OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario general de la FeSP

dardo_gomez.jpg03/03/11. Opinión. “La tantas veces proclamada autorregulación de los medios, confiada al humor de las empresas, además de ser un absurdo jurídico, se ha mostrado como una burla indecente al Derecho a la Información de la ciudadanía pública”, argumenta Dardo Gómez en esta colaboración con...

OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario general de la FeSP

dardo_gomez.jpg03/03/11. Opinión. “La tantas veces proclamada autorregulación de los medios, confiada al humor de las empresas, además de ser un absurdo jurídico, se ha mostrado como una burla indecente al Derecho a la Información de la ciudadanía pública”, argumenta Dardo Gómez en esta colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en la que expone las características que debe tener “un verdadero organismo de corregulación del Derecho a la Información”.

Y a esto lo llaman corregulación

LOS miembros de la Conferencia Ibérica de Consejos Audiovisuales aprueban impulsar mecanismos de corregulación; pero parecen no saber bien de qué hablan y apañan un acuerdo con los medios sin la participación de los trabajadores de la comunicación ni de los espectadores.

CON tanto ruido informativo, que no información, muchos se preguntan si vale la pena tratar de emitir algún mensaje inteligente; no ya porque se pierdan en la maraña, sino también porque la torpeza pronta suele ser la respuesta más frecuente.

ESTO es lo más probable en el mundo de la comunicación actual, abierto siempre a lo más zafio si se cree que eso dará ‘audiencia’ al medio y maniqueos si se responde a quienes pretenden defender el derecho de la ciudadanía a recibir información veraz.

ASÍ, recuerdo que un ilustre presidente de una organización profesional de periodistas fue ampliamente difundido por los medios cuando afirmó que el Consejo del Audiovisual de Cataluña era un engendro único en el mundo.

EL innombrable pretendía ignorar que ya en aquel momento había en Europa más consejos de ese tipo que estados. Nunca rectificó…participantes_conferencia

ESTO me ha venido a la memoria, porque hace un par de semanas la ciudad de Pamplona albergó el IV Encuentro de la Conferencia Ibérica de Consejos Audiovisuales al que asistieron representantes de esos organismos de Portugal (Entidade Reguladora para a Comunicação Social), Andalucía (Consejo Audiovisual de Andalucía), Cataluña (Consell de l'Audiovisual de Catalunya) y Navarra (Consejo Audiovisual de Navarra). El Consell Andorrà de l'Audiovisual no ha participado del Encuentro pero ha aprobado los Estatutos de la plataforma allí redactados y ya es miembro de la conferencia.

Suena bien, pero…

TANTO y más trascendente que lo anterior es que estos cinco consejos han acordado impulsar prácticas de corregulación en el ámbito de sus competencias.

DICEN los organismos del encuentro pamplonica que la corregulación es “una técnica legislativa que comparte con la regulación tradicional la intervención de las autoridades en la elaboración de normas y en su aplicación, y, con la autorregulación, la colaboración en el proceso tanto de los operadores como del resto de partes implicadas”.

Y ponderan su eficacia al sostener que “supera a ambas en cuanto que apuesta por la corresponsabilidad para complementar los principios legales recogidos en la normativa y por la implementación de pautas y estándares de cooperación”.

ESTA fórmula de reciente cuño ha sido incorporada a su proyecto de Ley Orgánica de Garantía del Derecho a la Información de la Ciudadanía (LOGDIC) por los miembros del Foro de Organizaciones de Periodistas, aprobado en marzo pasado y que se está presentando en distintas ciudades españolas y lo será en Madrid el próximo 15 de marzo. Eso quiere decir que vale la pena hablar, porque siempre alguien escucha, aunque como en este caso, los oyentes no se hayan quedado a toda la misa o hubieran llegado tarde al sacramento.

Se quedan cortos

PORQUE hablan de una corregulación mezquina, que traiciona el mismo concepto de esa fórmula y se queda en un mero acuerdo posible entre la autoridad administrativa y los dueños de los medios.

VAYA, que no puede llamarse corregulación en el sentido que se le está dando por todas las organizaciones independientes y progresistas ocupadas en mejorar el mundo de la comunicación.

LOS participantes han considerado que “es conveniente facilitar a los operadores su participación en el diseño de las políticas a implantar en el sector audiovisual, pactando con ellos, cuando sea posible, aspectos a desarrollar de la normativa, puntos interpretables de las leyes y conductas deontológicas que se propongan incrementar la calidad de los contenidos audiovisuales”.

SUPONGO que, como una búsqueda de calmar la irritación de los empresarios que no se cansan de acusar a los organismos reguladores de atentar contra su libertad de cargarse todos los derechos de los espectadores y, en el caso español, hasta las normativas europeas.

AUNQUE igual me equivoco y solo es que no lo ven.

El peligro son ellos

derecho_informacionEN todos los foros mundiales independientes se está sostenido que los riesgos para el Derecho a la Información y para la independencia del ejercicio profesional del periodismo provienen, en todas las democracias consolidadas, de los propios medios y de los grupos mediáticos que han abandonado su carácter de mediadores de la información para convertirse en mercaderes de los contenidos o se arrogan la capacidad de rectores de la opinión pública.

HAY coincidencia en que esto atenta contra la supervivencia de la democracia y que el llamado poder mediático se está convirtiendo en un poder político que puede suplantar los derechos cívicos en la medida que gobiernos y grupos parlamentarios ceden a la presión del poder de los medios y dejan que estos dicten sus agendas.

LA tantas veces proclamada autorregulación de los medios, confiada al humor de las empresas, además de ser un absurdo jurídico, se ha mostrado como una burla indecente al Derecho a la Información de la ciudadanía.

ALLÍ están los estudios que señalan la escasa o nula confianza de los españoles en sus medios de comunicación; por lo mismo se hace imprescindible una  regulación para cumplir con un derecho fundamental y también para que los medios recuperen su prestigio social, los periodistas su función dentro de la sociedad y la información su valor como aporte al conocimiento.

Esto es la corregulación

EL rechazo a la regulación por parte del Estado, en gran parte justificado por la torpeza de los popes de nuestra política y el escaso o nulo resultado de las escasas experiencias existentes, están imponiendo la necesidad de avanzar hacia el nuevo concepto de corregulación.

PERO, de verdad; el camino no es este intento esquelético de la Conferencia Ibérica de Consejos Audiovisuales que traiciona sus fundamentos.

LA corregulación es  una fórmula de regulación amplia que convoca a todo al arco de los implicados en la elaboración y consumo de los contenidos mediáticos y, de esto, ya hay varias experiencia en el mundo occidental.

PARA ver si afinan el oído y escuchan toda la misa, les apuntamos a los consejeros ibéricos del audiovisual que un verdadero organismo de corregulación del Derecho a la Información debe:

- CONTAR con las organizaciones de periodistas y de empresas de medios como mediadores de la información en cumplimiento de una función social.

- OTORGAR plena participación a la ciudadanía a través de sus organizaciones de representación directa, porque es la propietaria última de la información y la consumidora de los contenidos periodísticos.

- ESTAR respaldado por una ley y contar con representantes de organismos del Estado de los ámbitos de la comunicación y la justicia, independientes de las contingencias de la política partidista.

SÓLO un organismo de estas características puede generar en España el suficiente prestigio social, y asegurar la idoneidad de sus funciones. Tendría como máxima garantía de su independencia la pluralidad de su conformación. Sus decisiones contarían con el respaldo de todas las partes que participan en la producción y consumo de la información. El Estado certificaría su carácter oficial, y una Ley le daría capacidades que de otra forma nunca tendría.

A ver si escuchan, que no basta con oír.