OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista
02/04/14. Opinión. Dardo Gómez, periodista y colaborador de EL OBSERVADOR /www.revistaelobservador.com, analiza en esta columna la situación en la que trabajan los reporteros en la zonas de guerra y defiende la consolidación del Estatuto del Corresponsal de Guerra, coincidiendo con el once aniversario del asesinato del reportero gráfico José Couso en 2005.
El estatuto necesario del corresponsal de guerra
LOSúltimos sucesos demuestran la clara vigencia de los reclamos del proyecto, aprobado en 2005 por el I Encuentro de Periodistas del Mediterráneo. Es ineludible exigir un estándar de responsabilidad de las empresas para superar el abandono de los “freelancers” en las zonas de conflicto.
ESTE8 de abril se cumplen once años del asesinato del reportero gráfico gallego José Couso en Irak por los disparos de las fuerzas de Estados Unidos; un crimen horroroso para el cual los familiares del periodista y algunas organizaciones continúan reclamando justicia, mientras que la administración española se empeña en no facilitar esa labor.
AUNQUE aún no conocemos el final, reconforta a la dignidad de este país que, contradiciendo la retrógrada reforma de la jurisdicción universal del Gobierno de Rajoy, el juez Santiago Pedraz haya emitido un auto el que reconoce que "la jurisdicción española sí es competente para conocer los hechos”, refiriéndose al asesinato de Pepe Couso y declarando que "no procede el archivo de la causa" porque contradice lo fijado por IV Convención de Ginebra y que "de otro modo estaríamos admitiendo la posibilidad de que una norma interna modifique o derogue una disposición de un tratado o convenio internacional vigente para España, lo cual está proscrito(...)".
ESTE año, el aniversario de la muerte de José Couso se une a los últimos padecimientos sufridos por otros tres periodistas españoles Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricard García Vilanova, recientemente liberados tras largos meses de secuestro en Siria en manos de grupos yihadistas.
El karma del freelancer
EN esos padecimientos no han estado solos, decenas de periodistas de distintas nacionalidades y medios están pasando por idénticas o parecidas penalidades, tanto en Siria como en otras partes del mundo.
SI el padecimiento de todos ellos es igualmente doloroso este es particularmente indignante en el caso de los llamados “freelancers” y, especialmente, de los “colaboradores” españoles. En el caso de Ricard García Vilanova, sus compañeros hicieron público que la familia de este periodista sumaba al pesar por su secuestro en Siria su preocupación por la situación económica en que podía caer al no tener ningún medio que le asegurara salario alguno durante su cautiverio.
EL periodista Gervasio Sánchez, que lideró un comité de apoyo a los periodistas españoles secuestrados en Siria, impulsó la edición de un libro con trabajos de García Vilanova “porque es el que está en peor situación” con ese libro “se pretende ayudarle a pagar los gastos que ahora no puede afrontar.”
POR su parte, el periodista Francesc Ràfols, en su blog, señalaba que “Esta situación demuestra la terrible fragilidad con la que viven los colaboradores en el Estado español. Desde las organizaciones sindicales del sector se ha defendido desde hace tiempo regular esta figura imprescindible en el mundo del periodismo de manera similar de como lo está en otros países. Esta propuesta no ha tenido éxito por el poco interés que han puesto los diferentes gobiernos que ha habido, tanto los del PP como los del PSOE. Los socialistas se habían comprometido a hacerlo pero José Luis Rodríguez Zapatero incumplió su promesa. La desprotección social de los periodistas a la pieza es absoluta pero en el caso de Ricard ha llegado a sus consecuencias más dramáticas puesto que está forzando a sus familiares -una economía modesta- a tener que afrontar gastos para que el compañero, por ejemplo, no se quede sin piso.”
Los desconocidos de siempre
NO es menos ingrata la situación de los periodistas locales que son contratados en el mismo terreno del conflicto y que son quienes, en la práctica, son los que facilitan la labor de nuestros corresponsales. Estos colegas siempre ignorados en los medios son los que les abren el terreno a los enviados especiales, los conducen, los protegen, incluso los alojan en sus domicilios o les hallan refugio.
ALGUNOS periodistas como el propio Gervasio Sánchez o Rosa María Calaf han destacado en más de una oportunidad la deuda de agradecimiento que los corresponsales tienen con ellos y los partes de profesionales muertos y heridos en conflictos demuestran que son estos profesionales locales los que suman mayor cantidad de damnificados.
