“Según un estudio del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de la ONU (2019), las desaladoras del mundo producen 145,5 millones de metros cúbicos de salmuera al día”
“Las salmueras procedentes de plantas de agua salobre son muy distintas, ya que no existen dos fuentes de agua idénticas. Debido a esta gran variabilidad, podemos encontrarnos con casos muy diferentes: salmueras enriquecidas en iones concretos o presencia de tóxicos (metales pesados, pesticidas, compuestos emergentes, etc.), que pueden complicar más la gestión de estas salmueras”
OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía GENA
24/05/22. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción), Rafael Yus, escribe sobre la desalación para uso agrícola, en esta ocasión sobre el vertido de la salmuera: “Hemos visto que todos estos sistemas de tratamiento de salmueras tiene sus ventajas e inconvenientes, y que lo ideal es combinar valorización y vertido. En cualquiera de las decisiones que se tomen...
...es fundamental incorporar un plan de seguimiento sobre sus potenciales efectos biológicos, a través de muestreos periódicos”. Informa EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
Agua infinita y a bajo precio. El mito de las desaladoras (6). El vertido de la salmuera
Según un estudio del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de la ONU (2019), las desaladoras del mundo producen 145,5 millones de metros cúbicos de salmuera al día. El 86,6% de ella proviene de la desalación de agua de mar y el resto de agua salobre (7,9%), residual y de otras procedencias. Para restar importancia, desde el sector de la desalación se indica que, con estas cifras, al cabo de un año, la concentración salina oceánica pasaría de 35.000 mg/l a 35.000,00056 mg/l. Es decir, una variabilidad aumentativa de 0,0000017% de la salinidad. En otras palabras: el efecto de la desalinización de agua de mar a largo plazo es totalmente despreciable. Pero son datos intencionadamente llevados a la gran escala, porque si se realizan estimaciones en la zona costera, que es en donde se vierte directamente la salmuera, y donde se encuentran los ecosistemas marinos más sensibles, los datos son muy preocupantes. En efecto, aproximadamente un 80% de la salmuera se produce en desaladoras a menos de diez kilómetros de la costa. En este caso la opción más viable es el vertido al mar. Para el resto, se buscan y practican alternativas que incluyen la inyección de acuíferos profundos confinados, vertido a la red de saneamiento, vertido al suelo o riego, descarga de líquido cero y una serie de proyectos de revalorización que en muchos casos son despreciados. En este capítulo revisaremos los principales sistemas de vertido de la salmuera.
Problemática del vertido de salmuera
No se puede aplicar un método universal de vertido de salmuera, pues tanto el efluente (salmuera) como el medio de vertido suelen tener características propias. En primer lugar, las salmueras pueden afectar al medio marino de diferentes formas: afectando al pH del agua, al oxígeno disuelto, a la concentración de materia orgánica (que puede contener el agua de mar concentrada o los procedentes del tratamiento de efluentes), a los sólidos en suspensión o nutrientes, o incluso a la temperatura, en el caso de plantas de evaporación. El mayor impacto se produce lógicamente de forma local en la zona de vertido, reduciéndose éste a medida que nos alejamos de dicha zona, si la dilución se produce correctamente. Desde el punto de vista químico las características del agua de mar son similares en todo el mundo, con las diferencias regionales y sus características locales. Pero no ocurre así con las aguas salobres, cuya composición puede ser muy distinta en función de su origen, e incluso variable en el tiempo, como puede ocurrir en casos de intrusión salina en los acuíferos.
