Librero y ecologista

OPINIÓN. Lecturas Impertinentes. Por Paco Puche
Librero
y ecologista
28/07/09. Opinión. La concepción, funciones y evolución histórica del dinero
hasta llegar a sus modernas formas de producción, no sólo por los gobiernos
sino también por los grandes bancos y las multinacionales, son analizadas por
el colaborador de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com Paco
Puche. Economista de formación, librero de profesión, ecologista de vocación,
Puche explica de manera sencilla los modernos mecanismos de creación del dinero
y cómo la ausencia de control ha derivado en una crisis económica de alcance mundial,
ante la cual es necesario un polo fuerte de banca pública a modo de contrapeso y
poner freno al poder de las empresas multinacionales.
“No lo hemos podido
evitar” (Ensayo sobre el maldito parné)
María de la O, que desgraciaita
gitana tu eres teniéndolo tó…
Maldito parné que por su
culpita
dejaste al gitano que fue tu querer.
(Valverde, León y Quiroga)
CUENTA José Luis Sampedro, en sus conversaciones con Carlos Taibo ( La Catarata, 2006), que allá por el año 1959, en pleno Plan de Estabilización, bajó la renta nacional, lo que no impidió que los bancos, a pesar de la crisis, siguieran ganando. Un periodista preguntó a un banquero del Banco Español de Crédito: “Pero bueno don Pablo, ¿cómo es posible que cuando el país produce menos los bancos, en cambio, ganen más?”. Don Pablo Garnica, con la verdad más honesta, respondió candorosamente: “No hemos podido evitarlo”.
O sea, que más allá de la avaricia con la que uno se imagina a los banqueros o a los especuladores en Bolsa, estilo Madoff, lo que existen son mecanismos e instituciones, que hacen que ganen los de siempre, por eso la distribución de la renta está cada vez más concentrada en unos cuantos, mientras la miseria cunde por el planeta (225 de esos magnates tienen tanto como el 40% de toda la población, unos 2.500 millones de personas).
VEAMOS qué es el dinero y cómo sale de la manga con tanta facilidad.
En el principio
EL trueque era muy interesante, pero de alcance limitado. Tengo que buscar a quién le interesa lo que a mí me sobra y ponerme de acuerdo en el intercambio. Y esto es muy complejo. Por ejemplo, si existiesen 2.000 objetos a permutar, el número de combinaciones posibles sería de dos millones (si 50, las combinaciones serían de 1.225). Hoy, a través de internet, puede aumentarse el trueque y otras formas de reciprocidad, gestionándolo desde la proximidad.
POR eso se inventó el dinero, que algunos consideran como uno de los grandes inventos de la humanidad (y otros como instrumento del diablo que “inspira un amor que es la raíz de todos los males”. Maldito parné.)
AL principio, allá desde el siglo VII a.d.n.e, era un metal precioso acuñado, denominado moneda. El oro y la plata eran los mejores candidatos a convertirse en monedas por su aceptación general y su perdurabilidad. El valor simbólico de la moneda equivalía al valor real del metal fundido.
LA facultad de crear dinero era, normalmente, del soberano, que pronto se dio cuenta de que podían obtener ingresos con rebajar la ley de las monedas y acuñar con menos cantidad de oro de lo que la moneda llevaba acuñada como valor. Esto dio lugar a dos fenómenos: uno el conocido como ley de Gresham, según la cual la moneda mala desplaza a la buena, el otro la aparición, también por razones de facilidad, del papel-moneda, o dinero fiduciario. Es decir, dinero basado en la fiducia, nombre antiguo de la confianza. Esta confianza no era “por la cara”, sino que estaba sustentada en lo que hasta la Segunda Guerra Mundial se llamaría “el patrón oro”, es decir la promesa del soberano de canjear ese papel sin valor real (solo simbólico) por oro a instancias de su poseedor. Pero a lo largo de la historia más de una vez al soberano, o al estado, se le iba la mano, y no podía respaldar mediante reservas metálicas el papel moneda emitido. Se decía entonces que se había abandonado el patrón oro.
ESTA facultad exclusiva del soberano se
llamaba “señoreaje” y le permitía ingresos más fáciles socialmente hablando que
con los impuestos, porque por acuñar un papel que no valía nada obtenía el
importe de lo impreso en él. Por eso solía írsele
la mano. A este dinero se le llamaba y se le llama dinero legal.
