OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista


30/01/15. Opinión. El periodista Dardo Gómez recoge una frase de Benjamín Franklin para lanzar este aviso a los falsos ‘Charlie’ en su nuevo artículo en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com:Aquellos que renunciarían a una libertad esencial para comprar un poco de seguridad momentánea, no merecen ni libertad ni seguridad y perderán ambas”. En él lamenta la actitud de medios y políticos represores de la libertad y que han sido...

...los primeros en solidarizarse con el semanario satírico ‘Charlie Hebdo’.

Usted, ¿Quién dice que es?

EL
pasado 9 de enero el dibujante Manel Fontdevila, que tiene varias experiencias de represión a su libertad de expresión en España, publicaba en ‘eldiario.es’ la viñeta titulada “Quién dice que es?”.

EN ella, el por todos conocido “jefazo” de la redacción ordena sus medidas diarias de manipulación de la información y termina señalando: “… Y habla con diseño: Quiero encabezando cada página un logo que diga: JE SUIS CHARLIE”.

ASÍ
perfilaba Manel a la sarta de hipócritas que se declaraban en esos días amigos de “Charlie Hebdo”, cuando su labor cotidiana es reprimir la libertad de expresión dentro y desde los medios que mangonean.

CASI al mismo tiempo, los sindicatos de los periodistas franceses emitían un comunicado en el que repudiaban la presencia en la “línea VIP”, de la demostración parisina del domingo 11, de algunos mandatarios sobradamente conocidos como represores de la libertad de información y asesinos de periodistas.

ESAS
despreciables presencias irritaban al veterano Bernard “Willem” Holtrop, viñetista histórico de la revista que se salvó de la matanza porque a esa hora estaba volviendo a París desde su Nederland natal, quien sin pelos en la lengua proclamó “vomitaría sobre toda esta gente que ahora dice que son nuestros amigos”.

UNO ha sentido el mismo asco que “Willen” cuando a pocas horas de la tragedia provocada por la intolerancia terrorista en el semanario parisino leía en la portada del 10 de enero del diario español ABC un macabro titular que decretaba “Francia venga a sus muertos”.

RESULTA difícil entender a mentes tan perversas como las que inspiraron esa frase miserable; solo un cretino, que está claro que no estuvo solo, pudo amasar la idea de que quienes terminaron con la vida de los asesinos terroristas lo hicieron impulsados por la venganza.

LAS
fuerzas de seguridad lo hicieron para liberar rehenes; pero eso no va con los emisarios del odio del diario madrileño que, en los días siguientes, han seguido machacando con mensajes como éste:

“NADIE en Europa quiere afrontar que es una guerra. Es una guerra. Que se gana o se pierde. Ninguna guerra acaba en tablas. Europa, de momento, pierde. El islam gana. Porque Europa prefiere dejarse matar a dar batalla. Tal vez, sencillamente, Europa ha muerto. Murió hace mucho. Y los soldados de Alá se limitan a dar tiros de gracia. A quemarropa.”

EL
que esto firma (sí, lo firma) es un tal Gabriel Albiac que se atreve a cerrar su incitación al odio diciendo “Y puede que morir sea ya inevitable. Pero, al menos, morir luchando. No este balar medroso de corderos que lo babea hoy todo. Yo soy Charlie.”

Y esto hay que admitírselo, porque nosotros sí creemos en la libertad de expresión; pero él no es Charlie

La estrecha mente de Cameron

COMO tampoco lo es el primer ministro británico David Cameron que, tras pasearse cogido del brazo a otros grandes represores por París, ha amenazado a los británicos con que si los conservadores ganan las elecciones de mayo, prohibirá mensajerías online como WhatsApp, iMessage, Telegram o Snapchat en el Reino Unido.

LA estrecha mente de Cameron no entiende que la comunicación entre personas se realice a través de medios que aseguren la privacidad de sus mensajes y que la Secretaría de Estado no pueda acceder a ellos. El primer ministro promete "una norma exhaustiva que garantice un lugar seguro donde comunicarse", en realidad lo que pretende es dar más competencias a los servicios del Estado para espiar las comunicaciones privadas y asegurarse que pueden hacerlo.

