“Es importante destacar que en este análisis no se ha considerado el coste del impacto ambiental de la desalación. El impacto sobre el medio ambiente puede ser crítico para decidir el viabilidad de una planta desaladora”
OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía GENA
15/06/22. Opinión. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción), Rafael Yus, escribe sobre la desalación para uso agrícola, en esta ocasión sobre los modelos de desalación en la Axarquía: “ante una situación como la sequía, en la que se pone en evidencia que el agua disponible no es infinita, sino que es limitada, incluso...
...escasa si nos atenemos a los ritmos de crecimiento de su consumo, como sucede en el sector de regadío de la Axarquía, es lógico que se piense en el mar como fuente teóricamente infinita de recurso hídrico”.
Agua infinita y a bajo precio. El mito de las desaladoras (y 8). Alcance del mito de la desalación
La sequía que venimos padeciendo hasta la fecha de publicación de este artículo, ha zarandeado de forma severa a uno de los sectores económicos emergentes más importantes de la provincia de Málaga: el de los cultivos de frutos subtropicales (aguacate y mango principalmente) y de forma especial donde cubre ya la mitad del suelo agrícola: en la Axarquía malagueña.
Aunque seguimos manteniendo la alerta por el abrumador crecimiento del regadío en la comarca de la Axarquía (que sobrepasaba en 14 hm3 en el año 2017, con una superficie total de cerca de 13.000 hectáreas, ahora será bastante más), la sequía ha puesto en jaque el exceso de optimismo que ha dominado en este sector, que inyectó caudal inversor hasta generar una burbuja económica. Las medidas prometidas electoralísticamente por la Junta de Andalucía, paseándose de vez en cuando por los campos de la Axarquía no han llegado a tiempo para paliar las primeras pérdidas del sector.
Es el escenario apropiado para aceptar, sin matices, las promesas fáciles y rápidas de solución por parte de todo tipo de tecnólogos redentoristas, a los cuales debemos mucho de nuestras comodidades actuales, pero también mucho de nuestro gasto público, pues todo tiene su precio. Por ello no es de extrañar que, en menos de un año, se hayan propuesto varias soluciones a este mal endémico de Málaga en general, pero especialmente en su parte oriental, la Axarquía, que son las sequías. Descartados los trasvases intercuencas, que sólo generan guerras de agua, amén de otros impactos (para la pena de los ingenieros de caminos, que siguen viendo estas infraestructuras como la única medida válida), la solución “reina” de todas las soluciones es, inevitablemente, la desalación del agua marina, como ya viene haciéndose en gran parte del Levante y sureste español. Después de haber repasado en artículos anteriores los pormenores de esta tecnología y las características de los modelos propuestos, en este artículo hacemos una valoración acerca de la sostenibilidad de este tipo de soluciones.
El mito del crecimiento ilimitado
El capitalismo, como sistema económico, se sustenta sobre la base optimista del crecimiento ilimitado. Toda empresa que no crezca, no es próspera. Pero si todas las empresas aspiran a crecer, todas necesitan recursos para lograrlo, sea de tipo material (ej. minerales) o energético. Si escasean los recursos, actúa el mecanismo regulador, según el principio darwinista de que solo las empresas más poderosas, accederán a esos pocos recursos, dejando en la cuneta a todas las demás que, más modestamente, competían, directa o indirectamente en esa carrera por crecer y crecer.
Por ello, ante una situación como la sequía, en la que se pone en evidencia que el agua disponible no es infinita, sino que es limitada, incluso escasa si nos atenemos a los ritmos de crecimiento de su consumo, como sucede en el sector de regadío de la Axarquía, es lógico que se piense en el mar como fuente teóricamente infinita de recurso hídrico. Pero el agua del mar es salada, como tal no sirve para ningún ser vivo que está adaptado a vivir en tierra. De ahí surge la idea y la tecnología, cada vez más avanzada, de la desalinización. Pero, si el agua marina es “casi infinita”, no lo es la energía que necesitamos para quitarle la sal. Problema que antes se resolvía con ese recurso energético tan barato como el carbón y el petróleo. Ahora esos recursos no solo están menguando, sino que se han encarecido y además producen CO2 en cantidades no aceptables por su efectos en el cambio climático. Pasamos entonces a una fuente de energía que sea “limpia” y además “renovable” y suponemos que también “barata” pues no la compramos a nadie. Aquí aparece entonces la solución mágica para todos nuestros males: un recurso infinito como el agua marina que podemos aprovechar una vez que lo hayamos limpiado con otro recurso infinito y barato como es la energía solar. Se traslada así un optimismo y una sobrevaloración de la tecnología de la desalación.
Como ejemplo veamos cómo se “vendía” el proyecto de desalación elaborado por el Instituto de Domótica y Eficiencia Energética de la UMA:
“En la cuenca Mediterránea existe el agua de mar y se dan más de 300 días de sol al año, pero hasta ahora no se han utilizado estos dos recursos conjuntamente para obtener agua para el consumo humano. Un ciclo virtuoso perfecto que permitiría obtener agua casi ilimitada sin coste energético, y evitaría también instalar las potabilizadoras o conducciones que requieren las nuevas desaladoras”.
Pero claro, la expresión “agua ilimitada sin coste energético” es más un eslogan que una realidad. Pero los autores de este proyecto no se quedan ahí. Y afirmar que “sin coste energético” supone ignorar que como toda producción industrial tiene su coste. El optimismo llega a ser desbordante cuando se llega a afirmar que España “podría vender energía y agua” a todo el mundo…
Puede leer el artículo completo en formato PDF pinchando AQUÍ.
Puede leer AQUÍ otros artículos de Rafael Yus