Las salmueras de desalación pueden contener, además de las sales concentradas extraídas del sistema (Tabla 1), pequeñas concentraciones de productos químicos utilizados en el proceso (biocidas, antiincrustantes, coagulantes, etc.), así como los efluentes procedentes de los lavados de los sistemas de pretratamiento (filtraciones o sistemas de membranas) y de las limpiezas químicas de las membranas, los cuales son tratados en una planta de efluentes en la mayor parte de las grandes desaladoras modernas antes de su mezcla con la salmuera. Curiosamente en algunos países con fuerte protección ambiental, como Australia, se permite el vertido conjunto de los efluentes del pretratamiento junto con la salmuera si éstos no contienen productos químicos ajenos al agua de mar. Algunos autores han señalado asimismo que las salmueras pueden contener trazas de metales (por ejemplo hierro, cromo, níquel y molibdeno) procedentes de la corrosión de distintos equipos de proceso (tuberías, válvulas, bombas, etc.), aunque estas cantidades no deberían ser significativas, ya que se trata de algo excepcional y no deseado en el proceso. En la Tabla 2 se presenta un análisis comparativo de distintos metales en la captación y varios puntos de vertido de salmuera en la desaladora Southern Seawater Desalination Plant (SSDP), en Australia; puede observarse que la concentración de algunos metales en la salmuera es mayor de lo que explicaría el factor de concentración, como es el caso de Cobre o Zinc, lo que tal vez podría ser explicado por una posible corrosión, ya que estos metales forman parte de las aleaciones utilizadas en los sistemas de alta presión de las desaladoras de agua de mar.
En consecuencia las salmueras procedentes de plantas de agua salobre son muy distintas, ya que no existen dos fuentes de agua idénticas. Debido a esta gran variabilidad, podemos encontrarnos con casos muy diferentes, como por ejemplo salmueras enriquecidas en iones concretos o incluso la presencia de tóxicos (metales pesados, pesticidas, compuestos emergentes, etc.), que pueden complicar aún más la gestión de estas salmueras. En el caso de las plantas instaladas en interior, lejos de la costa, la solución para las salmueras no es sencilla, haciendo inviables algunos proyectos de desalación por la imposibilidad de disponer de un sistema de gestión de salmueras adecuado y viable económicamente. Incluso en plantas cercanas a la costa, el vertido de salmueras procedentes de plantas de agua salobre puede plantear problemas, ya que sus características pueden ser muy diferentes a las del mar, pudiendo afectar al medio marino (por ejemplo por la presencia de nutrientes, que pueden causar eutrofización). Asimismo la presencia de tóxicos en las aguas salobres, aunque sea en baja concentración, puede ser un problema importante, al producirse la concentración de estos compuestos en el proceso.
Se precisa una solución
En anteriores artículos hemos mostrado el tremendo impacto que provocan las salmueras procedentes de las desaladoras en el medio marino, no sólo en las praderas de fanerógamas marinas (Posidonia, Zostera, Cymodocea) sino también en gran parte del biota marino de los fondos (ecosistemas bentónicos). Ante esta realidad, los estudios de impacto ambiental han ido incluyendo estos impactos en las nuevas desaladoras, obligando a adoptar medidas paliativas, puesto que, una vez asumido este hecho, de lo que se trata ahora es de buscar la manera de que este problema no sea un impedimento para el desarrollo de la falta de agua en nuestras costas, tanto por factores ambientales, como sociales y económicos. El problema es determinar dónde y cómo aplicar estas medidas, con unos mínimos criterios científico-técnicos y un poco de sentido común. No existe un protocolo o fórmula mágica para evitar o atenuar el impacto de los vertidos hipersalinos, y más teniendo en cuenta que nuestra capacidad de predicción es todavía bastante limitada, no solo por el escaso conocimiento científico de la respuesta de las biocenosis al incremento de la salinidad sino también por el todavía elevado grado de incertidumbre de los modelos de dispersión hidrodinámica de los vertidos. Factores tan diversos como la topografía del fondo, la hidrodinámica marina, las comunidades bentónicas, etc. pueden hacer ineficaces las medidas exitosas en otro lugar. Por lo tanto, cada proyecto en particular deberá ser objeto de un cuidadoso y exhaustivo análisis previo a su puesta en funcionamiento. Veamos cuáles son las alternativas con las que contamos a la hora de establecer dicho análisis, sin perder de vista que en ningún caso el empleo de estos métodos deberían justificar a priori el vertido directo sobre ecosistemas sensibles, ya que no garantizan la ausencia de riesgo ambiental para tales ecosistemas y contradicen el principio de precaución por el que deben estar regidas estas actuaciones. Entre las medidas de vertidos figuran las siguientes:
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