Se dice que una persona, institución o asunto está “esclerotizada” cuando ha detenido su avance o progreso, o es incapaz de evolucionar. Esto es lo que está sucediendo en muchísimos municipios

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

12/09/22. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la participación ciudadana: “La participación es un signo distintivo de la democracia, y por ello no existe en los sistemas autoritarios. En una democracia los gobiernos no deben actuar de manera unilateral y...

...aislada. Están obligados a rendir cuentas y a permitir, salvo en situaciones excepcionales de seguridad nacional o de desastres naturales, que los ciudadanos (ya sea de manera individual u organizada) participen en la formulación, desarrollo y escrutinio de las políticas”.

Participación esclerotizada. De cómo se usa la participación ciudadana para refrendar proyectos municipales

Se dice que una persona, institución o asunto está “esclerotizada” cuando ha detenido su avance o progreso, o es incapaz de evolucionar. Esto es lo que está sucediendo en muchísimos municipios cuando tienen que incluir, obligadamente, la participación ciudadana para recibir las subvenciones de determinados programas y proyectos de origen estatal o europeo. La participación ciudadana es un ejemplo de ello, durante su evolución en la democracia (Fig.1):


Etapa 0. Por nuestra edad, hemos sido testigos de este fenómeno en todas sus etapas. Hace años, vivimos la Etapa 0, la etapa autoritaria de la dictadura franquista, en la que los ayuntamientos eran meras delegaciones del poder político del dictador, siguiendo la inequívoca línea autoritaria de ejecutar las órdenes que le llegaban por el consabido “conducto reglamentario”. Como era de esperar en una dictadura, nunca hubo participación ciudadana. Todo se cocía incluso más allá de los ayuntamientos y se ejecutaba sin rechistar.

Etapa 1. Una vez alcanzada la democracia, y salvando ese primer decenio que llaman “transición” en el que todavía coexistían actitudes autoritarias y primeros brotes de democracia, aparecería una Etapa 1, posiblemente la más osada, como corresponde a una adolescencia democrática, en la que todo está por crear y hay ilusión por mejorar todo lo que está derribado. Tal vez por este motivo, en los años 1990, se creó la primera Concejalía de Medio Ambiente en Vélez-Málaga (cuando el resto de los municipios de la comarca todavía no le daban un estatus independiente respecto a otras concealías). Ese primer concejal tuvo la osadía de crear lo que fue el primer Consejo Municipal de Medio Ambiente, cuyos estatutos finalmente se publicaron en el Boletín Oficial de la Provincia. En ese Consejo formábamos parte asociaciones ciudadanas cuyo objeto es el medio ambiente. La experiencia durante aquella legislatura no pudo ser más satisfactoria, porque aún siendo una estructura consultiva, el concejal gestionaba asuntos y problemas planteados en el Consejo; incluso se elaboró una revista de difusión titulada Retama, en la que había artículos de divulgación y actuaciones ambientales del ayuntamiento en esa materia. Las siguientes legislaturas heredaron esta forma de actuar, tanto estando Izquierda Unida, como el Partido Popular en la Concejalía de Medio Ambiente. Todos reconocían la bondad de su funcionamiento, algunas veces incómodo porque se colaba algún que otro político de la oposición, al que le invitábamos a que discutiera esos asuntos donde ellos pueden y los demás no, como es el Pleno municipal. Esta es la auténtica participación ciudadana porque, más allá de dar o no una opinión, allí se discutía, con fundamentos, una u otra postura, y aunque era consultiva y no vinculante para el concejal, sin duda, lo que allí se acordaba tenía siempre el respaldo de la ciudadanía. De este  modo los Consejos Municipales, por concejalías (también había un Consejo Municipal de Cultura), revelaron ser de gran utilidad y engrasaban la recién estrenada democracia.

Etapa 2. Tras cuatro legislaturas funcionando la participación ciudadana a pleno rendimiento, hubo una legislatura, coincidiendo que gobernaba el Partido Popular, en la que se suprimieron los consejos municipales y se creó uno solo llamado Consejo Económico y Social Local, al parecer una figura que se crea en Ayuntamientos de “Municipios de Gran Población” que era Vélez-Málaga en aquellos momentos. Esta Etapa 2 la consideramos regresiva, puesto que este Consejo Económico y Social es una macroestructura formada por una treintena de representantes de un abanico extremadamente variopinto de sectores sociales y económicos del municipio y que solo por su magnitud ya se puede entender que es imposible que en él se ejercite una dinámica del mismo calado que el que se desarrollaba en los Consejos Municipales sectoriales. Aquí empezamos a ver los síntomas de un proceso de esclerotización o paralización de la democracia municipal porque la participación seguía el símil de los “convidados de piedra”. Solo cuando el Ayuntamiento tenía que tachar la casilla de participación ciudadana para aprobar uno u otro plan o programa, se reunía a este Consejo, se le informaba y se respondía a alguna pregunta, y ahí terminaba la participación.

