“La agenda migratoria de la UE la está dictando la ultraderecha, mientras el resto mira hacia el tendido como si la humanidad no fuera con ellos y los conservadores españoles reclaman más competencias para Frontex, el brazo armado de la crueldad”
OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista
04/11/24. Opinión. El conocido periodista Dardo Gómez reflexiona en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los migrantes: “Frontex es la forma familiar de denominar a la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, que no es más que una fuerza policial dedicada a fabricar formas para impedir el paso de quienes pretende huir del hambre y/o la represión y reprimir ante tales intenciones y...
...que, a pesar de las afirmaciones de los agentes del odio al migrante, parece que es eficaz en su gestión de terror”.
Europa olvida que hace unos decenios llenó el mundo de migrantes
Como he señalado en mi artículo anterior para “El Observador” todo parece indicar que las fuerzas de la discriminación y el odio pueden ganar la partida en su intención de crear prisiones para quienes no han cometido ningún delito, salvo el de ser migrantes. Parece no importar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre otros bienes fundamentales, señala que: Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
Se hace muy difícil entender cuál es la parte de estos mandatos que no se entiende, ni porqué razón de similar incomprensión los partidos de la derecha con su silencio y mirada al tendido avalan las teorías crueles de la ultraderecha para que estos derechos no beneficien a las personas migrantes.
En el Parlamento Europeo la portavoz del PP, Dolors Montserrat, ha sostenido que “el verdadero efecto llamada de la UE se llama Sánchez”, y afirma que la supuesta inacción de éste “no sólo pone en riesgo la seguridad de la UE sino a los miles de inmigrantes utilizados por las mafias”, para luego ponerse abismal y asegurar que “la frontera sur está en riesgo de colapso ante la llegada constante de inmigrantes irregulares. Las mafias no eligen al azar donde envían las pateras”, y que Canarias, Ceuta y Melilla son las playa europeas “que más inmigración irregular reciben y no es por casualidad”.
La exministra española se mete en el frasco de las culpas causales y asegura que el Gobierno español “no protege las fronteras ni a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Elude la cooperación internacional, desoye a Europa y desprecia la ayuda de Frontex”.
En este último argumento sigue las líneas de su líder, Alberto Núñez Feijóo, quien viene acusando de forma reiterada al Ejecutivo español de no haber pedido ayuda al organismo europeo de control migratorio en la dramática ruta canaria. “Los aviones de Frontex no están volando a Canarias, debe haber una explicación, pero el Gobierno se niega a darla”, y se lamenta de que “no está activando la herramienta de Frontex”.
La pregunta es ¿de qué nos puede salvar Frontex?
Sepamos qué es el reclamado Frontex...
Frontex es la forma familiar de denominar a la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, que no es más que una fuerza policial dedicada a fabricar formas para impedir el paso de quienes pretende huir del hambre y/o la represión y reprimir ante tales intenciones y que, a pesar de las afirmaciones de los agentes del odio al migrante, parece que es eficaz en su gestión de terror. Según los datos dados a conocer por estos mismos controladores en su último informe, conocido hace pocas semanas, en los nueve primeros meses de 2024 el número de entradas irregulares en la UE ha descendido un 42% y ahora se sitúa en 166.000. El descenso más relevante se detecta en las rutas de los Balcanes Occidentales, un 79%, y el Mediterráneo Central, un 64%. Sin embargo, se han incrementado las entradas por la frontera oriental, un 192%, y según los datos Frontex África Occidental (Canarias). Que es lo que más duele al PP e irrita a Vox.
Todo esto a pesar de que el controlador acumula muchos años de experiencia sobre el terreno de las fronteras ya que empezó a operar en 2005 con apenas 50 empleados, 6 millones de euros de presupuesto y funciones técnicas muy limitadas como el análisis de los supuestos y dirigidos riesgos de la mal llamada “migración ilegal”. Quince años después, Frontex es el core de la Gestión Europea Integrada de Fronteras (IBM) y maneja un presupuesto de película, tiene más de 1.200 empleados, y el reclutamiento permanente de 10.000 guardias fronterizos que, de hecho, son el primer cuerpo uniformado y armado de la UE.
Goza de un incremento progresivo de su presupuesto; de tal forma que los 143 millones de euros previstos para 2015 pasaron a 238 millones de euros en 2016; escalaron a 281 millones en 2017 y se preveían 322 millones de euros para 2020.
A pesar de todos estos respaldos económicos nada desdeñables ese mismo año comenzaron las dudas sobre las bondades de sus funciones. Distintos medios de comunicación independientes y organizaciones de activistas europeos detectaron que la organización mimada por el Área de Justicia e Interior de la UE no solo no movía un dedo por frenar las devoluciones ilegales sino que, en muchos casos era cómplice de las autoridades griegas para facilitarles esos devoluciones y/o expulsiones colectivas.