¿Y que pasó con la confianza? En 1944,
los acuerdos de Bretton Woods terminaron con el patrón oro anterior pero lo
sustituyeron por uno nuevo en virtud del cual el Gobierno americano se
comprometía a cambiar dólares por oro, a un precio fijado de antemano. No en
vano disponían en esos momentos del 80% de todo el mineral de oro del mundo.
Pero pasó lo de siempre, se endeudaron tanto y tuvieron que emitir tantos
dólares que en 1971 abandonaron ese patrón y desde entonces no hay respaldo en
metálico. Con lo que una deuda exigible (el derecho a que la moneda fuese
canjeada por oro) se convirtió en otra no exigible por haber perdido el derecho
a la convertibilidad.
LA confianza se traslada entonces a la percepción del público de que el dólar será lo suficientemente “fuerte” como para que en todas partes sea aceptado en sus respectivas funciones.
¿Qué funciones cumple el dinero?
EL dinero cumple tres funciones: 1. Unidad de cuenta: consiste en traducir kilos, metros, etc. a euros y así facilitar la comparación de los valores de cambio y el intercambio de los objetos; 2. Medio de pago: ya lo hemos visto, que supera las dificultades del puro trueque en sociedades complejas; 3. Depósito de valor: permite ahorrar y guardar para el día de mañana, en poco o nulo espacio.
TODO aquello que cumpla estas funciones es considerado "dinero".
Otros creadores de dinero: dinero bancario
A partir de cierto momento (hace
muchos años) los banqueros descubrieron que los depósitos de la gente en sus
cajas fuertes no eran reclamados inmediatamente. Y que las corrientes de
ingresos y pagos diarios permitían, en circunstancias normales, no tener porqué
tener depositados en esas cajas todos los caudales que les habían encomendado a
su custodia.
POR ello inventaron prestar a otros
este dinero ajeno "sobrante".
NECESITABAN que el Estado dictara unas reglas del juego que se lo permitieran. Y también lo consiguieron.
DE modo que ahora están obligados sólo
a dejar en caja el 10% (o menos) de todos los depósitos, el resto lo pueden
convertir en deuda, prestando dinero ajeno. No siempre ha sido así, por ejemplo
en los años 70 el coeficiente de caja era del orden del 30%.
LA mecánica es la siguiente: yo deposito hoy 100 en
"mi" banco (da igual la moneda); "mi" banco deja 10 a buen recaudo y los 90
restantes te los presta a ti. Tú vas a tu banco y, de momento los depositas, o
si se los paga a otros es el otro el que va a "su" banco, da lo
mismo. El caso es que de los 90 que han sido recibidos como préstamo, el otro
banco se queda con 9 a
buen recaudo y presta los 81 restantes y así sucesivamente, hasta agotarse la
serie. ¿Cuánto dinero han prestado a partir de mis 100 unidades primeras? Se
sabe, y para los que recuerden el bachiller, es la suma de los términos de una
progresión geométrica de razón menor que 1 (Suma = al primer préstamo dividido
por 1 menos la razón que es 0.9. La cuenta es: S = 90/1-0.9 = 900). Luego por
cada 100 que se depositen un día cualquiera
ellos, los bancos, prestan 900.
DOS conclusiones se desprenden de esto:
una, que a mí me dan un interés por tener el dinerito en el banco, digamos que el 3%, a ti y a los demás
deudores le cobran el 5%, ahí ya ganan, se dice que ese es su negocio. Pero lo
que la gente no sabe es que ellos pagan por 100 y cobran por 900!, menudo
chollo. No pueden evitarlo.
LA otra conclusión es que el préstamo
que te dan es dinero, o sea que los bancos crean dinero, y esa facultad llamada
señoreaje ha sido, también, privatizada. Daly, un prestigioso economista
americano, dice con mucha intención que mientras a “los falsificadores se les
envía a prisión por fabricarlo, el sistema de bancos privados puede crearlo de
la nada y prestarlo con interés”.
POR tanto ya no es el estado el único que crea dinero, son también los bancos. La diferencia es que el dinero de curso legal son billetes o monedas y el dinero bancario son apuntes contables.
ESTAS lógicas son iguales para los macro como para los microcréditos, que suelen presentarse como socialmente beneficiosos.