La participación no se puede quedar en la mera información, y menos aún que esa información se ofrece el mismo día de la reunión. Suponiendo que sea ésta la única forma de participación, se podría mejorar, suministrando la información previamente para que se pueda leer y analizar, dejar un tiempo para presentar sugerencias o alegaciones, y luego celebrar formalmente ese Consejo. Nosotros propusimos que coexistieran estas dos figuras, los consejos municipales sectoriales y el Consejo Social y Económico, y de este modo los proyectos irían mejor participados a este último trámite. Pero nunca prosperó esta solución, la esclerosis participativa no tenía vuelta atrás, es mucho más cómodo y rápido usar la pseudo-participación del Consejo Social, que tener que soportar las discusiones del Consejo Municipal. Y los concejales de este nueva etapa son más bien comodones, prefieren actuar sin contar con el público, y así ahorrarse tener de dar explicaciones a situaciones difícilmente justificables.

¿Por qué es importante la participación?

La participación es un signo distintivo de la democracia, y por ello no existe en los sistemas autoritarios. En una democracia los gobiernos no deben actuar de manera unilateral y aislada. Están obligados a rendir cuentas y a permitir, salvo en situaciones excepcionales de seguridad nacional o de desastres naturales, que los ciudadanos (ya sea de manera individual u organizada) participen en la formulación, desarrollo y escrutinio de las políticas. Por otra parte, si la participación básica se centra únicamente en la elección de los gobernantes, una participación efectiva de mayor alcance es fundamental para poder hacer frente a los problemas económicos y sociales con la colaboración y la corresponsabilidad de los ciudadanos. Se ha comprobado que siempre que los ciudadanos participan en una decisión que afecta a una colectividad, estos ciudadanos son los primeros que la aceptan y ayudan a los demás para que sea asumida. Luego la participación no sólo es un derecho del ciudadano sino un mecanismo de corresponsabilización.

Por otra parte, la participación ciudadana a menudo es un recurso esencial para dar legitimidad y mejorar la eficacia de las decisiones de un gobierno. Por eso, los gobiernos democráticos reconocen la necesidad de establecer una vinculación activa con la sociedad y de ampliar los espacios para que la ciudadanía participe en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas. De ahí que la participación ciudadana suela incorporarse como un requisito obligado desde la ley, incorporándose formalmente, o bien, como sucede a menudo, de manera apresurada, sin una adecuada planificación y sin tener claros los objetivos que se persiguen y las opciones que mejor sirven a dichos propósitos. Es en este punto, cuando un conjunto de circunstancias, como las prisas para terminar un proyecto por agotamiento de plazos, junto con el escepticismo sobre el valor intrínseco de la participación ciudadana, lleve a una mala praxis del proceso de participación, limitándolo a una mínima consulta, a menudo mal informada, en tiempos muy acortados y formas muy limitadas. Por ello es común que se integre la participación como una rutina más del proceso administrativo, sin que medie la identificación clara de los objetivos que se busca lograr a través de su incorporación y, en consecuencia, sin que se despliegue un diseño sistemático de las estrategias y mecanismos para activarla.

¿Cómo debe ser la participación?

Ésta es la pregunta clave. Cualquiera podría responder que la participación significa dar la oportunidad a la ciudadanía para que “participe” o para que “tome parte” en un determinado tema que afecta a la ciudadanía, pero no hay ninguna definición que incluya la medida en que la ciudadanía debe participar para que sea, o no, una “auténtica” participación. Pero todo el mundo entenderá que, utilizando el mismo sustantivo, se alude a prácticas de muy diferente calado, por lo que hay que ponerle un adjetivo. Por este motivo, nos parece adecuado destacar dos formas extremas de participación (Fig.1):