Según las organizaciones denunciantes, estos malos ejercicios del personal de Frontex en la fronteras griega (se sospecha también que en otras) habría puesto en riesgo vidas de inocentes por sus métodos violentos para evitar que a las personas pudieran solicitar asilo en suelo heleno o, por lo menos, no garantizó el cumplimiento de las obligaciones legales.
“La investigación interna3 y el informe posterior de la Comisión Especial del Parlamento Europeo (FSWG)4 no pudieron llegar a la conclusión de que hubo una implicación directa del personal de Frontex en estos graves incidentes. Pero sí quedó demostrado que Frontex incumplió su deber al no darle el seguimiento debido y no evitar esas violaciones” se ha señalado.
Un informe de la Agencia Antifraude de la UE (OLAF) ha llegado a la conclusión de que Frontex ha sido cómplice de estas violaciones de derechos humanos mediante el ocultamiento de los hechos a sus propios agentes y que les impidió trabajar al retirar su vigilancia aérea para no registrar dichas violaciones. El mismo informe ha documentado que la agencia cofinanció a algunas de las entidades griegas que hicieron devoluciones en caliente y operó de forma conjunta con ellas aunque se tratara de claras “infracciones legales graves o persistentes”.
No creo que la señora eurodiputada ni el jefe de su partido desconozcan estos hechos que les impedirían recomendar con tanta vehemencia los servicios de esta agencia.
A confesión de parte, relevo de pruebas
Estas acusaciones no fueron negadas con pruebas suficientes por Frontex y cuando su entonces director Fabrice Leggeri dimitió en abril de 2022, agobiado por las denuncias contra su gestión señaló: “Parece que el mandato de Frontex por el que he sido elegido y renovado en junio de 2019 ha sido modificado de forma silenciosa pero efectiva”. Es decir que se revolvía por tener que renunciar por unas prácticas que él creía eran el ADN de la organización y que él sólo era el cabeza de turco.
Aunque no creo que le hicieran mucho asco esas malas praxis ya que ahora es eurodiputado por el partido Agrupación Nacional (AN) de Marine Le Pen y miembro de la comisión Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, que es la encargada de vigilar las actuaciones de Frontex. No puede ser casual esa elección y no creo que este eurodiputado se vaya a preocupar por la opacidad en las gestiones de la agencia.
Ludek Stavinoha, profesor la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, y autor de algunas de las más importantes investigaciones sobre las actividades de Frontex, sobre todo en los Balcanes, ha señalado: “La agencia sigue siendo bastante opaca, no hermética, pero sí opaca. Y hay mucha opacidad en torno a la toma de decisiones en los niveles más altos; esto es algo con lo que hemos tenido que lidiar mis colegas y yo tratando de entender lo que está ocurriendo en su interior”.
No menos grave son las actuaciones de Frontex en graves casos de naufragios como el ocurrido el 26 de febrero del pasado año en las costas de Catania, donde murieron 94 personas, y el del pesquero Adriana, con más de 600 personas que se hundió en las aguas griegas de Pylos, apenas 104 fueron rescatadas con vida.
En el primer caso, personal de la agencia sobrevolaba la escena con una avioneta pero no lanzó una alerta sobre la extrema situación en que se hallaban. Así fue durante varias horas en los que no se lanzó una alerta de salvamento. En Pylos, la avioneta de Frontex avistó al Adriana, pero no emitió una alerta de socorro.
La Defensora del Pueblo Europea, Emily O'Reilly, en su informe de la investigación del caso cuestionaba las reglas que impiden que Frontex actúe sin el consentimiento de las autoridades nacionales y lamentaba la inacción de la agencia. “Frontex fue renombrada en 2016 para incluir la designación de 'guardia costera', pero su mandato y el alcance de sus actividades no alcanzan lo que generalmente se entiende como la misión de un guardacostas”. El director ejecutivo de Frontex, Hans Lejtens le respondió: “No somos la agencia europea de búsqueda y rescate. Somos la agencia europea de la guardia de fronteras y costas”.
Si esta es la agencia a quien debemos confiar la gestión de nuestras fronteras y la vida de los migrantes, el asco lleva a las arcadas y no dejan muchas esperanzas.
El neerlandés Geert Wilders, ha declarado ufano ante el CE que "Un nuevo viento recorre Europa" al comprobar como un Estado europeo tras otro está dispuesto a considerar como viable las propuestas xenófovas de la presidenta italiana Giorgia Meloni. La agenda migratoria en la Unión Europea está siendo marcada por los partidos ultranacionalistas, mientras el resto disimula y se los ve dispuestos a seguir negando amparo a los migrantes, devolviéndolos en caliente, dejando que mueran en las aguas mediterráneas y entronizando la crueldad como un rasgo dominante de esta vieja Europa que decenios atrás llenó el mundo de migrantes.
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