POR eso tienen que tener ‘engañada’ a
la gente, porque si todos vamos el mismo día al banco a sacar nuestros ahorros,
nos encontraremos que no tienen dinero para devolver más que para unos pocos, y
hacen el "corralito". Es decir cierran ventanillas y no pueden pagar.
Es el pánico bancario. Si solamente existiesen estas dos formas de dinero, la
proporción de dinero en circulación sería del orden del 10% de dinero legal y
90% de dinero bancario. Pero la
cosa no queda aquí. Hay un tercer actor en escena: las grandes empresas
multinacionales también crean dinero. Es el bautizado por J.M. Naredo como dinero financiero. ¿Cómo se
fabrica? Parecido a los bancos. Una multinacional amplía capital, por ejemplo,
emitiendo unos documentos llamados acciones. Los coloca en el mercado (a través
de la bolsa normalmente) y al venderlos se encuentra en su banco un apunte en
el que le ingresan ese "dinero". El que ha
comprado las acciones tiene ocasión de venderlas de nuevo con ganancia y lo
hace, y así sucesivamente. Con esos apuntes contables uno, a su vez, puede
comprar un chalet o tierras, o lo que sea. Aunque es dinero ficticio o virtual,
mientras encuentra a alguien que adquiera los papeles en cuestión la bola (o la
burbuja) sigue andando y creciendo.
El dinero financiero virtual, los derivados y la crisis
PERO como el asunto les iba bien a los
especuladores, es decir a aquellos que meramente compraban y vendía papel con
ganancias, y las reglas desreguladoras del capital se lo permitían, inventaron
los "derivados". Si un banco te ha dado una hipoteca, el banco antes
conservaba el documento e iba recibiendo cada mes tu parte de pago (de capital
e intereses). Pero dijeron, vendamos este documento en el mercado y colocaron
tu deuda, con ganancias, en manos de otra persona, que a su vez encontró a
quién volver a vendérselo con ganancia y así sucesivamente y así la bola crecía
(y la burbuja). ¿Por qué había compradores? Porque esas operaciones pueden
proporcionar mucho más beneficio, más rápido y más cómodo que invertido en
empresas productivas.
SEGÚN dice Juan Torres (La crisis financiera, 2009) “se calcula que la economía financiera (los derivados y los mercados bursátiles de acciones, bonos, etc.) podrían movilizar cada día unos 5,5 billones de dólares, mientras que el PIB -producto interior bruto- diario sería de unos 0.15 billones (35 veces menos)”, en todo el mundo. Y según el Banco Mundial y el de Basilea, en 2007, los derivados alcanzaron la portentosa cifra de 500 billones (millones de millones) de dólares.
CON los derivados el banco ganaba por partida triple: ganaba en la venta, trasladaba el riesgo de la hipoteca al comprador del título derivado y recuperaba efectivo para volver a crear dinero bancario. Y más burbuja.
HUBIESE pasado de cualquier forma, pero ocurrió que como la voracidad del capital era tan grande, hasta los planes de pensiones privados los pusieron a operar en bolsa y servían para comprar y vender con ganancia estos documentos (que estaban actuando como dinero). Y empezaron a conceder hipotecas a personas totalmente insolventes (que se sabía que era imposible que pagaran el día de mañana) y también a dar hipotecas por encima de los valores reales del inmueble. Todo lo mezclaron (lo bueno y lo malo, eran las hipotecas subprime) y se pusieron a vender y otros a comprar... ¡qué locura!, pero el asunto funcionaba, y la bola (o la burbuja o la pirámide) crecía y crecía. Esa es la razón de que hubiese dinero para tanta urbanización, para tanto convenio urbanístico, para tanta corrupción. Había una liquidez fabulosa.
Y como dice Óscar Carpintero (Economía, poder y megaproyectos, 2009) “en la medida que se expanden estas formas de creación de dinero (dinero bancario y financiero), mayor será la concentración y apropiación privada del ingreso de la riqueza colectiva”. No hay que olvidar que el dinero legal representa menos del 10% del total de la masa monetaria en circulación.
PERO el tinglado estaba en tenguerengue, y cuando alguien se dio cuenta de que aquellos papeles no valían ya nada, porque la gente no podía pagar las hipotecas, reculó y la bola de nieve se deshizo en días. Explotó la burbuja y se pulverizó la confianza, y en ello estamos. Para darse una idea del desastre, en el episodio del crash del 29, que fue de menor cuantía, se tardó 10 años en recuperar la producción real.