a.-Participación consultiva. Representa la forma mínima de participación, a menudo una simple consulta, que en su forma más simple se queda en la publicación de un documento en un Boletín o en el tablón de anuncios y dar un plazo a la ciudadanía para que presente sus propias alegaciones. Es una participación empobrecida, que para el gobernante supone cumplir con el objetivo de tomar decisiones “informadas”. Un grado superior, supone dar también la oportunidad de validar y priorizar opciones que han sido seleccionadas previamente por parte de la entidad gubernamental o administrativa. Para ello, la participación ciudadana es una consulta y tiende a ser incorporada después de las primeras etapas del ciclo de política pública, a partir de parámetros más cerrados para la convocatoria (suelen concentrarse en grupos de interés) y el proceso participativo en su conjunto suele desarrollarse en periodos relativamente cortos.

b.-Participación implicativa. En esta modalidad el objetivo es lograr que la ciudadanía se involucre, y deseablemente, se comprometa, en los temas que se pretenden desarrollar. Esto requiere que la participación ciudadana aparezca desde las primeras fases de la elaboración del programa o proyecto, confrontando y conciliando intereses a veces contrapuestos, a través de procesos de negociación y establecimiento de compromisos para un horizonte de tiempo más amplio. En concordancia, la convocatoria es más extensa o con mejores niveles de representación (en términos de la amplitud y autonomía de los actores involucrados) y se esperan resultados que trasciendan la definición de prioridades.

Aunque ambas formas de participación pueden ser legítimas, siempre que admitan el alcance de sus objetivos reales (una participación consultiva no puede presentarse al público como si fuese una participación implicativa), es evidente que las formas de participación implicativa son las que representan una concepción fuerte de democracia y ofrecen la máxima transparencia. Mientras que las consultivas no pasan de cumplir una mera función de información y, como máximo, de mera consulta. El proceso que denominamos “esclerosis participativa” se refiere, por tanto, a la progresiva disminución de los elementos implicativos para reducirlos a los meramente consultivos o incluso informativos. Una vez instalada esta dinámica, el gobernante encuentra acomodo, fluidez y ausencia de conflictos (diletantes) y la participación alcanza lo que hemos llamado un estado de “esclerotización”.

El caso de la Agenda Urbana de Vélez-Málaga

Recientemente hemos tenido oportunidad de percibir este fenómeno en el Ayuntamiento de Vélez-Málaga, que el 4 de agosto de este año anunció que ponía a disposición de los ciudadanos el Diagnóstico de la Agenda Urbana de Vélez-Málaga (Fig.2), con un sistema de participación a través de una página web, en la que los ciudadanos debían “priorizar” determinadas líneas de actuación antes del día 10 de septiembre. Así pues, más que una participación se trata de una consulta, sin compromiso de vinculación por parte de los redactores, claramente para cumplir, aunque de mala manera, el requisito de la participación ciudadana que le exige la Agenda Urbana Española (a su vez engarzada en la Agenda Urbana Europea).


En todos los documentos de la Agenda Urbana Europea y Española se insiste mucho en una participación ciudadana de calidad. Sin embargo, en el caso de la Agenda Urbana de Vélez, la fase de participación ciudadana tiene errores graves de procedimiento que revelan la escasa importancia que dan los convocantes a esta fase, que sólo la suscriben por obligación:

a.-El periodo de participación es corto y se realiza en periodo estival y por tanto vacacional, hecho que provoca una participación pequeña y sesgada.

b.-Se ha elegido un sistema de participación cómodo, que no necesita “pérdida de tiempo” en reuniones, basado en la utilización de una página web, lo cual deja fuera de participación a una amplia porción de la población no habituada o reacia a los medios de soporte informático.

c.-El sistema de participación que propone es individual, cada persona es una unidad de participación, sin posibilidad alguna de debatir, contrastar o facilitar información relevante para que cada persona responda con elementos de juicio.

d.-La participación se reduce a una encuesta cerrada, de elección múltiple, sin posibilidad de introducir nuevos ítemes o matizar las respuestas. Con este procedimiento lo más que se consigue es una opinión general, pero no una participación enriquecedora.

e.-La participación se reduce a la valoración de un texto cerrado (Diagnóstico).