NO
crean que oculta esa intención, y para justificarla agita el fantasma del miedo y apela a “la necesidad de que las agencias de seguridad e inteligencia y la Policía tengan fuertes competencias para mantener a nuestra gente a salvo". No de ellas, por supuesto.

NO
nos sorprende a nosotros con este discurso; es el mismo que el presidente español -otro viandante del homenaje a “Charlie Hebdo”- nos viene haciendo tragar vía su Ministro del Interior.

OTRO apologista de la represión que ha visto inflamado su conocido “ardor guerrero” por la barbarie de París que, aunque sea un detractor evidente de libertades como las que se tomaban en esa redacción, ha encontrado el pretexto para justificar los recortes de libertades ciudadanas.

Los palmeros del miedo

COMO era de esperar, para esa tarea el señor Fernández Díaz no está solo; ya han aparecido los exégetas de su mensaje del miedo en varios medios de comunicación.Leo en el ‘Diario de León’ que el veterano columnista Cayetano González proclama que “El debate libertad versus seguridad es un debate tramposo y que es utilizado con ciertas dosis de demagogia por parte de cierta izquierda. A veces hay que sacrificar, aunque sea temporalmente, algún gramo de libertad si eso conlleva mayor seguridad.”

HACE unos días, desde 13TV, la periodista Isabel San Sebastián aseguraba que gran parte de la ciudadanía española estaría dispuesta a renunciar a libertades para ganar seguridad. Como si una cosa contradijera la otra.

JAIME González, su contertuliano en el “El gato al agua” le apuntalaba con valor de teoría “es que no hay libertad sin seguridad…”

A elementos como éstos, que abundan en la devenida Europa neoliberal, les ha contestado el canadiense John Ralston Saul, presidente del grupo de escritores PEN Internacional: “Me preocupa cuando se habla de que estamos en un estado de guerra” y apeló a los gobiernos para que “cumplan sus compromisos con la libre expresión y se abstengan de limitar aún más la libertad… mediante la expansión de la vigilancia”.

SAUL
añadió, durante la conferencia “El periodismo después de Charlie” celebrada en París el pasado 14 de enero, promovida por la UNESCO, que la educación sobre la libertad de expresión debe comenzar a una edad temprana para que sepamos que “hay que tener una piel gruesa” para vivir en democracia.

ESTO
hay que entenderlo; la democracia no es para los cobardes ni para los dispuestos a renunciar a ella. Es decir, que solo la entienden y la respetan los demócratas de verdad.

Que me dejen con mi libertad

EN estos días los falsos Charlie nos piden o exigen que estemos atentos y vigilantes por nuestra seguridad e impulsan la implantación de normas tan poco fiables como un “registro de nombres de pasajeros”, retenciones sin necesidad de autorización judicial, o la justificación de la sospecha por la mera apariencia personal de los ciudadanos. En suma, limitar los movimientos de entrada y salida del país o de la UE “por la cara”.

NADA
nos garantiza que, en nombre de esa pretendida seguridad, cualquiera de nosotros, “por accidente” o “casualidad”, sea incluida en la categoría de sospechoso; y sean vulnerados en su persona derechos universales como privacidad, intimidad, honor, expresión o movilidad. Es decir principios fundamentales de la democracia.

SI los yihadistas amenazan con matarnos, los defensores de esta seguridad de pacotilla nos garantizan que no nos dejarán vivir en libertad ni respirar el oxígeno la democracia.Les digo a todos ellos que se metan sus miedos y su seguridad por donde les quepan; mientras yo me quedo con estas palabras de Benjamin Franklin, uno de los padres de la Declaración de Independencia de Estados Unidos: «Aquellos que renunciarían a una libertad esencial para comprar un poco de seguridad momentánea, no merecen ni libertad ni seguridad y perderán ambas».

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