Periodista y secretario de Organización de la FeSP

OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario de Organización de la FeSP
13/05/09. Opinión. El secretario de Organización la Federación de
Sindicatos de Periodistas (FeSP) propone un breve pero agudo análisis sobre la
cuestión de la acreditación y el valor legal de los carnés de periodistas en
España. A diferencia de otros países europeos, en el nuestro no hay ningún
órgano público que, respaldado por una ley específica, otorgue a los
profesionales un carné de periodista que sirva de certificado a todos los
efectos. En la actualidad, los distintos ‘carnés de prensa’ existentes los
expiden las propias empresas para las que los informadores trabajan, y las
asociaciones de periodistas a sus miembros, que en ningún caso demuestran otra
cosa que la pertenencia de su titular a una plantilla o a una sociedad. EL OBSERVADOR /
www.revistaelobservador.com
sigue ampliando,
con esta sección y otros artículos, la información sobre las distintas
vertientes de las problemáticas laborales e institucionales de la profesión y
el sector de la comunicación.
Los calvos peleándose por un peine
LA
credencial de periodista profesional no existe en España ya que nadie tiene
capacidad legal para otorgar esa certificación. Si estos carnés fueran de
verdad, como en otros países, muchos de los ‘colegas’ circulantes ya lo hubieran
perdido y otros nunca hubieran accedido a ellos.
desde
hace algunas semanas ha sido motivo de debate entre algunos periodistas el
antiguo y recurrente debate sobre ¿quién es periodista?
esta
vez el tema ha resurgido porque se ha conocido que la Federación de Asociaciones de
Periodistas de España (FAPE) ha negado el acceso a esa asociación a dos
conocidos periodistas. El argumento de esa organización es que estos colegas no
pueden asociarse a la organización porque no poseen un título universitario de
periodista.
YO
lo hallo coherente y encuentro que esta federación tiene todo el derecho de
hacerlo si sus estatutos limitan el acceso a los licenciados en la materia. El
absurdo no está allí, llega cuando el debate se desarrolla como si se les
estuviera negando a estos colegas el carné que los acreditaría como periodistas.
ES
que algunos colegas no se han enterado que tal acreditación en España no
existe, como no existe ninguna entidad oficialmente capacitada para otorgarla.
NADIE
tiene esa facultad otorgada por una ley del Estado como ocurre en otros países
y lo que entregan nuestras asociaciones de la prensa y los colegios de
periodistas es un carné que certifica que son socios de esas respectivas
organizaciones.
SI
de verdad fueran una acreditación profesional como las que existen en los
países de nuestro entorno no serían tan fáciles de obtener; muchos de los ‘colegas’
circulantes ya la hubieran perdido y otros nunca hubieran accedido a ella.
COMO
no quiero que nadie se ofenda, me apresuro a señalar que esto no es por defecto
de las organizaciones y que yo también tengo, desde hace años, un carné de este
tipo, y que aprecio a la entidad a la que estoy asociado.
Acreditaciones
COn
la desaparición de la ‘ley Fraga’ y sin la necesidad de acreditación para
ejercer, esos carnés han quedado en el limbo de la ‘carnetitis’; aunque siguen
siendo buenos para acceder a algunos descuentos en Renfe o disponer de una
buena mutua sanitaria como los que podría tener cualquier organización; pero,
de acreditación profesional… nada de nada.
asociaciones
y colegios lo saben y procuran mantener el tipo, pero estas supuestas
acreditaciones nada tienen que ver con las de nuestros colegas de Francia,
Portugal o Italia, donde, de verdad, son un documento que identifica al
informador ante cualquier estamento y garantiza el respeto de los derechos del
profesional en el ejercicio de su profesión.
simplemente,
nuestras supuestas ‘acreditaciones profesionales’ no lo son por la inexistencia
de la autoridad legal que debería emitirla y porque no hay ningún cuerpo legal
que haya consagrado de manera específica los derechos y obligaciones del
informador.
Periodistas a gogó
a
pesar del empeño de las universidades en lanzar licenciados en Periodismo a
todo meter y la opción legítima de las organizaciones profesionales en
recibirlos con la alegría que otorga su paso por caja; lo cierto es que esos
resultados académicos no son exigibles para ejercer la profesión.
en
cambio, en los países que antes he mencionado no se puede ejercer legalmente la
profesión si no se acredita mediante la inscripción en el registro profesional
correspondiente.
al
cual sólo se puede acceder cumpliendo requisitos legales, en los cuales la
titulación sólo es uno de los requisitos, y en algunos casos. También es cierto
que en esos países las incompatibilidades son muy estrictas y no hay relaciones
públicas, publicistas, ni directores de comunicación acreditados como
periodistas.
Y para qué sirve
esto último es muy lógico ya que esta acreditación profesional no tiene otro objeto que certificar, ante quien fuere, que su titular está ejerciendo el periodismo y que se le debe facilitar su tarea, que está sometido a determinados deberes y que goza de determinados derechos establecidos por ley. Todo ello en tanto y cuanto se halla ejerciendo la labor de informador que, además se ejerce en función de intermediario de un derecho fundamental de los ciudadanos: el derecho de información.
y aquí se debería terminar el debate, pero es cuando los españolitos periodistas comenzamos a debatir y algunos pretenden que todo licenciado en Periodismo debe tener una acreditación profesional.
sugiero superar el ombliguismo ibérico y mirar por encima de los Pirineos o, con menor esfuerzo, echar un ojo hacia las tierras lusitanas. En todos los casos, esa acreditación está vinculada al ejercicio de la profesión de informador y sólo acredita esa condición.
El carné, para quien trabaja
puesto así de sencillito, coincidiríamos en que periodista es el que trabaja de periodista, sin perjuicio de que hubiera la obligación de ser licenciado en la materia. Lo que no estaría nada mal, pero, ¿a ver quién le pone el cascabel a las empresas para esa imposición?
la perversión de aquel axioma es que estaría otorgando potestad de certificación a las empresas de medios; que sólo pueden acreditar que el titular es un empleado del medio y a estos, nosotros lo sabemos, les espanta el derecho a la información.
a ellas les va mejor la libertad de prensa; la libertad de empresa, vamos…
por eso mismo, más allá de las fronteras, llegaron a la conclusión hace mucho tiempo que es necesaria una autoridad independiente respaldada por una ley del Estado con capacidad para hacerlo.
Y hay más
miren ustedes cómo cuando las cosas se piensan con criterio y con mirada amplia los resultados suelen ser positivos.
en esos países, que ya no debaten sobre esto desde hace decenios, esa acreditación está vinculada a la declaración de los periodistas al régimen de la seguridad social.
esto trae como consecuencia que nadie entra en una redacción sin un contrato, que los “pigistis” o los “publicisti”, que son nuestro equivalente a los periodistas a la pieza en Francia e Italia, respectivamente, figuren en los convenios del sector, tengan vacaciones, seguro de desempleo, indemnización en caso de despido…
en fin, que cuentan con todos los respaldos sociales como cualquier otro periodista; pero esta parte del tema nunca entra en los debates, quizá porque los dirigentes de nuestras organizaciones profesionales nunca se han informado del tema.
están más preocupados por organizar la corrida de la prensa. Paíssss!!!
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