OPINIÓN. A la salida del túnel. Por Luis Callejón
Pte. de la Asociación Emérita de Turismo y Hostelería de Andalucía (ASETHAN)

Luis Callejón23/01/14. Opinión. El presidente de ASETHAN recuerda en esta columna para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com el caso del Algarrobico. “Pero esa solución, como profesional del turismo que, personalmente, considero que son galimatías incomprensibles, como andaluz de a pie, no acepto de ninguna de las maneras que con el dinero de todos paguemos los despropósitos por muy legales que éstos sean”.

Justicia y turismo

RECONOZCO que en mi cajón de los recuerdos no había archivado ningún estudio referido a la historia de la construcción de un macro- hotel en la Costa de Almería, pero el bombardeo de noticias aparecidas en los últimos meses sobre varias resoluciones del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en relación con el hotel Algarrobico en Carboneras con 411 habitaciones en 20 plantas de plano inclinado, a punto de ser inaugurado, me ha obligado a investigar la historia de dicho establecimiento hotelero que por su diseño no dudo en calificar de innovador y diferente.

HE tenido que bucear en el pozo de internet para recuperar esta historia que se inicia a finales del siglo pasado (hace ya 30 años), hasta llegar a nuestros días.

DESPUÉS de esta “mini-memoria histórica” intentaré entender este despropósito de magnitudes dignas de inscribir en el libro Guinnes.

PARECE ser que en el año 1984, el Ayuntamiento de Carboneras incluyó en sus normas subsidiarias que en el Algarrobico se pudiese construir.

EN 1987, la comisión provincial de urbanismo aprobó estas normas, que dicha comisión vuelve a revisar en el año 90 para reconocerla definitivamente.

EN 1994, la Junta de Andalucía ratifica el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Cabo de Gata, que se amplía al municipio de Carboneras.

EN 1997, la comisión provincial de urbanismo acuerda y aprueba el proyecto de urbanización del Algarrobico.

CON todos estos ingredientes y bendiciones legales, en el año 2001 aparece una empresa también legal que pide la licencia de obras al Ayuntamiento de Carboneras presentando el proyecto de lo que pretendía construir respetando al 100% la legalidad existente así como la Ley de Costas de aquel año.

NO recibiendo dicha licencia de obras hasta que el Ayuntamiento de Carboneras consiguiera el visto bueno tanto de la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte como de la de Sanidad, que consintieron que el hotel se establezca en el Algarrobico, ya que en 1987 fue declarada zona urbanizable.

EN el año 2005, una vez construido más del 70% del desarrollo de la licencia de obras, se le comunica a la empresa que está fuera de la ley porque le Ley de Costas había cambiado, estableciendo 100 metros desde la costa en vez de los 20 que se establecían cuando se le concede la licencia de obras y ésta se desarrolla.

SI la nueva Ley de Costas ha respetado edificaciones a dichos 100 metros por intereses “variopintos”, personalmente no entiendo cómo no es posible que respete, por intereses no sólo económicos sino laborales de creación de importante número de puestos de trabajo directos y varios más indirectos, y no se aplique la misma vara de medir que en los otros ejemplos.

EN ese mismo año aparecen los grupos ecologistas presionando el Ministerio de Medio Ambiente y presentando un recurso en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo de Almería que ordena parar las obras.

EL propio presidente de la Junta de Andalucía, Don Manuel Chaves, comunicó la compra del Parque porque al encontrarse los terrenos urbanizables dentro de dicho Parque Natural, la Junta tenía preferencia de compra sobre cualquier otra empresa.

LA Junta hizo una oferta aparentemente ridícula a la promotora para recuperar el suelo y de esa forma poder derribar o no “presuntamente” el hotel.

EN estos días, además de conocer las distintas resoluciones judiciales hechas y que hay que aceptar, leemos que el coste del derribo de dicho hotel será de 7 millones de euros, y que me atrevo a decir que ese trozo de Parque Natural con permisos de obra, nunca quedará como antes de la construcción del hotel, y estamos acostumbrados a ver cómo al final de las operaciones los presupuestos iniciales se disparan.

PERO esa solución, como profesional del turismo que, personalmente, considero que son galimatías incomprensibles, como andaluz de a pie, no acepto de ninguna de las maneras que con el dinero de todos los andaluces paguemos los despropósitos por muy legales que éstos sean.

NO sé porqué mientras escribo estas líneas me estoy acordando de Burgos, donde un plan de ordenación urbana aprobado, discutido durante 2 años con todas las fuerzas vivas del municipio, un grupo de no más de 3.000 personas pacíficas acompañado de un grupo de no más de 25 personas encapuchadas, hace que no sirva para nada la legalidad vigente.

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