“El peligro que supone tanto para el medio ambiente marino y también para la salud de las personas, el uso de cremas de protección solar, que para cumplir su cometido de proteger nuestra piel de las dañinas radiaciones solares, añaden a su composición lo que se conoce como ‘filtros solares’”
OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía
06/07/22. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las cremas solares y su impacto en la naturaleza: “Los efectos nocivos, demostrados científicamente, se multiplican en lugares confinados como los lagos, pero en la playas, también se puede reproducir en situaciones semiconfinadas...
...como las calas y las playas protegidas con diques, especialmente durante los meses de baño, en que la cantidad de filtros que se libera al medio es demasiado alto para ser condescencientes”.
¿Es cierto que hay cremas solares ecológicas? La amenaza no frena, sino que se incrementa
En artículos anteriores, en esta misma revista, ofrecimos una revisión, necesariamente resumida, en 6 capítulos, bajo el título “El ecocidio y suicidio de los baños de sol”, sobre el peligro que supone tanto para el medio ambiente marino y también para la salud de las personas, el uso de cremas de protección solar, que para cumplir su cometido de proteger nuestra piel de las dañinas radiaciones solares (especialmente las ultravioletas), añaden a su composición lo que se conoce como “filtros solares”, sustancias que tienen la capacidad de reflejar estas radiaciones y con ello impedir que éstas penetren en la piel y pueda causarnos quemaduras, cuando no un melanoma. Son aditivos necesarios para nuestra salud, pero no son inocuos, tienen efectos, no sólo para el medio ambiente, sino también para la salud de las personas.
En efecto, en la composición de las cremas solares siempre ha habido unas sustancias de tipo orgánico, que tienen la propiedad de impedir que las radiaciones UV penetren en nuestra piel, pero que, por su composición, imita a algunas hormonas humanas, produciendo trastornos endocrinos más o menos importantes y más o menos evidentes. Estas sustancias son conocidas en medicina con el nombre de disruptores endocrinos, y por su potencial daño para la salud de las personas, hablábamos del “suicidio” de los baños de sol, porque a los peligros del melanoma se une ahora el de las sustancias que deben protegernos de él.
Pero el problema no se queda ahí, sino que estas sustancias orgánicas pasan al medio marino cuando nos bañamos, aproximadamente el 35% de los filtros solares que tenemos en la piel cuando nos embadurnamos de una crema solar, son liberados cuando nos metemos en el agua. En una persona la cantidad de sustancias que suelta en el mar es muy pequeña, casi despreciable, porque en el mar hay mucha agua para diluir estas sustancias, pero la cosa se pone seria cuando hablamos de, al menos, 3.000 personas, y cuando esas personas se bañan en una zona de escasa circulación de agua marina, como sucede en las bahías y calas, el asunto empieza a cobrar mucha importancia. Llevamos más de 15 años de investigaciones científicas, tanto en España como a nivel internacional, sobre los efectos que producen estas sustancias en los seres vivos del mar. De estos cientos de investigaciones serias, sólo ha sido destacada, en medios de mayor difusión, el efecto de estas sustancias sobre los corales, hecho que provocó la prohibición de las cremas de protección solar que contuvieran los filtros solares que entonces se consideraban más agresivos para los corales (oxibenzona y octinoxato) en lugares como Palau, las Islas Marshall, las Islas Vírgenes, partes de México, los Cayos de Florida y Hawaii. En estos lugares, la legislación ha sido pionera en el mundo, prohibiendo los filtros solares llamados “químicos” (sustancias orgánicas) que poseen muchas cremas solares, poniendo carteles de advertencia en las playas, e incluso suministrando cremas alternativas en dosificadores al efecto.
¿Qué es un crema solar ecológica?
Lo primero que tenemos que comprender es que, tras los primeros avisos, difundidos por los medios, sobre los daños ambientales de determinados filtros de las cremas solares, ante la preocupación de un sector más o menos amplio de consumidores por el impacto de su consumo en el medio ambiente, es importante para la empresa comercializadora de una determinada marca de crema solar, el destacar alguna ecoetiqueta, un guiño para que ese consumidor eco-consciente compre ese producto, aunque a menudo entremezclando productos naturales y artificiales en la misma etiqueta (Fig.4), con letra muy pequeña, ilegible y con una terminología excesivamente culta. Hay muchísimo dinero en juego, pues aunque el abanico de marcas de cremas es extraordinariamente diverso, una gran parte encuentra en este producto grandes ganancias, sencillamente porque lo emplearán miles de millones de personas, especialmente en la temporada de baños. En el caso de las cremas solares, se puede trazar una evolución en el etiquetado según las preferencias de cada momento, que no son modas, sino productos de alertas dadas por científicos y organizaciones ecologistas y de consumidores, que van más allá del negocio del comercio de cremas solares. Las estrategias del ecoetiquetaje son diversas:
a.-Envases reciclables. Hemos visto cremas solares que distraen la atención del consumidor señalando con signos y letras grandes, que el envase es cien por cien reciclable, pero lo que dice de su composición es un galimatías de nombres, además con letra tamaño tan pequeño que es ilegible, desviando la atención de su composición en la que entra algún que otro producto dañino para el medio ambiente. Pero ese guiño ecológico de “envase reciclable” ya engancha a algunos consumidores, porque extiende este aspectos ecológico a la totalidad del producto.
b.-La bendición del herbolario. Otras veces la composición se ve mejor, indican el nombre de los filtros solares, que suenan a “chino” para el consumidor, pero incluyen multitud de potingues extractos de hierbas medicinales y aromáticas, por supuesto 100% natural, quedando casi inapreciable la composición del auténtico filtro solar, que seguramente será dañino. Aquí también pican muchos consumidores que huyen de la química artificial y asocian los productos de herboristería a lo “natural” y por tanto seguro para la salud y el medio ambiente.
c.-Filtros solares biológicos. En este caso prescinden de los filtros solares convencionales y solo añaden productos “naturales” extraídos de helechos (leucotomos), té verde (catequinas), cardo mariano (silimarina), semillas de uva negra (polifenoles) que supuestamente absorben las radiaciones UV y tienen efectos antioxidantes, etc. El problema es que estos productos no están avalados por investigaciones científicas imparciales que demuestren que realmente son eficaces en la protección de la piel, por lo que sin estos estudios, su aplicación es un riesgo potencial para el consumidor.
d.-Amigos de los corales. Finalmente, ante la alarma de que los filtros solares están destruyendo los arrecifes de coral, hay cremas solares que se declaran “reef safe”, amigas de los arrecifes, al usar un filtro solar en el que no se incluye aquellas sustancias que en su día produjeron esa alarma y añaden otras de las que no se ha demostrado aún que afecte a los arrecifes. De este modo, el consumidor eco-consciente entiende que está en lo correcto comprando esa crema, cuando el que sea seguro para los arrecifes (en el supuesto de que realmente se hayan hecho los controles imparciales adecuados, que no siempre es así) no indica que el filtro solar alternativo que usen no tenga un efecto negativo sobre muchos otros seres vivos que viven en el mar. Además, no infrecuentemente, estas cremas declaran que los filtros que llevan han sido testados como inocuos, pero eso se ha hecho mediante bioensayos (pruebas de laboratorio) que son ambientes simplificados de la realidad, y además su metodología y resultados no han sido publicados en revistas científicas y por tanto no han sido revisados por pares expertos imparciales. Decir simplemente que un producto se ha testado no es una garantía.
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