Los macrofestivales de música en vivo constituyen un producto del capitalismo, que explota esa necesidad de encuentro y catarsis que tienen amplios sectores de la población, especialmente de gente joven

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

10/10/22. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los macrofestivales de música: “La gentrificación se advierte especialmente en el sector turístico que asiste a los macrofestivales. España se ha convertido en el destino preferido en Europa para quienes viajan con la intención...

...de ir a un macrofestival y ha ido incrementándose”.

Turismo de macrofestivales: catarsis colectiva con impacto ambiental (2). El macronegocio de las masas

En un capítulo anterior intentamos definir este tipo de espectáculos en boga que son los macrofestivales musicales en vivo, en espacios abiertos y frecuentemente en época estival, que se están extendiendo por todos los destinos turísticos del litoral español. Advertíamos que constituían algo más que un producto para disfrutar de la música, para convertirse en lugares fortuitos de encuentro entre públicos de diversa procedencia. Nuestra preocupación es el impacto ambiental y social que supone este tipo de actos, reflexión que dejamos para el último de estos tres capítulos de que hemos dividido la reflexión sobre esta temática. En este segundo capítulo nos centraremos en los aspectos económicos que supone este nuevo producto del capitalismo.

Las consecuencias económicas de la reciente pandemia del Covid-19 nos ha enseñado mucho sobre la base de muchos de los negocios que hay en nuestro país. La exigencia de mantener una distancia de seguridad provocó una sonada crisis en todos aquellos negocios que tenían como base el consumo masivo, ya que esta restricción obligaba a restringir la afluencia de público en determinados negocios, como los bares, restaurantes, espectáculos, etc. Entre los espectáculos figuraba, lógicamente, los macrofestivales de música en vivo. Esta crisis apuntó sobre la necesidad de apostar por negocios que no fueran tan dependientes de la “cantidad” como de la “calidad” del producto. El levantamiento de las restricciones demostró que este viraje, lejos de producirse, aumentó, con una respuesta desorbitada: playas masificadas hasta ser molestas, espectáculos masivos batiendo record de asistencia de público, etc.


Los macrofestivales de música en vivo constituyen un producto del capitalismo, que explota esa necesidad de encuentro y catarsis que tienen amplios sectores de la población, especialmente de gente joven. En el mundo empresarial se suele decir que “donde hay una necesidad hay un negocio”, y esto lo cumplen fielmente los macrofestivales musicales en vivo principalmente durante el periodo vacacional del verano. Pero constituye un negocio peculiar, caracterizado por su corta duración, no superior a una semana, y no sólo supone un negocio para los organizadores, sino también para otros negocios permanentes del entorno donde se desarrolla el macrofestival, como bares, restaurantes, tiendas, supermercados, etc., que ven incrementados sus servicios de forma exponencial en tan sólo unos días. Es el sueño de todo negocio estival como los que caracterizan los destinos turísticos de sol y playa, donde tiene lugar la famosa expresión de “hacer el agosto”, porque después del verano ya no disponen de suficientes clientes como para mantener estos negocios. En general, los negocios de masas basan su éxito en los bajos precios, que ofrecen a esa amplia clase media trabajadora, a la que ofrece un producto atractivo (en este caso la catarsis colectiva) ajustado a su capacidad adquisitiva. El típico negocio de compensar precios relativamente bajos con elevada cantidad de ventas, solo que en este caso esa ganancia se obtiene en un tiempo record. Pero, como veremos a continuación, el espectro socio-económico se ha ido ampliando a una clase media más alta, incrementando con ello público y ganancias.

Gentrificación y activo financiero

Lo que solía aparecer en las páginas de sucesos de los periódicos (así solía ser en los años setental y ochenta), con noticias negativas como caos, disturbios y casos de vandalismo, se ha ido gentrificando desde principios de siglo, y ahora son los propios ayuntamientos los que quieren tener ‘su' macrofestival como sobreoferta turística. Quedan muy lejos ya los macrofestivales hippies contraculturales, desde los años 1960, del tipo Woodstock, para convertirse en negocios lucrativos de millones de euros de impacto económico sobre la población que los acoge. El Anuario 2022 de la música en vivo de APM así lo refleja también, poniendo de manifiesto que España es el primer destino del mundo en cuanto al turismo de macrofestivales musicales, en el último año del que se tienen publicados datos, 2019. Ese año, la mayoría de los turistas llegó a España desde Reino Unido (el 43%), seguido, ya a bastante distancia, de Francia (9%), e Irlanda y Estados Unidos (ambos países con el 6%).

La gentrificación se advierte especialmente en el sector turístico que asiste a los macrofestivales. España se ha convertido en el destino preferido en Europa para quienes viajan con la intención de ir a un macrofestival y ha ido incrementándose. La demanda en 2021 se ha elevado el 91,1% en julio y el 85,7% en agosto. Por edades, se observa un aumento del 25,4 % del segmento de edad entre 18 y 24 años en relación con el verano anterior. En total, el 42,6 % de los turistas festivaleros tiene edades comprendidas entre los 18 y 44 años. De hecho, para este periodo estival, se estima una subida del 15,8 % en el gasto del macrofestivalero que tiene intención de gastar hasta 1.000 euros en sus viajes, seguido de un 19 % que pretende dedicar entre 1.000 y 3.000 euros. Además, entre los alojamientos más demandados figuran hoteles de entre tres y cuatro estrellas (17 %), alojamientos de alquiler vacacional (10 %) y hostales (7,8 %). No obstante, más de la mitad de los turistas prefiere usar su propio vehículo (52,1 %), seguidos del avión (40,5 %) y tren (20,6 %).


El negocio es tan seguro que ya empieza a ser gestionado por fondos de inversión, como The Yucaipa Companies que adquirió en 2018 el 29% de Primavera Sound se estaban sentando las bases de su internacionalización (que había dado comienzo, en realidad, en 2012, con la aparición de Primavera Sound Oporto). Hoy en día, Primavera Sound es una macroempresa multinacional que ha abierto sucursales en Los Ángeles, Santiago de Chile, Buenos Aires y São Paulo y en 2023 se instalará también en Madrid. Otra de las grandes empresas españolas en la organización de macrofestivales es Last Tour, que se está expandiendo a una velocidad vertiginosa. En la actualidad, organiza el BBK Live de Bilbao, el Azkena Rock de Vitoria, Bime Live de Bilbao (y que ha comenzado en mayo a operar en Bogotá), Donostia Festibala y el Santaspas- cuas de Pamplona. Este año, además, estrenan el Cala Mijas, en Málaga; el Navia Suena, en Asturias, y el Kalorama en Lisboa. Sin embargo, la gran sorpresa la lleva proporcionando desde hace años The Music Republic, que es una empresa valenciana que empezó con Arenal Sound, en Burriana, en 2010, y se convirtió por sorpresa en el que más público atraía en España. Después, ha ido comprando otros macrofestivales, como el Viña Rock, Interestelar Sevilla o Granada Sound, y dio la campanada en 2019 adquiriendo el FIB de Benicasim.

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