“En la comarca de la Axarquía, una comarca que por su abrupto relieve históricamente ha ido usando las laderas de los montes para cultivar, en un régimen de secano principalmente, también ha ido cambiando de forma notable [a regadío]”
“Si en los años 1980 había una superficie de 4.806 ha en regadío, concentrada en las zonas llanas próximas a los cauces (cuencas medias y bajas de los ríos Vélez, Algarrobo, Torrox y Nerja), en la actualidad, tras el estudio de 2017, esa superficie casi se había triplicado, alcanzando una extensión de 12.989 ha”
OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía GENA
28/04/22. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción), Rafael Yus, escribe sobre la desalación para uso agrícola: “La opinión generalizada, y la de los propios agricultores que usan el agua desalada, es que el agua desalada es cara. En realidad, es evidente que solo ciertos productos pueden permitirse el uso de agua desalada como única fuente de suministro...
...(por el precio del producto y por el porcentaje que representa el agua en sus costes de producción) y hay algunos productos para los que resultaría totalmente inviable”. Informa EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. SIGUE
‘Agua infinita y a bajo precio. El mito de las desaladoras (2). La desalación para uso agrícola’
La agricultura es un sector productivo que en los últimos años ha ido concentrando su actividad en el sistema de regadío, pues es, con diferencia, el sector más rentable en términos económicos. En la comarca de la Axarquía, una comarca que por su abrupto relieve históricamente ha ido usando las laderas de los montes para cultivar, en un régimen de secano principalmente, también ha ido cambiando de forma notable. Así, si en los años 1980 había una superficie de 4.806 ha en regadío, concentrada en las zonas más llanas y próximas a los cauces naturales (principalmente las cuencas medias y bajas de los ríos Vélez, Algarrobo, Torrox y Nerja), en la actualidad, después del estudio que hicimos en el año 2017, esa superficie casi se había triplicado, alcanzando una superficie de 12.989 ha, lo cual se debe a una conjunción de circunstancias: a) la construcción del Embalse de la Viñuela, en 1986, que permitió extender el regadío, en principio a una altitud de 140 m sobre el nivel del mar, es decir, ya se podía regar las partes bajas de los montes; b) el crecimiento de la burbuja de los cultivos subtropicales, por su buena rentabilidad en el mercado, hecho que estimuló la puesta en regadío de nuevas parcelas, antiguamente en secano, en un proceso de crecimiento que aún no ha terminado. Este crecimiento también ha supuesto una elevación constante de la demanda hídrica de este sector, no sólo por una mayor superficie, sino porque los cultivos estrellas (prácticamente únicos) como son los frutos subtropicales, tienen una gran exigencia de agua y muchos agricultores aplican dotaciones elevadas de riego en la creencia de que ello redundará en mejores cosechas. Ante esta situación, no es sorprendente que en el año 2017 se alcanzara un déficit hídrico de -14,43 hm3 (Yus Ramos et al., 2019). La situación se complica con las sequías (Fig.1), cada vez más recurrentes, como las de 2017-2019 y la de 2021-2022, casi seguidas, que ha reducido considerablemente el agua almacenada en el Embalse de la Viñuela y obligado al organismo de cuenca a reducir la dotación para riego, hecho que supone un duro golpe para el sector agrícola subtropical. Ante esta situación es lógico que se piense en solucionar estos problemas asegurando una mayor dotación de agua. En este sentido, la Junta de Andalucía ha puesto algunos “paños calientes” al sector: uso de aguas residuales regeneradas, reajustes en el sistema de embalses de la cuenca mediterránea y extracción de pozos en el río Chíllar. Los trasvases intercuencas, que tanto piden los regantes, se descartan de momento por su complejidad ambiental, económica y social. En el ínterin, se retoma la idea de la desalación del agua marina, un recurso hídrico prácticamente inagotable al alcance de toda la comarca; un recurso que, de hecho, ya se está utilizando en algunos puntos del levante español. Pero los usos agrícolas del agua desalada tienen sus inconvenientes, como veremos a continuación.
El uso agrícola del agua desalada
El 75% de las demandas de agua de España proviene de la agricultura y el riego (en áreas como Almería puede ser más del 90%), lo que explica la búsqueda de fuentes alternativas de agua. Además, la agricultura española de alto valor añadido (la famosa “Huerta de Europa”) tiene lugar en el área mediterránea, siendo precisamente la región con problemas de escasez de agua.
La agricultura española tiene que hacer frente a un número limitado de disponibilidad de agua con régimen irregular de precipitaciones (sequía, desacoplamiento del régimen anual con horarios de riego, fenómenos torrenciales, etc.) y sequías recurrentes. Reutilizar el agua residual es una importante fuente de agua no convencional, que representa alrededor del 13% del total de aguas residuales tratadas (en nivel nacional), aunque en la región mediterránea este valor se incrementa a 75-90%, dependiendo de la área. Pero aún así, no es suficiente para lograr la dotación que precisa la Huerta de Europa.
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