Según asegura la propia documentación del Ayuntamiento de Vélez, se ha realizado un documento de diagnóstico (que incorpora unos objetivos estratégicos y unas líneas de actuación) en el que no ha participado la sociedad. Lo ha hecho un grupo elegido desde el propio ayuntamiento, formado por concejales y técnicos del ayuntamiento. Se indica que se ha consultado a “expertos externos”, algo que en la práctica ha consistido en responder a un DAFO. Se indica que el documento resultante era un prediagnóstico, que se convirtió en diagnóstico definitivo tras la “creación de mesas de trabajo, incorporando a personas de especial relevancia institucional, social o económica”, y además indica que esta plataforma se considera una “Estructura de Gobernanza que se mantendrá durante la vigencia de la Agenda Urbana” y será responsable del seguimiento y evaluación del programa. Su composición ha sido elegida dedocráticamente por el Ayuntamiento, por lo que no hay seguridad de su objetividad.


En el esquema de flujo del proceso de elaboración de la Agenda Urbana (Fig.3) se puede apreciar que el programa recomienda participación pública en las fases 1 (diagnóstico) y 2 (definición de objetivos), y en las dos últimas (indicadores y evaluación) los “agentes locales”. Sin embargo, el documento que se presenta a consulta es un documento que no sólo recoge las fases 1 y 2, sino también la fase 3, de modo que lo que se presenta a consulta son tres de cuatro fases, en las que previamente no ha habido participación pública alguna. Un fraude para el derecho a participar.

Fuentes del ayuntamiento de Vélez insisten en que la participación ha sido precipitada porque la Unión Europea ha puesto límites y se tiene que entregar la Agenda a mediados de septiembre, lo cual no es una excusa porque la agenda está en curso desde el año 2020 y nada se ha hecho hasta los últimos días de plazo, para que participe la ciudadanía. Estas fuentes también insisten en que, con posterioridad, seguirá la participación, aunque, claro está, baja un documento ya cerrado porque es el que supuestamente habrá aprobado ya la Unión Europea, por lo que lo que se ofrece es una participación vacía de contenido, porque no se puede modificar lo que ya está aprobado.

Es evidente, pues, que se trata no sólo de una participación mínima (consulta), sino que se ha hecho cuando su redacción se ha consumado y ya no hay forma de intervenir más allá de lo que se pide en la web que se responda.  No sólo no se ha contado con grupos de especial relevancia social como son las asociaciones más destacadas del municipio (ej. SAC, GENA-EeA, etc.), sino que a nuestro juicio se ha cerrado la posibilidad de que la ciudadanía en general, través de un proceso participativo más digno de esta expresión, haya participado en la concreción de puntos relevantes del diagnóstico, que por lo que hemos visto ya revela que no incorpora aspectos claves que deberían figurar, y que, al contrario, se introduce en el diagnóstico elementos falsos, falseados o tergiversados, que no habrían prosperado de haber ampliado esta participación.

Ante esta situación, es evidente que no podrá introducirse en la Agenda Urbana ningún ítem que no esté en el documento del Diagnóstico, y por tanto sólo podemos intervenir en los elementos que presente este documento. Por lo tanto, estamos ante un procedimiento tramposo. Se ajusta a las necesidades/deseos de los gobernantes y los ciudadanos sólo podemos dar nuestra opinión, y solo sobre los aspectos que ha seleccionado el grupo pro-gubernamental inicial. Dar una simple valoración (bueno/malo/regular) o una opinión, sobre un tema, incluso en su formato más óptimo como son los DAFO (pues admiten matizar, introducir aspectos positivos y negativos) no puede ser considerado como un buen procedimiento de gobernanza y participación, como enfatizan los documentos de la Agenda Urbana, sino lo que hemos calificado como “esclerosis participativa”. Por otra parte, la Estructura de Gobernanza estará formada por personas invitadas por el propio ayuntamiento, y por tanto dóciles, y esta estructura será la que se encargará de firmar el cumplimiento de los objetivos en la fase de seguimiento. Esto es totalmente acorde con el procedimiento tramposo de participación elegido, puesto que si se hubiera implicado a personas más críticas, podría poner en riesgo el proyecto, y los fondos que requieren informes positivos.

La participación deseable

Caso diferente hubiera sido que el diagnóstico se haya realizado desde el principio con una participación ciudadana más amplia, al menos las que podrían formar parte de los Consejos Municipales, especialmente los de Cultura y Medio Ambiente. Claro que esto requeriría más tiempo, pero merecería la pena porque esta participación habría sido muy positiva para engrasar la democracia y la buena gobernanza, a la vez que una toma de conciencia mucho más efectiva de la población civil que participa, que por el hecho de hacerlo ya se hace más responsable.

