OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista
23/09/15. Opinión. “Wikileaks ofrece 100.000 euros a quien le filtre datos sobre las secretas negociaciones de este tratado; mientras tanto, la gran prensa europea mira para otro lado y se dedica a las relaciones públicas”, asegura el periodista Dardo Gómez en su último artículo de opinión en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
TTIP; el secreto mejor guardado por los medios
GEORGE Orwelldecía que"periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas". Supongo que podríamos ampliar ese arco ‘orwelliano’ y agregar que también es periodismo averiguar y contarle a la gente lo que entendemos que necesita saber para defenderse de los que ocultan información.
EL pasado 11 de agosto distintos medios publicaron que la organización Wikileaks ofrece una recompensa de 100.000 euros a quien le filtre el texto del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones que se está negociando actualmente entre Estados Unidos y la Unión Europea (TTIP).
UN tratado que impulsa la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, (Transatlantic Trade and Investment Partnership) y que, según sus promotores, habrá de aportar innúmeros beneficios a los pueblos de Estados Unidos y Europa. El propio ministro José Manuel García-Margallo ha destacado que el TTIP es una prioridad para España y “el acuerdo está dentro de las grandes corrientes que están moviendo el mundo".
JUAN Rosell, presidente de la patronal española, ha asegurado que "libertad y comercio son al final dos caras de una única moneda" y denunció la "desinformación" que lo perjudica.
Y en esto podríamos estar casi todos de acuerdo; si es de tamaña trascendencia y tan beneficioso para la sociedad, sorprende esa falta de información y de diálogo abierto que sigue rodeando su negociación.
Bajo siete llaves
SI Wikileaks ofrece esa recompensa es porque ese trámite lleva un rígido ‘top secret’ y que, por otro lado, los grandes medios de comunicación no parecen compartir la sentencia de Orwell y tampoco están por la faena de investigar.
LAS medidas, dentro del Parlamento Europeo, para guardar esos secretos no son pocas. Sus diputados solo pueden acceder a la lectura de los documentos en unas salas custodiadas y previa firma de un acuerdo de confidencialidad que los compromete a no revelar nada de lo allí leído; so pena enfrentarse a sanciones administrativas o procesos penales. Los diputados deben abandonar todas sus pertenencias para acceder a estas salas y no pueden llevar ningún dispositivo capaz de copiar o reproducir los documentos confidenciales. Solo bolígrafo y papel.
EL último julio, Lola Sánchez -europarlamentaria por Podemos y miembro de la Comisión de Comercio Internacional (INTA)-, que por tres veces ha estado en esa sala de custodia se quejaba de que la parte pública de los documentos sobre el TTIP, publicados por la Comisión Europea en su web, solo están accesibles en inglés, por lo que “la gran mayoría de los ciudadanos europeos no puede acceder a las fuentes que sí son públicas”.
NO me digan que tanto secreto no debería poner los dientes largos de las grandes agencias; revelarlo sería una exclusiva mundial, sin embargo no parece haber interés.
Las razones que lo justifican
LA comisaria europea de Comercio, Cecilia Malström, ha dicho en Bruselas que no habrá limitaciones en la información, aunque señaló que “hay algunos puntos que no se pueden publicar, como los relacionados con el acceso al mercado, las cuotas y las tarifas. Porque son muy sensibles y es necesario cierto secretismo durante la negociación”.
NINGÚN gran medio de comunicación se pregunta ¿por qué? Sin embargo la defensora del pueblo de la Unión Europea, Emily O’Reilly, no lo ve así y entiende que los europeos deben acceder a toda esa información. Su portavoz, Gundi Gadesmann, decía: “Creemos que tiene que haber más transparencia en los textos consolidados de la negociación, especialmente en lo que se refiere a la posición estadounidense. Y eso tiene que hacerse antes de que termine la negociación”.