UNA nueva pregunta, ¿cómo es que los
magnates se han dejado engañar por un tipo como Madoff? De nuevo Juan Torres lo
explica con claridad: esta gran estafa se ha llevado a cabo por tres medios:
uno, a través de los ‘gurús’ de las finanzas, economistas muy bien pagados que
han estado predicando la estabilidad intrínseca de los mercados, mediante
modelos matemáticos que mostraban (no han demostrado nada) que las
probabilidades de que, por ejemplo, las bolsas cayeran como lo hicieron en
agosto de 1998 era de ¡una entre 500.000
posibilidades!; dos, a través de las empresas de calificación de riesgos que
han ocultado sistemática y
deliberadamente la magnitud del riesgo, así “de todas las emisiones
calificadas en EEUU a lo largo de 2007, el 62% obtuvieron la mejor nota posible”,
después vino el derrumbe, y tres, el silencio de las autoridades cuando sabían
perfectamente el riesgo que se estaba acumulando.
Y otra pregunta impertinente, ¿de dónde sale todo este dinero de pronto para rescatar a los bancos y empresas multinacionales de sus tropelías? Téngase en cuenta que Madoff ha estafado “sólo” 65.000 millones de dólares y “los pagos efectuados hasta ahora en EEUU, por parte de los contribuyentes, para rescatar a los amos de Wall Street han sido por más de 2,5 billones de dólares”, según denunciaba Frank Rich, en el NYT, el pasado 12 de julio.
Este periodista lo ha dicho: de los contribuyentes: a través de un mayor endeudamiento de la economía nacional con el exterior (más deuda a las generaciones futuras), de la emisión de papel–moneda (sólo en los tres últimos meses de 2008 la Reserva Federal americana ordenó imprimir 600.000 millones de dólares nuevos) con la consiguiente presión inflacionaria y, por último, directamente de los propios ciudadanos en forma de más impuestos o de menos gastos sociales.
EL panorama es, pues, el siguiente: los bancos y grandes empresas, en las épocas buenas se inflan de ganar dinero, de acrecentar su poder de compra y saquear al personal y a la biosfera: privatización de beneficios; y cuando irremediablemente vienen las crisis, las pérdidas vuelven a pagarlas los ciudadanos: socialización de pérdidas.
EL diagnóstico del historiador americano J. Gora es explicable. Dice, “mientras nuestra historia actual se nos aparece llena de medidas políticas estúpidas, de financieros codiciosos, charlatanes del libre mercado, ladrones de cuello blanco y políticos que cuidan de sus propios intereses, y mientras los bancos embargan las viviendas de millones de familias, los trabajadores pierden sus empleos y desaparecen los ahorros de toda una vida, entendemos por qué la carrera salvaje del forajido Dillinger fascinó de ese modo a Norteamérica en los años 30”.
El dinero es poder
YA hemos visto, el dinero está en
manos de los bancos y de las multinacionales, porque el dinero legal es una
pequeña parte del total. Esto explica que fruto de las fusiones de empresas, al
día de hoy, las 500 mayores empresas del mundo dominen el 25% del PIB y el 50%
del comercio mundial, y que en España “1.400 personas, un 0.0035% del total de
la población, controlen las organizaciones esenciales de la economía española y
una capitalización equivalente al 80.5% del PIB” (J.Torres, o.c.). Y lo que ha
sido muy importante para tener en calma al personal, los grandes medios de
comunicación de masas (prensa, radio, televisión, etc.) se han concentrado al
punto de que sólo siete grandes corporaciones dominan el panorama mundial, por
lo que esto hace posible un grado de ocultamiento y mentiras sin precedentes.
Y poder es la facultad de influir en la creación de instituciones y leyes favorables (de burlarlas y de rehacerlas en caso necesario) por medio de potentísmos grupos de presión sobre los políticos, denominados ‘lobbies’. Por ejemplo, han conseguido hacer legal a los paraísos fiscales, centros de evasión fiscal, opacidad y mezcolanza de toda clase de dinero, el procedente de la venta de zapatillas con el de la venta de armas a países en conflicto. Una institución del capital en donde se prefieren mil dudas antes de una sola certeza: es el “no hay pruebas, si ha habido, ni las habrá”.
PERO nada como el siguiente asunto
doméstico explica el poder inmenso del dinero y de sus poseedores. De nuevo
recurrimos al libro de Juan Torres, La
crisis financiera, que dice así:
“Quien tiene dinero tiene poder. Poder de satisfacción y poder de decisión.