Caso distinto hubiera sido que esta estructura de gobernanza estuviera articulada a través de los consejos municipales que eliminaron oportunamente hace varias legislaturas. El Ayuntamiento (sus gobernantes, sus técnicos más engrasados) sabe perfectamente que nuestras asociaciones (GENA-SAC) son muy críticos con el modelo de ciudad y con los proyectos urbanísticos contra los que hemos ido ofreciendo alegaciones y críticas, y por eso ni quieren consejos municipales ni tampoco que formemos parte de la guardia pretoriana que elabore el insulso Diagnóstico, clave para condicionar el resultado de todo el proceso. Se les llena la boca de palabras como “participación”, “gobernanza”, pero en la práctica la temen, y buscan la forma de blindarse contra ese “ruido de fondo” que hace la ciudadanía más crítica.

Curiosamente, el Objetivo nº 10 de la Agenda Urbana que ahora se quiere aprobar, trata de “mejorar los instrumentos de intervención y la gobernanza”, reconociendo que no están desarrollando adecuadamente los sistemas de participación. Si hubiéramos podido participar en este documento hubiéramos propuesto las siguientes medidas:

a.-Rehabilitar los Consejos Municipales de Medio Ambiente y de Cultura (y otros si hubiera sectores que lo reclamaran).

b.-Incorporar a GENA-EeA y la SAC en la Estructura de Gobernanza para la elaboración del documento de diganóstico. El pre-diagnóstico se podría utilizar como punto de partida, pero que pueda modificarse todo lo que sea necesario.

c.-Valoración crítica del grado de cumplimiento de los objetivos de todos los proyectos previos al presente (Agenda 21, EDUSI, etc.). Este estudio permitirá tener una visión más amplia de los problemas irresolutos.

d.-Promover una participación directa y abierta de la ciudadanía a través de los Consejos municipales. Aunque los consejos tengan miembros “natos” (asociaciones), en esta fase serían abiertos a toda la ciudadanía, para promover una participación efectiva.

e.-Someter el Prediagnóstico elaborado a escrutinio público, a través de la página web, pero dejando ítemes abiertos, para explicar las posiciones o introducir elementos nuevos.

f.-Tras esta fase de participación, los consejos elaborarán el Diagnóstico definitivo y se podrá seguir con las siguientes fases previstas en la Agenda Urbana.

g.-Durante la fase de seguimiento, los Consejos Municipales, como parte de la Estructura de Gobernanza, irán dando informes sobre el desarrollo del Plan de Acción.

h.-Finalmente, debe asegurarse que la Agenda Urbana así elaborada sea vinculante para todas las corporaciones futuras (al menos mientras dure el programa), con independencia de la ideología política, lo que también incluiría la permanencia de la Estructura de Gobernanza y por tanto los Consejos Municipales que, al contrario de lo que ha venido sucediendo, no deberían depender de la voluntad del concejal de turno.

La inutilidad social de la Agenda Urbana

Y todo esto para conseguir dar legitimidad a un documento cuya única función va a ser conseguir fondos del programa europeo Next Generation. Esto no es la primera vez que ocurre.

El Ayuntamiento de Vélez-Málaga sólo quiere obtener subvenciones y prebendas con este tipo de proyectos. Debemos recordar que ya hay 5 proyectos que han ido aprobándose sin pena ni gloria en Vélez-Málaga, a saber: 1) Agenda 21 Local de 2004 (y su posterior actualización en 2017); 2) Plan estratégico de Vélez-Málaga (2015-2025); La Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) /2014-2020) y 5) Agenda Urbana de la UE (2019-2030). Lo más sorprendente es que, teniendo todas el denominador común del "desarrollo urbano sostenible", ninguna se haya desarrollado satisfactoriamente. No sólo se comprueba con una simple vuelta por Vélez y Torre del Mar o consultar el último PGOU, sino que una lectura detallada de las líneas de actuación de estos cinco proyectos nos revela que las líneas de actuación, no cumplidas en el ejercicio anterior (que son el 90% como mínimo de las comprometidas), han ido pasando a formar parte de las líneas de actuación de cada una de las posteriores agendas, planes o proyectos. Esto es muy grave porque, en primer lugar desvirtúa automáticamente el carácter comprometedor de una agenda (recuérdese que una agenda se define como “una relación ordenada de asuntos, compromisos o quehaceres de una persona o de una organización de un periodo”) y en segundo lugar denota que no han sido evaluadas objetivamente y que, como consecuencia de todo, se convierten en papel mojado una vez aprobadas, y las inversiones no se utilizan para el desarrollo de las líneas de actuación, sino para otras cosas (lo que justamente llamaríamos malversación). En la Fig. se muestra el cronograma de todas las agendas emprendidas por el Ayuntamiento de Vélez, y se puede comprobar cómo desde 2014 a 2015 coinciden tres agendas (Agenda 21, EDUSI y Plan Estratégico) y en 2017-2025 coinciden otras tres agendas (Agenda 21, Plan Estratégico y Agenda Urbana). Debido a esta mala praxis de ir repitiendo en cada agenda lo que no se ha hecho en la anterior, se da la paradoja de que en un mismo periodo de tiempo tres agendas pueden tener tres objetivos y sus respectivas líneas de actuación simultaneadas, aunque en la práctica ninguna se realice (Fig.4).