ESTÁ claro, a toro pasado no valdría de nada… Pero es que Cecilia Malmström, el negociador principal de la parte europea, ha reconocido públicamente que todos los documentos relacionados con las negociaciones estarían cerrados al público durante al menos treinta años; lo que sería una excepción notable a la Regla 1049/2001 que establece que todos los documentos de las instituciones europeas han de ser públicos.
POR su parte, el comisario Karen De Gucht aseguró en el Parlamento Europeo que la negociación del TTPI debía tener cierto grado de confidencialidad y negó que su negociación pudiera transferirse a los representantes de ese Parlamento. A propósito, a este pájaro los tribunales de su país le reclaman una multa de 900.000 euros por no pagar impuestos.
ANTE los tibios desmentidos de Malmström distintas voces se han levantado para decir que miente y que “los documentos cruciales sobre el TTIP han sido escondidos de la opinión pública, como por ejemplo la demanda del Gobierno estadounidense para abrir el mercado de la educación universitaria en la UE”.
UNA controversia que, sin duda, debería despertar el interés de los grandes grupos mediáticos, que poseen grandes recursos para llevar a término una investigación con rigor y eficacia. Pero, nada de nada…
Alguna experiencia hay
HAY experiencias publicadas de que este tipo de acuerdos no son muy buenos, Tras dos decenios de aplicación del Tratado de Libre Comercio entre Canadá, EEUU y México (NAFTA), ha aumentado la externalización de servicios mexicanos a favor de las multinacionales y su ratio de importaciones sobre exportaciones ha crecido de forma muy desigual. La experiencia ha demostrado que la previsión de creación de miles de empleos era totalmente errónea. El dato objetivo es que la pérdida de puestos de trabajo, así como de su calidad, es notable.
TAL vez escamado por esas experiencias y también molesto por tanto secreto, el pasado siete de septiembre, el presidente del Gobierno de Uruguay, Tabaré Vázquez, se ha comprometido a dar marcha atrás y abandonar las negociaciones del “Trade in Services Agreement” (TiSA), una suerte de TTPI que abarca a cincuenta países, incluida España, y que se negocian en el más absoluto secreto desde 2013.
ESTA deserción ha pasado de puntillas por los grandes medios españoles; mientras que el digital público.es señalaba al respecto que “ni Mariano Rajoy ni Jean-Claude Juncker han movido un dedo tras destaparse algunos de los secretos del TiSA. Las revelaciones sobre su carácter antidemocrático filtradas por Wikileaks y publicadas por este diario y las críticas sobre su oscurantismo no han logrado sacar una explicación al jefe del Ejecutivo español o al presidente de la Comisión Europea, máximo responsable del acuerdo que sus subordinados negocian como la única voz de los 28”.
“Wanted” para el TTPI
MIENTRAS tanto la web de publicación y análisis de documentos secretos WikiLeaks sigue adelante con su campaña de crowfunding para recaudar esos 100.000 euros que despierten el apetito de los caza recompensas.
LA organización ha definido esa información sobre el TTIP como el "secreto más deseado de Europa" y las primeras aportaciones están llegando de activistas y algunas celebridades europeas y estadounidenses.
ENTRE ellas se hallan el exministro de finanzas griego Yanis Varoufakis, la diseñadora y activista medioambiental británica Vivenne Westwood, el periodista estadounidense Glenn Greenwald, el veterano director de cine y periodista de investigación John Pilger, el exanalista de las Fuerzas Armadas estadounidense responsable de la filtración de los papeles del Pentagono Daniel Ellsberg y el editor jefe de WikiLeaks, Julian Assange.
ÉSTE último, desde su obligado exilio en la embajada de Ecuador en Londres ha afirmado que el secretismo en torno al TTIP "proyecta una sombra sobre el futuro de la democracia europea", y que ese tratado “afecta a la vida de los ciudadanos europeos y coloca a Europa en un conflicto a largo plazo con Asia. Es la hora de que se acabe con este secretismo".