ESTO no es nuevo y como el caso de los colaboradores que acuden a esas zonas han sido abordados de forma repetida para reclamar un trato justo por parte de las empresas que los contratan.
Y repito, los contratan; porque entiendo que es una infamia de las empresas pretender que hay un mero trato comercial de compra venta de información cuando desde las redacciones se les presiona diariamente para que envíen material cada vez “más impactante”.
UNA exigencia cierta de que corran mayores riegos, tras la cual se halla la velada amenaza de que, caso contrario, comprarán a otro que se le haya jugado más. Total, cuando ocurra lo irreparable dirán que no trabajaba para ellos… “Solo era un freelance.”
Un estatuto a rescatar
PORQUE ésta es una realidad y no es nueva. Las organizaciones de periodistas presentes en el I Encuentro de Periodistas del Mediterráneo celebrado en Almería en 2005 y en el que participaron todas las organizaciones de esta región que pertenecen a la Federación Internacional de Periodistas (FIP) elaboraron un proyecto de Estatuto del Corresponsal de Guerra.
SU texto fue una propuesta de la Federación de Sindicatos de Periodistas y del Collegi de Periodistes de Catalunya que, tras ser debatido y mejorado por el pleno, fue aprobado por unanimidad de las organizaciones. Entre ellas la totalidad de las organizaciones sindicales y profesionales de España.
EN este proyecto se recogen las condiciones que se deberían garantizar a los profesionales de la información que van a cubrir conflictos bélicos y destaca la protección de aquellos que no son trabajadores de plantilla.
ASÍ, en referencia a ellos se señala en los artículos que se detallan que:
“5.- Cualquier informador que sea enviado a una zona de guerra deberá pertenecer a la estructura formal de la empresa y contar con la cobertura social prevista por la ley del país donde reside la empresa.
6.-En casos excepcionales y por razones de urgencia, el medio podrá contratar a un colaborador que se encuentre ya en la zona del conflicto. Desde ese momento ese trabajador contratado contará con las mismas garantías laborales de un redactor de plantilla de la empresa. Condición que se mantendrá durante todo el tiempo que dure su misión informativa para el medio; la disolución de este contrato deberá ser por escrito.
7.-Si el informador contratado en la zona sufriera daños en su salud durante el desempeño de sus funciones periodísticas en la zona del conflicto, las condiciones de la contratación señaladas en el párrafo anterior se mantendrán íntegras hasta la total recuperación de los daños sufridos.”
Humanicemos el desastre
SI como dicen, la primera pérdida en todas las guerras es la de la verdad; no es menos cierto que la búsqueda de la noticia -que no de la información- por encima de lo humano, ha deshumanizado a muchos redactores jefes.
LA exigencia de asumir riesgos o la ignorancia de estos por parte de las redacciones, tanto como el abandono del cuidado del colega que está sobre el terreno del conflicto está previsto en este estatuto y así se fija:
“ 1.- A la hora de cubrir la información sobre una guerra, un conflicto bélico o una situación de riesgo equivalente, lo más importante para la empresa periodística debe ser la seguridad personal del informador.”
Y, asimismo señala:
“10.- La empresa editora debe agotar los recursos para saber en todo momento en que sitio se encuentra el reportero, a dónde se dirige en sus desplazamientos y cuáles son los horarios aproximados de regreso a su sitio base. La empresa designará un directivo responsable que deberá coordinar las guardias en redacción para que siempre haya un enlace encargado de tener localizado al reportero.”
LOS últimos acontecimientos demuestran hasta dónde es necesario un documento de estas características que desde hace nueve años está en los despachos de todos los gobiernos de los países del Mediterráneo y que igualmente, se hizo llegar a todos los medios de esta área geográfica.
DESDIDACHAMENTE, muchos proyectos como éste, de alto valor reivindicativo, se agotan el mismo día que concluye el congreso que los aprueba y pasados los primeros intentos de impulsarlo hasta las propias organizaciones firmantes se olvidan de él. Es obligación de todos los firmantes rescatarlo y exigir su cumplimiento.
CONSULTE en el siguiente enlace el Estatuto del Corresponsal de Guerra.
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