Periodista y secretario general de la FeSP

OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario general de la FeSP
02/06/09.
Opinión. “Una interpretación interesada
pretende confundir el derecho a la propiedad de medios de información con la independencia
de los periodistas. La libertad de prensa, que nadie discute ni nada amenaza,
aporta poco y rara vez a la independencia de los informadores”. Este es el punto de vista de Dardo
Gómez, que publica un nuevo artículo en la sección de colaboradores de EL OBSERVADOR /
www.revistaelobservador.com. Lo que la libertad de prensa en
nuestro país debería y no garantiza es, según el autor, “la pluralidad de medios
y la pluralidad de información” del público.
La libertad de prensa y
la leche podrida
es usual que cuando se habla de
defender el derecho a la información muchos periodistas y organizaciones
invoquen, en primer lugar y con ardor, la defensa de la libertad de prensa. Lo
cual no está mal, pero tamaño ardor tendría su justificación si esa libertad de
prensa estuviera bajo riesgo en España.
por suerte y con gozo podemos proclamar
que no es así. Cualquier ciudadano español puede libremente iniciarse como
editor o propietario de un medio si cumple con las generales de la ley en
cuanto a la libertad de empresa.
como
complemento
a lo anterior, ninguna información que difunda puede ser sometida a censura
previa por la autoridad pública y es totalmente libre de diseñar su línea
editorial, dar a la información que decida difundir el tratamiento que
considera oportuno y organizar la producción del medio a su antojo. En el caso
español, hasta vulnerando la normativa laboral y sin ponerse colorado aunque
sea denunciado.
Está
garantizada
se ve claro que la libertad de prensa
está plenamente garantizada y diría más, esa libertad se prolonga hacia una
libertad de la empresa periodística que supera la de otros emprendedores.
por ejemplo, la producción y venta de
alimentos o de servicios sanitarios está sometida a requisitos previos que
evitan o, en su caso, penalizan la distribución de alimentos en mal estado o la
atención negligente de los profesionales sanitarios.
es decir, que si nos venden leche
podrida los ciudadanos tenemos recursos contra esa temeridad; pero, ¿qué pasa
si nos venden información podrida? Pues, no pasa nada…
en la mayoría de los casos, el
ciudadano no llega a darse cuenta de esa corrupción de la información y, cuando
lo advierte, sólo le queda el recurso de abandonar el medio en cuestión o
resignarse a seguirlo comprando porque entiende que otro puede ser peor.
además, si la leche que nos han vendido
está podrida, es fácilmente demostrable y sus posibles estragos físicos pueden
ser documentados por el médico de guardia de acuerdo a un protocolo establecido.
pero, ¿cómo documentar que nos están
intoxicando con información en mal estado? ¿Qué protocolo existe para preservar
el derecho del ciudadano a recibir información veraz? Harto complicado. Como
ven, la libertad de prensa combinada con la libertad de empresa da mucho de sí.
Y los
periodistas…
la libertad de prensa no llega a
nosotros, los periodistas, que sí recibimos todas las censuras posibles; tanto
las externas como las internas, del empresario que disfruta de la libertad de
prensa.
desde el presidente del club del pueblo,
a los anunciantes del medio y desde el político amigo del Rey del ladrillo local a los accionistas del medio… Todos presionan
a los periodistas y hasta los denuncian a los directores o jefes del medio si
la información no le da gusto a sus cuerpos.
los dueños del medio, por la cuenta que
les trae, no pocas veces han sancionado a sus redactores para contentar al
político o anunciante enfadado.
esto no me lo invento ni hablo por barra
de bar, que también valdría; esto lo sustentan todas las investigaciones y/o
encuestas elaboradas sobre el tema y se pueden consultar.
es cierto que está vigente una escuálida
cláusula de conciencia, pero digan quién es el guapo que invoca su derecho a
considerarse despedido con los tiempos que corren…
Poquito
y nada
colegas
y amigos, que la
libertad de prensa así entendida y hoy por hoy, nos afecta a los periodistas
poquito y nada.
para garantizar la independencia de los
periodistas existen otras vías, que ya se practican en algunos países vecinos y
otros lejanos.
por ejemplo, tanto en Italia como en
Bolivia los medios están obligados a publicar, en casos oportunos, la disidencia
de los informadores con alguna información que haya difundido el medio y con
cuyo tratamiento no estén de acuerdo. Lo mismo ocurre con las protestas
laborales de los trabajadores de ese medio o la difusión de sus medidas de
fuerza. Esto es lo que se llama pluralidad interna, y puede servir para
asegurar la existencia de la cacareada pluralidad fantasma de los medios.
la vez que viene les cuento.
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- 13/05/09 Los calvos peleándose por un peine
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