OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista

08/10/15. Opinión. “Tras la aberración informativa de las últimas elecciones catalanas, los políticos en los gobiernos se dedican a aceitar las vocaciones corruptas de los grandes medios con vistas a las generales de diciembre y con el dinero de los españoles”, sentencia el periodista Dardo Gómez en su último artículo de opinión en  EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.

No desesperen aún, lo peor está por llegar…

GRAN parte de los periodistas del Estado español y de cada una de sus autonomías parecen creer que son gente importante; hablo, sobre todo, de los que se dedican a opinar a toda hora sobre todo y en la plataforma que le echen.

ESTOS personajes parecen creer que sus opiniones son esenciales para el debate público, lo que los autoriza para que -además de desinformar y confundir- se pongan chulos o pedantes delante de la audiencia. Esa supuesta autoridad los lleva a proclamarse guardianes de la democracia y a sentirse censurados o atacados en su libertad de expresión, si alguien de fuera se mete con ellos.

COSA que solo suele ocurrir cuando ya dan claras muestras de su ignorancia o, simplemente, mienten a sabiendas para sostener sus teorías. Argumentos que solo sirven para la defensa de las trincheras a las cuales responden; no me atrevo a indagar en razón de qué intereses.

NO creo que sea por el dinero que les pagan por ponerle cara a tanta sandez delante de las cámaras; esos kilométricos, esperpénticos y supuestos debates televisivos son muchos más baratos para las cadenas que un programa decente. Sin duda, los beneficios deben caerles de otra parte; salvo que ellos acepten pobres salarios por sus tristes papeles porque saben que valen mucho menos de lo que aparentan.

Aberraciones a “gogó”

LO cierto es que en las últimas elecciones catalanas estos “opinadores” han superado sus actuaciones habituales y han proclamado su renuncia a toda responsabilidad de informar. Así es que, junto con los escribas de confianza de gran parte de los medios de todo el Estado, han montado un circo irresponsable que se ha dedicado a estimular los más bajos instintos y a hurgar en los más pueriles sentimientos para incentivar un odio injustificable entre las personas.

ES mala cosa y espero que no tengamos que arrepentirnos los demás de las peligrosas barbaridades que ellos han vertido; también me gustaría, sin demasiada esperanza, que estos pseudo informadores adquirieran conciencia del uso irresponsable que hacen de los medios y pidieran disculpas. De esto último, repito, no me hago ilusiones.

EL conocido periodista Jordi Évole, al analizar su decisión de mantenerse al margen de tanta desorientación, señalaba que “seguramente lo más útil para la ciudadanía era contar con periodistas que observasen e investigasen los hechos y se los contasen. Aunque también les aseguro que en un momento como este, hasta informando de la forma más aséptica, alguien te diría que te estás posicionando. Por supuesto que todos tenemos una línea editorial. Pero hemos confundido esa línea con la militancia. No es la primera vez que sucede, pero nunca con tanto descaro. Vivimos momentos de filas prietas y cualquier crítica a los tuyos puede ser interpretada como traición.

Por eso, una semana después de las elecciones, escasean las informaciones que salgan de la trinchera. Por eso casi todos creen que han ganado, aunque por dentro puedan pensar que igual también han perdido.

Y allí están, atizando el fuego de las interpretaciones torticeras tanto los “opinadores” de siempre como los medios casposos que alargan el cazo a sus respectivas administraciones.

ÉSTAS, tanto la española como la catalana y algunas otras, han estimulado los niveles de audiencia de los medios públicos que dominan rebajando los niveles de su responsabilidad informativa; no importa que hubiera que sacrificar equidad, pluralismo o veracidad.

UNOS y otros sentían que debían responder al mandato sagrado de sus respectivos nacionalismos y, ante ellos, postergar toda ética y respeto deontológico. El derecho a la información, un derecho humano universal, ha sido suspendido, de forma conciente, al servicio estos intereses.

LO más grave, si es que puede serlo, es la actitud de los periodistas que han sido ganados por el ardor de la “militancia” y que defienden su “derecho” a la manipulación informativa apelando al burdo pretexto de que los de la trinchera de enfrente manipulan tanto como ellos o más.

DAN pena, torpes de toda torpeza…

Y la que se nos viene…

TAL vez alguno piense que nos estamos martirizando a toro pasado, que esto ya acabó como acaban las promesas electorales; no lo crean, la negrura de la tormenta nos arrastra hacia el próximo veinte de diciembre.

NADA será mejor que lo que pasamos, porque los artífices supremos de la majadería ya están aceitando sus herramientas de corrupción informativa; más allá de los medios públicos que usurpan, ya han comenzado o continúan corrompiendo a los medios privados. Aunque bien es cierto que a estos últimos no les da mucho asco ser corrompidos desde el poder de la administración o desde cualquier otro.

EL dinero repartido este año por la Generalitat de Catalunya entre la prensa catalana, bajo el subterfugio de “subvenciones estructurales”, supera largamente los veinte millones de euros; aunque el diario mimado por la administración se lleva más de 800 mil de esa bolsa de compra de favores. Estoy seguro que prebendas similares se reparten en otras autonomías; Galicia sería otro ejemplo.

POR su parte, el actual Gobierno español maneja a su antojo el espacio televisivo, que es propiedad de los españoles, y lo utiliza para estructurar su particular ‘TDT Party’. Así, con total desparpajo acaba de repartir entre sus empresarios de confianza, a menos de dos meses de las elecciones generales, las licencias televisivas destinadas a asegurarle un futuro respaldo mediático sea cual fuere el resultado de esas elecciones.

ESTAS seis nuevas licencias de canales de televisión han sido concedidas a toda prisa y a pesar de que el Tribunal Supremo todavía no ha resuelto el recurso presentado por la Red de Medios Comunitarios (ReMC) contra este concurso público que, desoyendo lo que establece la ley, discrimina y excluye a esas emisoras.

AQUÍ vale todo y nadie se ruboriza.

Baile de obsecuencias en los medios

CON estas cartas sobre las mesas de las trincheras y las bocas de algunos periodistas babeando de obsecuencia sobre ellas, no lo duden, nos esperan unos meses de auténtico terror mediático.

CADA uno al servicio de su amo y todos contra la ciudadanía y la democracia; que los verdaderos dueños de la información no les importan a los grandes grupos mediáticos. Los derechos de la ciudadanía son, para ellos, sacrificables ante el altar de sus intereses espúreos.

SIN duda que lo disfrazarán con el pretexto de su libertad de expresión y su derecho a la libre elección de su línea editorial; mentiras, solo se manifiestan al dictado de sus amos y nunca conocieron el valor real de la libertad.

JORDI Évole cerraba su artículo con gran desconsuelo y dolorosa resignación, seguro como está (yo también) de que no es probable que la razón y la decencia entren en las rotativas y micrófonos de algunos medios de “referencia”.

ESTE periodista señala: “no se preocupen, que lo que digo no servirá de nada. Se seguirá alimentando el conflicto. Porque hay quien vive de ese conflicto. Es mucho mejor hablar de esto que de cosas que afectan directamente al ciudadano: la desigualdad creciente, los sueldos precarios, los servicios públicos mermados. Por eso, que el conflicto se enquiste y se retroalimente es la gran victoria del poder. De aquí y de allá. Un poder cada vez más independizado de la ciudadanía que peor lo pasa.”

QUÉ ganas tengo de equivocarme…

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