Todo esto ha sido posible gracias a esa participación esclerotizada de lo que hemos hecho mención, en la que la participación y cogobernanza han sido tan débiles que la ausencia de resultado alguno de estas agendas y programas ha pasado totalmente desapercibida por la población.

La prueba de fuego

Como muestra de esta falta de desarrollo de las líneas de actuación de cada programa yen consecuencia la incorporación de las mismas en distintas agendas consecutivas, vamos a poner el caso reciente de la decisión del teniente alcalde de Torre del Mar de utilizar la zona inundable de la margen izquierda del delta del río Vélez, para llevar allí el recinto ferial de Torre del Mar y el festival Weekend Beach que se celebra en el verano en la misma localidad. Esto es un ejemplo de cómo gobernantes tan destacados (por su poder) como el Teniente de Alcalde de Torre del Mar, ignora completamente los compromisos que adquirió el Ayuntamiento de Vélez en sus distintas agendas elaboradas en años anteriores e incluso la presente Agenda Urbana todavía no aprobada.

En la Fig.5 se muestra el titular de un periódico en el que se anuncia la intención del Teniente de Alcalde de Torre del Mar de trasladar el recinto ferial y el auditorio del festival veraniego del Weekend Beach en las actuales tierras de labor de la margen izquierda de la desembocadura del río Vélez. En la misma figura se muestra los compromisos que se ignoran olímpicamente en esta decisión. Conviene aclarar que el Delta del Río Vélez es un humedal (incluido en la Red de Humedales de Andalucía) por su riqueza en aves, tanto sedentarias como migratorias, siendo uno de los puntos más apreciados para la observación de aves en la provincia de Málaga. Además es una zona inundable y por ello se están construyendo muros o motas a 200 metros de las márgenes del río. Justamente en esos 200 m de la margen izquierda es donde se pretende desarrollar el proyecto de recinto ferial e instalaciones del festival de música.


Esta desafortunada decisión la toma una persona que, a todas luces, ni siquiera se ha leído los documentos (agendas) que lleva haciendo este Ayuntamiento desde el año 2004. Ahora, recién cocinada la Agenda Urbana de Vélez-Málaga (2020-2030), que como hemos indicado anteriormente se ha hecho sin participación social, detectamos, al menos 4 líneas de actuación, de diferentes objetivos, que entran en contradicción con la decisión que ha tomado el Teniente de Alcalde de Torre del Mar. Como se muestra en la Fig. . una es el compromiso de reducir la contaminación acústica (que ya estaba aprobad en el punto 11 de la Agenda 21). Otra se refiere a la protección de la naturaleza, que incluye la fauna, un compromiso que ya estaba en el punto 19 de la Agenda 21 y en el punto 4.3.7 de otra Agenda (el EDUSI). Otro compromiso se refiere a la prevención de inundaciones, también prevista en el punto 4.4.3. del EDUSI. Finalmente el último compromiso se refiere a la apuesta por un turismo urbano sostenible que evite el efecto de la masificación (también previsto en el punto 2.2.1 del EDUSI). A la vista está que este proyecto ignora totalmente los compromisos de la presente agenda y de las anteriores aún vigentes, todo lo cual nos hace preguntar ¿qué utilidad tienen las agendas urbanas cuando cualquier político posterior actúa con total impunidad vulnerando sus compromisos?

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