LA forma en que están actuando los 30 funcionarios que negocian bajo la dirección de Cecilia Malmström, que tiene como jefe de equipo al español Ignacio García Bercero, permiten sospechar quienes se pueden llevar el gato al agua con este tratado.
EL equipo de García Bercero anuncia que se ha reunido con organizaciones profesionales, sindicatos y movimientos civiles; pero el balance es muy favorable al lobby industrial, como reveló un informe del verano pasado del Corporate Europe Observatory (CEO), un grupo que vigila la actividad de los lobby en Bruselas.
SEGÚN sus cálculos, durante la fase preparatoria en 2012 y 2013, la Comisión mantuvo 566 reuniones con esos grupos de presión, normalmente a puerta cerrada. De estos encuentros, 520 (el 92%), fueron con representantes de diferentes sectores industriales y empresariales; sólo un 4% fue con grupos de activistas, académicos u otro tipo de expertos.
TAMBIÉN en EEU la balanza de los lobby está trucada. Según ha publicado el “Washington Post” en febrero de 2014, entre los 566 miembros de los 28 comités consultados, 306 representaban a empresas privadas y 174 a patronales, el 85% del total. Por los sindicatos solo se atendieron a 31 representantes y de las ONG, 16; solo 25 de la administración pública y 14 del mundo académico.
Las puertas giratorias, giran…
ALGUNOS de los más altos responsables políticos y funcionarios de la UE cruzan al otro lado de la mesa con información relevante para la industria con gran frecuencia. Así lo hace constar el último informe de Corporate Europe Observatory (CEO) que, entre los quince casos investigados, denuncia el comportamiento “poco ético” de la ejecutiva española, María Trallero. La ejecutiva española tiene larga experiencia en la defensa de los intereses comerciales de la UE tras su paso por la Organización Mundial del Comercio (OMC) entre 2005 y 2012. El informe reprocha a la Comisión Europea que en 2013 permitiera su fichaje por la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA) en Bruselas, uno de los principales grupos de presión de la industria farmacéutica. Trallero, está claro, bendice la futura alianza comercial entre Europa y Estados Unidos.
A medida que continúan las conversaciones para el TTIP, el referido CEO ha documentado diversos casos de puertas giratorias; entre ellos los de un eurocomisario, eurodiputados y altos funcionarios europeos con vínculos o intereses en este Tratado de Comercio e Inversiones UE- EEUU, que han pasado a cargos directivos de grandes multinacionales o de sus organizaciones.
ASÍ las cosas, crece el convencimiento de que se busca la plena liberalización del comercio y la desregulación interna a los dos lados del Atlántico y que es cierto que se propone la privatización de servicios tales como la Educación o la Sanidad, además de trasladar la regulación de la competencia y de los mercados internos a organismos independientes de los Estados.
SIN duda, aquí hay mucho que investigar y está claro que es función de los medios de todos los países implicados ir tras esa información, pero no hay caso.Esta semana leía que seis grupos empresariales plurisector -General Electric, News Corporation, CBS, Time Warner, Viacom y Disney- son accionistas principales del 90% de los grandes medios de prensa en Estados Unidos. Igual, algo tienen que ver con tanta discreción…
PUEDE ver aquí anteriores artículos de opinión de Dardo Gómez:
- 07/09/15 Los mensajeros y cómplices del odio
- 24/07/15 Pero, de verdad, ¿quién cree en los grandes medios?
- 17/07/15 Cautivo y desarmado el pueblo griego, la prensa ha alcanzado sus objetivos
- 12/06/15 Con coraje y decencia, ¿se podrá cambiar algo?
- 07/05/15 Se acabó la crisis del periodismo, esto es lo que queda
- 09/04/15 LENA: una alianza perversa contra los europeos
- 02/03/15 Tú también… Pablo Iglesias
- 30/01/15 Usted, ¿Quién dice que es?
PUEDE ver más de Dardo Gómez pinchando en las relacionadas de este enlace:
- 11/12/14 Algo se está moviendo en España