáncer no se produciría”, IARC 1977. (La IARC: Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, depende la OMS).
No hay dosis mínima segura: “no existen pruebas teóricas de que exista un límite de exposición por debajo del cual no haya riesgo de desarrollar un cáncer”. (Parlamento Europeo, Resolución del 13 de mayo de 2013).
“No hay exposición al amianto por pequeña que sea que pueda considerarse segura” (Guía Técnica de desarrollo del RD 396/2006. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo de España, INSHT, p. 23).
El pozo de Totalán que se tragó a Julen
TODOS hemos tenido cabal información de este trágico suceso ocurrido en un pequeño pueblo de la costa oriental de Málaga. El suceso, en el que no voy a entrar, ha mostrado varios asuntos de interés. Uno, que cuando se trata de solidaridad y empatía, los seres humanos mostramos un gran caudal, lejos de esas consideraciones neodarwinistas (ver el “Gen egoístas de Dawkins) que nos hacen egoístas por naturaleza. Somos empáticos por naturaleza. Si, además, de la mano del ingeniero director del rescate, se identifica a Julen como a un hijo propio, el énfasis en la búsqueda resulta ejemplar. Ya el dramaturgo A. Miller, en su obra de 1947, “Todos son nuestros hijos” despertó nuestras conciencias en un asunto criminal en que el padre de la obra por salvar a su empresa y el pan de sus hijos, decía, fabricó piezas defectuosas de aviones por la que murieron muchos jóvenes, 21, en la guerra, y echó la culpa a un socio. El drama acaba con el suicidio del criminal al no soportar su crimen, bajo el supuesto de que todos los muertos inocentes eran sus hijos. El caso con Julen es distinto pero la consideración la misma.
EL otro asunto de interés es el de los pozos ilegales e incontrolados que existen en España y el concepto de riesgo.
POZOS ilegales como el de Totalán se calcula que hay un millón de ellos en España, de los cuales no se sabe su estado ni su peligrosidad. En 2006 el Ministerio de Agricultura reconocía la existencia de 510.000 pozos ilegales en total el territorio. En 2017, según Greenpeace, se reconocía, no oficialmente, ese millón adelantado por la prensa. De ellos no se sabe nada. Bueno sí se sabe. Mejor que nadie lo ha expresado el dueño del terreno del pozo en sus declaraciones a la prensa hace unos días que todos hemos visto: entre sollozos explicaba que si él hubiese sospechado que aquello se iba a tragar a Julen no lo hubiese hecho. Homicidio imprudente por ignorancia supina pero vencible.
Y enlazamos con el concepto de riesgo
SEGÚN NNUU (1), riesgo es un estado potencial de posible daño, que se mide por el producto de la probabilidad de que se produzca un suceso por el daño que pueda infligir el paso de la potencia al acto, en el sentido aristotélico.
SEGÚN esta razonable fórmula, Riesgo = Probabilidad por Daño (R=PxD). Como la probabilidad es un número adimensional la magnitud del riesgo depende de las unidades en que midamos el potencial daño. Pueden ser vidas humanas, Dalys, o dinero.
LA probabilidad es una gran desconocida. El público está educado en el todo o nada, pero no en el más o menos. No es lo mismo ocho que ochenta y ambos son números que muestran que ha ocurrido un suceso. La probabilidad, que es la condición casi universal en que nos movemos los humanos, es, dentro de un suceso posible, los casos desfavorables (de riesgo) que pueden ocurrir después de haber llevado a cabo muchos sucesos parecidos o iguales. Por ejemplo, si la probabilidad de que Julen cayera al pozo de 35 cm de apertura destapado era de un caso de cada 1.000 paseos de familias con niños por la zona, significa que era muy poco probable pero no imposible, y que al cabo de ese número alto de paseos en uno de ellos ocurriría la tragedia. Así ha sido. Las lágrimas del propietario se podrían haber ahorrado si aplicando el principio de precaución hubiesen eliminado el problema (rellenando de tierra el agujero y tapando con una tapa metálica el pozo). En esta situación tendríamos la certeza previa de que por muchos paseos con niños que se diesen por la zona la probabilidad de una caída al pozo era nula: riesgo potencial cero, porque un factor de la fórmula lo era. Y era una solución fácil y barata.
