OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía14/01/19. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, Rafael Yus, habla en su nuevo artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la ocupación del litoral malagueño por parte de establecimientos de restauración. Para ello crea el término ‘chiringuitoceno’, una mezcla entre chiringuito y la jerga geológica. “El ‘chiringuitoceno’ no sólo se caracteriza...
...por la invasión de chiringuitos y quioscos en nuestras playas, sino por toda una colección de actividades cuyo denominador común es la mercantilización del litoral, como si de una mercancía a vender se tratara, conduciendo finalmente a una desnaturalización del mismo. Un proceso que se inició con el turismo de masas, la turistificación de nuestras costas, que sirvió de excusa para generar el aspecto más perverso de este nuevo tipo de negocios: el ‘turismo’ residencial, el negocio inmobiliario, invadiendo áreas naturales como los sistemas dunares, bajo una legislación antigua, muy permisiva, hasta que en 1988 se aprobó la primera ley de costas de la Democracia. Un primer intento de poner orden a tanta depredación”, recoge Yus.
El ‘chiringuitoceno’. La era de la mercantilización de la naturaleza del litoral
DESDE sectores ambientalistas, pero también desde el mundo científico, se viene afirmando que el paso de la especie humana por el planeta ha tenido un impacto de tal envergadura que ha dejado una huella indeleble en la superficie terrestre con una serie de características. Como la destrucción de ecosistemas, de biodiversidad y la generación de enormes cantidades de residuos, etc. que formarán parte del registro fósil dentro de miles de años, y que marcará un periodo geológico tan bien caracterizado como lo puede ser la era de los dinosaurios. A este periodo, que se sitúa dentro de la era llamada Cuaternaria (o Neógeno según otras clasificaciones geológicas), se la ha venido llamando antropoceno, o la era de la especie humana. En este artículo queremos resaltar lo que podríamos considerar, en la misma jerga geológica, un subperiodo del antropoceno, que hemos llamado ‘chiringuitoceno’. Tomando como término característico el “chiringuito”, ese elemento permanente de nuestro paisaje litoral que algunos estiman en tal grado que han llegado a proponerlo como “patrimonio de la humanidad”.
EL ‘chiringuitoceno’ no sólo se caracteriza por la invasión de chiringuitos y quioscos en nuestras playas, sino por toda una colección de actividades cuyo denominador común es la mercantilización del litoral, como si de una mercancía a vender se tratara, conduciendo finalmente a una desnaturalización del mismo, en sus características naturales únicas. Un proceso que se inició con el turismo de masas, la turistificación de nuestras costas, que sirvió de excusa para generar el aspecto más perverso de este nuevo tipo de negocios: el “turismo” residencial, el negocio inmobiliario, invadiendo áreas naturales como los sistemas dunares, bajo una legislación antigua, muy permisiva, hasta que en 1988 se aprobó la primera ley de costas de la Democracia. Un primer intento de poner orden a tanta depredación. Una ley que teóricamente velaba por los intereses generales, establecía fuertes limitaciones para preservar el dominio público marítimo-terrestre (DPM), pero muy mal administrada por una administración dominada por políticos con afán de perpetuación en el poder, y, para ello, aplicando una política populista del laisser faire, o el “mirar para otro lado”, que sirvió para que el litoral fuera invadido y empezara a ser mercantilizado de forma agresiva. Una situación que generó una gran cantidad de expedientes y colapsaría la Justicia, y que en el 2013 se resolvió con una amnistía, al tiempo que se despejó de piedras del camino en los negocios del litoral, con normas mucho más permisivas, y, de este modo, consagrando definitivamente la comentada mercantilización del litoral. Una reciente revisión realizada por GENA en el libro titulado: Turismo, mercantilización y desnaturalización del litoral de la Axarquía (1), ha puesto de manifiesto la idoneidad del calificativo de ‘chiringuitoceno’ para este pésimo periodo de nuestra historia en la Tierra. De esta obra entresacamos los principales impactos en los sistemas naturales de nuestras playas.
1. Edificación en las playas
EL chiringuito (o merendero de playa, como se conocía antes) ha sido, hasta hace relativamente poco, una construcción muy modesta, hecha de materiales predominantemente vegetales (madera, palma, etc.), fácilmente desmontable, cuya única función era la de proporcionar cierta sombra en un recinto pequeño destinado a suministrar bebidas y alimento a los bañistas.
LOS chiringuitos empezaron a verse en los años 1970s, cuando se inició el turismo de masas en las playas y su aspecto no difería mucho de una simple choza. Lo que no le impedía a su propietario obtener un beneficio de temporada, que formaba parte de aquello que se decía de “hacer el agosto”, conseguir dinero para todo el año, para las personas que sólo tenían este medio de vida. Esto fue cambiando en los años 1990s, ya bajo la Ley de Costas de 1988, cuando los chiringuitos empezaron a construirse con elementos más nobles, dándoles un aspecto menos tosco, aunque manteniéndose en los materiales blandos (madera principalmente) y la condición de ser desmontables. Además de ocupar una superficie máxima (150 metros cuadrados) y distanciarse unos de otros a una distancia mínima (200 metros), establecidas por el Reglamento de la mencionada Ley. Así como abrir solo en periodo de temporada turística. Estas normas se incumplieron en numerosos casos con abusivas triquiñuelas que ampliaban la superficie y disminuían las distancias, hechos que las autoridades pasaban por alto, además de que ya se permitía que determinados chiringuitos fueran “fijos”, esto es, no se desmontaban, sino que permanecían en la playa, abriendo por temporadas o todo el año.
NOTA (1): Yus-Ramos, R.; G. Malvárez; F., M. Mérida; Capilla, J.L Gámez & M.A. Torres (2019), Turismo, mercantilización y desnaturalización del litoral de la Axarquía. Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, Vélez-Málaga.
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