OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía
10/11/17. Opinión. Rafael Yus, coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, asegura que “con frecuencia se advierte, tanto en los medios de comunicación, como en la población, una identificación del animalismo con el ecologismo, usándose indistintamente estos términos para referirse a alguno de ellos”. Por ello, en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com aporta su...
...reflexión personal sobre esta temática, intentado con ello establecer las diferencias que existen entre ambos movimientos sociales, y añade que “pese a que ambos movimientos sociales pueden coincidir en algunas acciones, lo cierto es que tienen raíces y objetivos muy diferentes y, en muchos casos, entran en conflicto”.
El animalismo no es ecologismo
SOY consciente del berenjenal en el que me meto al abordar esta temática, porque sé que en las filas del ecologismo hay una importante corriente animalista, y que los animalistas son personas que tienen profundos sentimientos hacia la vida animal. Por ello, escribir sobre ello me sitúa en una posición incómoda, porque puedo herir, sin pretenderlo, la sensibilidad de estas personas, por más que intente, desde el principio, mostrar mi máximo respeto por estas sensibilidades, que como tales son incuestionables. Otra cosa distinta, ya en el plano racional, son las ideas que se forman en torno al animalismo y su difícil encaje en el ecologismo como movimiento social de defensa de la naturaleza. Mi tesis es que el animalismo no es ecologismo, por más que muchos ecologistas sean o se “sientan” animalistas. Por ello debo insistir que lo que sigue no es el resultado de un debate dentro del movimiento ecologista, sino de la modesta opinión de un ecologista que reflexiona sobre esta cuestión.
UNA vez más hemos de recordar que el ecologismo, al ser un movimiento social abierto, es muy diverso en sus concepciones. Por este motivo, no sorprende que muchas personas asocien animalismo y ecologismo como una misma cosa. De hecho, algunos principios del animalismo, como la defensa del derecho de los animales, ya está incorporado en los estatutos fundacionales del ecologismo y los animalistas también se definen como defensores del medio ambiente (e incluso llegan a afirmar que el animalismo es “una forma de ecologismo”). Pero en este movimiento social hay personas que enfocan los problemas ambientales desde un planteamiento racional, lógico, científico, mientras que otras lo orientan más al ámbito de los sentimientos, o ambos a la vez, con todo el conflicto que ello supone. Tampoco son raras las concepciones metafísicas y esotéricas, motivadas en gran parte por la espiritualidad y deseo de trascendencia y religiosidad que está presente, al menos de forma inmanente, en buena parte de la población. Por ello, me gustaría dejar claro que orientaré estas observaciones desde una perspectiva racional, obviamente inadecuada para conciliar otras perspectivas, que son respetables. Pero es preciso abordar serenamente estos dos conceptos, porque, a pesar del respeto a las ideas de los demás, no son raras las ocasiones en que el ecologismo tiene que enfrentarse a la rémora de los principios animalistas, incluso dentro de la misma organización. Es en este momento cuando hay que recordar por qué el animalismo no es ecologismo. Veamos algunos fundamentos para esta afirmación.
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