PARA entender bien la fórmula (R = PxD) hay que hacer estas consideraciones: el riesgo R, que es lo que interesa saber de una situación, depende de dos factores: si en un caso la probabilidad de que algo ocurra es muy alta pero el daño que se sigue es muy bajo, estamos ante un suceso de muy bajo riesgo. Si al revés, la probabilidad es muy baja y el daño muy alto (la vida de una persona, por ejemplo), estamos ante un suceso de alto riesgo. Si los niños juegan en terrenos con algún pozo, aunque sea de estrecha boca, es muy poco probable que se cuelen por ella, pero si ocurre, aunque sea una vez en la vida, tenemos el caso de Julen, es un riesgo insoportable. Pero si no existen esas bocas fatales en el terreno, al dejarlos a su aire puede que se tropiecen y se caigan al suelo cientos de veces. La probabilidad de daño es muy alta pero el tal daño es insignificante: no hay riesgo y se deben dejar a su aire. Hay que distinguir.
CABRÍA la solución de dejar el pozo sin relleno y una buena tapa metálica al final, sellado, como solución más barata y también segura, pero si el tiempo o la imprudencia hacían desaparecer la tapa, aparecería de nuevo el problema y su riesgo grave correspondiente. Esto se llama encapsular un problema en vez de eliminarlo. Estoy seguro que las Autoridades después de haber provocado una alarma social extrema en todo el país, con el millón de pozos clandestinos, que vaya usted a saber en qué estado de seguridad se encuentran, no recomendarán esta alternativa a los propietarios responsables de los agujeros riesgosos.
Y todo esto viene a cuento por la estrecha relación que existe entre este problema y el amianto o uralitas instalados en nuestro país después de haber sido prohibido en 2001.
Las uralitas y el pozo que se tragó a Julen en Totalán
PUES se trata del mismo caso, por eso esta tragedia servirá para aplicarse el cuento a cuenta de las uralitas o amiantos que siguen instalados en toda nuestra geografía y en todos los lugares imaginables. Las toneladas de amianto instalado con las que nos enfrentamos son del orden de 2,6 millones, de las cuales ya una buena parte se habrán eliminado, aunque se calcula que la mitad de las erradicadas se han hecho de mala manera: han ido a vertederos ilegales. En Andalucía se han localizado 738 áreas de vertederos incontrolados de los cuales 110 de ellos se han utilizado para realizar un trabajo de campo que ha mostrado que en un 65% se utilizaban para depositar irregularmente residuos de la construcción, la mayor parte de ellos contaminados con restos de uralitas y amiantos varios (3). Sin conciencia social ni control administrativo todo es posible.
EN el caso del amianto las probabilidades de un grave daño son siempre positivas porque, como hemos señalado en la entradilla, las más altas Autoridades ya vienen advirtiendo que no hay dosis mínima segura y el daño cuando ocurre un solo suceso, aunque sea muy improbable, es el más alto: la vida de las personas expuestas.
PENSEMOS en los miles de niños y niñas que en la actualidad están cursando sus estudios en colegios con amianto en sus aulas (en tejados, bajantes, depósitos, pizarras, jardineras, aislamientos, etc.); una sola fibra que puedan inhalar de estas estructuras puede dar lugar a que mueran por ello a los cuarenta años de un mesotelioma de pleura, aunque para una mayoría de expuestos no ocurriría esta desgracia porque la probabilidad es muy baja, pero existe el riesgo. Ningún padre se perdonaría haber llevado a sus hijos a semejantes colegios y le veríamos llorar las mismas lágrimas de inocencia culpable que el propietario del pozo de Totalán. ¿Con cuántos niños o niñas podremos desplegar un aparato de rescate de la envergadura del de Totalán por muerte por amianto? Con ninguno de estos escolares que mueren de adultos y su enfermedad no tiene solución alguna.
PUEDE leer el artículo completo (AQUÍ).
NOTA (1). Barrere, M. (1992) “La Tierra, Patrimonio común”. Barcelona, Paidos, pp.193 y siguientes.
NOTA (2). Dalys: Días de vida perdidos respecto a la esperanza de vida del actor, más días de vida en discapacidad del mismo actor. Del amianto se sabe que, en 2013, murieron por cáncer de exposición ocupacional 194. 000 trabajadores, y esto supuso un DALY del orden de 3.4 millones. Dividiendo ambos números (3.400.000/194.000) nos dice que cada trabajador “perdió” una media de 17.5 años.
NOTA (3). En Scripta Nova, Barcelona, Vol XVII, nº 435, abril de 2013, Borrel, Ruiz y Lucendo: “Factores Territoriales de localización y caracterización de los vertederos incontrolados de Andalucía”
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