Valga un ejemplo. Según informaba la web El
Confidencial el 21 de septiembre de 2006 durante los años 1988 y 1989, el
Santander manejó cerca de medio billón de pesetas de dinero negro que provenía
de fuentes de financiación más o menos inconfesables... El Banco entregó al
fisco información falsa de 9.566 operaciones por valor de 145.120 millones de
pesetas. A tal efecto, no dudó en declarar como titulares a personas
fallecidas, emigrantes no residentes, ancianos desvalidos, etc."
COMO consecuencia del descubrimiento de estas irregularidades la acusación solicitó para el presidente del Santander, Emilio Botín, “un total de 170 años de prisión y una multa de 7,6 billones de pesetas (46,2 millones de euros) y una responsabilidad civil de 14,1 billones de pesetas (84,9 millones de euros), que es perjuicio causado a la hacienda pública”. Pues bien, el diario El País informaba el 27 de mayo de 2008 que el ex ministro de Economía, Rodrigo Rato, para defenderse de las acusaciones de supuestos favores, presentó un escrito de la ex-secretaria de Estado de Justicia y ahora vicepresidenta, María Fernández de la Vega, el 25 de abril de 1996, por la que ésta pidió que se cursaran instrucciones a la Abogacía del Estado para que no se dirigiera acción penal alguna contra la citada entidad bancaria. Gracias a lo cual su presidente ni siquiera fue juzgado por esas actuaciones”. Sin comentarios.
Consecuencias sociales
SEGÚN el director general de la OIT, Juan Somavía, el número de desempleados en el mundo es de 190 millones de personas, en 2008; pues bien la crisis aumentaría en 51 millones durante 2009 y los trabajadores pobres (aquellos que ganan menos de 2 euros al día) serán el 45% de la población activa, es decir 1.400 millones.
¿Qué hacer?
BÁSICAMENTE controlar este inmenso poder en manos de los bancos y grandes empresas, democratizar la economía y tener en cuenta los límites del planeta que ya se han superado, como dijimos en nuestro anterior trabajo sobre la necesidad del decrecimiento de los países del Norte rico.
PARA ello:
1º Es necesario que el señoreaje revierta en lo público con mucha más democracia: hay que recuperar un polo fuerte de banca pública y aumentar los coeficientes de caja hasta cerca del 100 por 100, o sea cerca de la negación del dinero bancario, y cambiar su lógica de funcionamiento. Esto implica la proliferación de bancas sin intereses, bancas éticas, trueque, dinero local, bancos del tiempo, etc. Aquí es bueno recordar aquella advertencia de uno de los padres fundadores de Norteamérica, Thomas Jefferson, tercer presidente USA: “Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que todos los ejércitos listos para el combate. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.
2º Igualmente a las multinacionales hay que controlarles, en principio, su capacidad de creación de dinero financiero, por medio de la desaparición de los paraísos fiscales, la disminución drástica de la especulación, la desaparición de los derivados, la modificación de funciones y poder de la Banca Central y el fomento de la inversión hacia actividades productivas. En última instancia, esas corporaciones que dominan el mundo deben desaparecer, y deben proliferar las empresas descentralizadas, soberanas, relocalizadas y cooperativas.
3º Las citadas actividades productivas han de reorientarse hacia la famosa sostenibilidad y finalidad social, por tanto hacia la economía solar, los bienes públicos y comunes y los servicios a la sociedad. Para ello es necesario el decrecimiento en el Norte, la desconexión del Sur y el reparto del tiempo de trabajo socialmente necesario, compatible con la capacidad de carga del planeta y con la solidaridad con las generaciones futuras.
ESTO es una revolución, que como dice Castoriadis (‘Una sociedad a la deriva’) no tiene por qué significar la toma violenta del poder, porque “revolución significa una transformación radical de las instituciones de la sociedad. Pero para que tal revolución exista, hace falta que haya cambios profundos en la organización psicosocial del hombre occidental, hace falta que se abandone el imaginario capitalista de una expansión ilimitada”.
PUEDE consultar aquí otros artículos anteriores de Paco Puche:
- 07/07/09 El teorema de la imposibilidad: en defensa del decrecimiento
- 23/06/09 Amianto: crónica de una tragedia anunciada
- 28/05/09 Réquiem por AVINA
- 19/05/09 Democracia S.A.
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