OPINIÓN. Lecturas impertinentes. Por Paco Puche
Librero y ecologista

02/07/19. 
Opinión. El librero y ecologista Paco Puche escribe en una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la fundación Ashoka. “Hay que decirle ¡no! a Ashoka por muchas cosas, pero especialmente y, de manera innegociable, porque una parte importante de sus fuentes de financiación proceden del criminal negocio del amianto. Todo lo que gaste Ashoka y sus cooptados...

...debe volver a las víctimas a las que pertenece, a las que han quitado su vida 20 años antes de su legítima esperanza, y les han hecho llevar, en el mejor de los casos, unas terminaciones vitales llenas de dolor y humillación”, indica Puche. Que añade que “Ashoka tiene un acuerdo estratégico con la Fundación AVINA (Amianto) y es financiada por ella. Avina es obra de Stephan Schmidheiny, magnate del amianto en el mundo durante el siglo XX, incluyendo a su familia. Este personaje ha sido condenado a 18 años de cárcel por un Tribunal de Turín, sentencia anulada en el Supremo por prescripción del delito, que no por su inexistencia. Y para que quede claro, el fiscal que llevó el caso lo acusó públicamente de ‘asesino en serie’ y de ‘terrorista’, y el juez que lo condenó lo comparó con Hitler. Se le juzgaba por la muerte de más de dos mil personas y mil enfermados por trabajar en sus fábricas de cuatro pueblos cercanos a Turín”.

A Ashoka, fundación que se alimenta del amianto, hay que decirle ¡no!

Tomado de la web Nittúa https://www.calameo.com/books/000570238fbc023983b8b en la que anuncia la Escuela Rural de Emprendimiento Social.

HAY que decirle ¡no! a Ashoka por muchas cosas, pero especialmente y, de manera innegociable, porque una parte importante de sus fuentes de financiación proceden del criminal negocio del amianto. Todo lo que gaste Ashoka y sus cooptados debe volver a las víctimas a las que pertenece, a las que han quitado su vida 20 años antes de su legítima esperanza, y les han hecho llevar, en el mejor de los casos, unas terminaciones vitales llenas de dolor y humillación. No es dinero suficiente, pero es un paliativo.

AQUELLOS
que se envuelven en el polvo del amianto como gasolina para sus proyectos son unos desalmados.

ES
el caso reciente y reiterativo del proyecto denominado Escuela Rural de Emprendimiento Social, en la que parte de sus promotores aparecen a continuación en la web de Nittúa ya mencionada.



SE nos informa que: “Hoy 31 de mayo de 2019 se ha celebrado la primera reunión del equipo de diseño de la Escuela Rural de Emprendimiento Social. Es un camino que no termina en una escuela ni empieza en ella. Somos gente diversa y sin embargo unida por una relación especial con el mundo rural, con la vida, con el planeta. Compartimos una imagen de celebración y alegría. Nos presentamos: Antonia Zalbidea, Antonio Viñas, Ismael Abel, Javier Julve, Jeromo Aguado, Lina Murillo, Pericles, José Manuel Pérez, Raúl Contreras, Salvador Pérez, Tesa Giner y Verónica Martínez”.

ESTOS son todos, estén o no en la foto. Una gran presentación de ideas básicas como podemos observar. Pero es que no lo necesitan. Basta con que se sepa que están cooptados por Ashoka.

El misterio de Ashoka

PARA
ver cómo personajes como Jeromo (Jerónimo Aguado), que fuera líder de los movimientos por el poblamiento de la España desolada, entra una vez y otra en Ashoka para sacarles los cuartos, basta con algo tan simple como el contrato que firmó allá por los años 2007 a 2009 con Ashoka, por el que recibió durante tres años un estipendio (entre dos o tres mil euros al mes) para que se dedicara solo a sus tareas benefactoras, Ashoka lo arropaba ¿A cambio de qué? Sobre todo, de dar legitimidad a esas fundaciones del amianto y de obtener informaciones valiosas para el gran capital.

EN
2001, Jeromo a través de Cifaes, entidad que dirigía, había firmado un contrato con AVINA (Amianto) para hacerles un inventario de semillas autóctonas de la zona. ¿Qué habrá sido de esas semillas? ¿Estarán en la bóveda del fin del mundo con Bill Gates y su aliada Monsanto? Nunca se supo porque el contrato ha permanecido en secreto, pero es razonable que así fuera. Son fundaciones multinacionales, filantrópicas, que quieren dinero y poder.

PERO
vayamos al grano. Ashoka tiene un acuerdo estratégico con AVINA y es financiada por ella. Veamos que este acuerdo data del año 1993 “por tener visiones comunes por cómo cambiar el mundo”, según vemos a continuación.

Tomado del Informe –Memoria AVINA 2009

Y
en cuanto a la financiación, nos remitimos al Informe- Memoria de 2014 de AVINA, en el que podemos leer: “AVINA 20 años. Fundación Ashoka, liderazgo potenciado (…). En números, entre 1994 y 2009, Avina ha invertido casi 30 millones de dólares en Ashoka y sus fellows, tanto en América Latina como a nivel global. Esto hizo posible que Ashoka estuviese vinculada en 2010, con más de 1.700 emprendedores sociales, (que) logran alta incidencia política” (1), que incluye al citado Aguado.


¿QUÉ de particular tiene esto?

AVINA aparece como gran financiador de todas estas operaciones de intromisión en la sociedad civil organizada. Esta fundación es obra de su fundador Stephan Schmidheiny, magnate del amianto en el mundo durante el siglo XX, incluyendo a su familia. Este personaje ha sido condenado a 18 años de cárcel por un Tribunal de Turín, sentencia anulada en el Supremo por prescripción del delito, que no por su inexistencia. Y para que quede claro, el fiscal que llevó el caso lo acusó públicamente de “asesino en serie” y de “terrorista”, y el juez que lo condenó lo comparó con Hitler.

SE le juzgaba por la muerte de más de dos mil personas y mil enfermados por trabajar en sus fábricas de cuatro pueblos cercanos a Turín. En uno de ellos, Casale-Monferrato, de 33.000 habitantes, hasta la fecha han muerto cerca de 3.000 a causa del amianto. Y aunque la fábrica cerró en 1986 aún muere una persona a la semana en este pueblo. A él y a su familia, que dominaron el muy rentable negocio del amianto en el mundo en el siglo XX, se les atribuyen más de 300.000 muertes por este mineral, en más de 30 países. Y las que quedan a causa del amianto que sigue instalado: millones de toneladas esparcidas por viviendas, fábricas, calles, pueblos, etc. Muy bien se le puede aplicar el calificativo de genocida (lo sabía, actuó sistemáticamente y ha hecho un daño masivo en los trabajadores y en sus familias, que son las condiciones con que, las leyes penales relativas a crímenes contra la humanidad, sostienen).

CON
ese dinero teñido de sangre financia su fundación AVINA, y con ese mismo dinero teñido de sangre, financia a Ashoka de forma reiterada y prominente como hemos visto. Sin ese dinero los Pedro Arrojo, Jerónimo Aguado y demás cooptados egregios no podrían haber disfrutado de la financiación recibida.

PUEDE
 seguir leyendo el artículo completo en pdf AQUÍ.


NOTA (1): http://www.informeavina2014.org/emprendedores-sociales.php

PUEDE
 leer aquí anteriores artículos de Paco Puche:
- 19/06/19 Amianto, autónomos y empleados diversos: inmunes al mesotelioma
- 15/05/19 Sobre las Jornadas de Educación Crítica de León, 2019

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