OPINIÓN. A la salida del túnel. Por Luis Callejón
Pte. de la Asociación Emérita de Turismo y Hostelería de Andalucía (ASETHAN)
23/12/13. Opinión. El presidente de la Asociación Emérita de Turismo y Hostelería en Andalucía, Luis Callejón, opina en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los apellidos del turismo. Lo hace refiriéndose, en esta ocasión, al turismo residencial del que se han apropiado ciertas inmobiliarias. “Es como si el párroco de mi barrio, donde más del 70% de los asistentes que van a misa son turistas de distintos países e incluso autonomías, dijera que es el representante legal del turismo religioso. Pues no”.
El turismo y sus apellidos
CUANDO se confirmó la crisis económica y financiera en el gobierno anterior, ya se apuntaba como una de las causas a la “burbuja inmobiliaria”, es decir, que empresas legales construían con un beneficio más o menos abultado unido a la alegría bancaria de concesiones de hipotecas que a veces superaban incluso el valor real del inmueble.
EN las zonas turísticas, una de las herramientas que algunos comerciales usaban para vender unidades de menos de 70m2, es que con los alquileres presuntamente ilegales se pagarían las hipotecas, sin pensar que un buen día podría bajar la llegada de turistas como así sucedió y al no poder alquilar a través de anuncios, desaparecieron muchos alquileres provocando el estallido de la “burbuja”, con lo que algunos bancos y cajas de ahorro, llenaron sus cajas fuertes de ladrillos supervalorados, incluso hay quien dice que gran parte del rescate a la banca ha tenido entre sus objetivos la limpieza de los saldos tóxicos con cemento.
HOY quiero referirme a uno de los apellidos que desde que tengo uso de razón turística, siempre me ha chirriado en los oídos, me refiero a lo que algunos llaman “turismo residencial”.
LAS empresas legales inmobiliarias que han introducido dicha definición, y además han pensado que por el hecho de haber vendido un porcentaje importante a turistas, tanto a extranjeros como nacionales, le dan derecho a bautizar su negocio con el nombre de turismo residencial. Es como si el párroco de mi barrio (Iglesia de San Miguel), donde más del 70% de los asistentes que van a misa son turistas de distintos países e incluso autonomías, dijera que es el representante legal del turismo religioso. Pues NO, son turistas que asisten a misa porque son católicos.
O el dueño de la típica tasca La Campana de Torremolinos, establecimiento frecuentado mayoritariamente por turistas españoles y extranjeros, quisiera encabezar el “Drinking- Costa del Sol”… pues TAMPOCO, porque son turistas que les encanta el vino, las tapas y el ambiente de ese tipo de bares.
Y he aquí, que como estaba devaluada la figura inmobiliaria, algunos promotores inteligentemente se les ocurrió crear la imagen “Living Costa del Sol”, vendiendo la idea a un equipo recién llegado a la Diputación y al Patronato de Turismo, consiguiendo que propusieran a los también recién llegados al “Presunto Ministerio de Turismo”, la concesión de la placa al Mérito Turístico,… ¡Nada más y nada menos! Olvidándose unos y otros de organizaciones con más de un cuarto de siglo como AEHCOS (Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol), AEDAV (Asociación Empresarial de Agencias de Viaje), que sin ellos, seguro que el negocio legal inmobiliario no existiría.
COMO ese acto, típico de un parvulario turístico, nadie lo ha cuestionado públicamente, parece que ha servido de antídoto para resucitar al zombi del turismo residencial, montándose una puesta en escena para reivindicar el turismo residencial como uno de los salvadores de la crisis y creadores de puestos de trabajo… PUES NO.
COMO profesional del turismo entiendo que las empresas inmobiliarias son legales, como también lo son las empresas de grandes superficies, y cualquiera de estas últimas, mantienen más puestos de trabajo que algunas urbanizaciones aunque dispongan de campo de golf o edificio de apartamentos, y no he visto que reclamen la figura del “turismo gastoso”.
PORQUE los turistas que han comprado una mansión o una vivienda para vivir se convierten en residentes, como así lo ha reconocido el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria que ha abierto una oficina de atención al “RESIDENTE EXTRANJERO”.
OTRA cosa es el turista o el nativo que hace una inversión en unidades de menos de 70m2 para revender o sacarle una rentabilidad con alquileres más o menos legales, y eso nada tiene que ver con el turismo residencial, como tampoco hace banquero al que ha comprado 20 acciones en el Banco Santander, por ejemplo.
O sea, si eres turista no eres residente y viceversa, como dice el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria.
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