“Las prisas y la falta de planificación constituyen un cóctel demoledor con consecuencias previsiblemente nefastas desde el punto de vista ambiental y social”
OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía GENA
16/07/21. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, analiza en una serie de artículos el fenómeno actual de las plantas fotovoltaicas y su implantación: “Del análisis de los proyectos que se vienen presentando en los últimos años se observa que las zonas de implantación preferentes para los grandes promotores son los espacios rurales con cultivos de secano,...
...estepas, pastos y, en ocasiones, con dehesas y zonas forestales”. Informa EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
La burbuja de las plantas fotovoltaicas [y 5]. Pautas para el control y planificación
Esta serie de artículos tiene una dimensión divulgativa acerca de la energía solar fotovoltaica y se ha redactado ante la flagrante ausencia de directrices por parte de la Junta de Andalucía sobre la forma más adecuada de implantación de las centrales solares fotovoltaicas en nuestra región, aspecto cuya gravedad se ha agudizado por la súbita avalancha de proyectos, que revela la generación de una burbuja con tintes especulativos en algunos casos, hecho que ha alertado a la sociedad civil (ecologistas, plataformas ciudadanas, etc.) y al propio sector político periférico (ayuntamientos). Como ecologistas estamos a favor de la implantación de energías renovables, pero es algo que a todos nos interesa porque no falta mucho para tengamos una crisis energética de los combustibles convencionales (crash del petróleo) y porque estamos comprometidos en reducir de forma drástica nuestras emisiones de CO2, la mayor parte de la cual se genera por las combustiones de combustibles fósiles. Lamentablemente esta transición energética, que según el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Cambio Climático) ya fija para el año 2030 reducir las 319.312 miles de toneladas de CO2 equivalente que emitimos actualmente a 221.844 miles de toneladas de CO2 equivalente, una reducción de 97.468 miles de toneladas de CO2 equivalente. Y para ello, y también para reducir estas combustiones en el sector de la energía se tiene que alcanzar una potencia total instalada de 39.181 MW sólo en energía fotovoltaica, supone que en tan sólo 9 años tenemos que instalar nada menos que 30.110 MW, pues ahora mismo sólo tenemos instalados 9.071 MW de esta modalidad de energía renovable (Fig.1). Si tenemos en cuenta que el trámite administrativo y el tiempo de construcción es considerable, advertimos que estamos muy apurados de tiempo para cumplir ese objetivo. Las prisas y la falta de planificación constituyen un cóctel demoledor con consecuencias previsiblemente nefastas desde el punto de vista ambiental y social. En su defecto, desde Ecologistas en Acción estamos tratando de llenar ese hueco normativo con recomendaciones para una selección adecuada de los proyectos de centrales fotovoltaicas. Porque estamos convencidos de que estas centrales fotovoltaicas son indispensables para alcanzar los objetivos, ya que las modestas instalaciones de energía fotovoltaica autónoma y distribuida, y las campañas y medidas de mejora de la eficiencia energética, nunca podrán alcanzar estos objetivos. Y además, es materialmente imposible que pueda lograrse una moratoria, pues ello tendría consecuencias desastrosas para los plazos comprometidos. Dicho esto, en lo que sí estamos de acuerdo es que estas centrales deben ser rigurosamente seleccionadas para reducir al máximo los posibles impactos ambientales y sociales que puedan acarrear. Lo que sigue son algunas recomendaciones para lograrlo.
Algunos criterios de planificación de la energía solar fotovoltaica
1.-Seleccionar proyectos y territorio
Multiplicar por siete la superficie actual y por diez la potencia, representa todo un desafío para evitar enormes impactos ambientales. Si cada MW de potencia fotovoltaica requiere entre 2 y 3 hectáreas de terreno, 30.000 MW de potencia instalada en suelo podrían requerir ocupar más de 80.000 hectáreas. Esto significa que existe una alta probabilidad de que los proyectos pretendan instalarse en áreas sensibles, con valores patrimoniales diversos, por lo que es fundamental establecer una planificación territorial que determine las zonas aptas y excluidas.
Del análisis de los proyectos que se vienen presentando en los últimos años se observa que las zonas de implantación preferentes para los grandes promotores son los espacios rurales con cultivos de secano, estepas, pastos y, en ocasiones, con dehesas y zonas forestales. Tres parecen ser los motivos para que se produzca esta selección de emplazamientos.
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