“En pleno periodo de sequía, bajo las aparentes medidas paliativas, la Junta de Andalucía ha seguido “dopando” la burbuja de los subtropicales, de tal suerte que de las 12.500 ha contabilizadas en 2017,actualmente se admite que ya va por las 14.500 ha”

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

09/03/23. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, denuncia en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com los burbuja de las plantaciones subtropicales: “Lejos de acometer un plan de regadío, poner orden al caos creado por la burbuja y la especulación, en la economía agrícola de la comarca, e impulsar medidas de ahorro y eficiencia,...

...la Junta de Andalucía, haciendo gala de un liberalismo extremo, seña de identidad de la política económica del Partido Popular, ha seguido “dopando” la burbuja de los subtropicales con aguas no convencionales y recursos trasvasados de otras subcuencas”.

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¿Quién está detrás del dopaje de la burbuja de los subtropicales?

En el año 2016 dimos la alerta, en la revista El Observador, sobre el peligro que se empezaba a generar en el campo de la Axarquía, por la irrupción de los cultivos subtropicales, que inicialmente eran aguacates y en aquellas fechas se incorporaba el mango, lo que calificamos inicialmente como “burbuja del mango”, un cultivo que empezó a retar la limitación del regadío por encima de los 140 m de altitud, que determina el Plan Guaro. Ello nos motivó a realizar un estudio sobre estos cultivos, publicado en el año 2020 bajo el título “La burbuja de los subtropicales y el colapso hídrico en la Axarquía”, que retrató, en una detallada cartografía agrícola (la más actualizada hasta la fecha) de cómo estaba el solar agrario de la comarca en el año 2017. Ello nos permitió cuantificar la superficie de regadío y estimar el balance de consumo de agua de riego en toda la comarca, ratificando con ello que por aquellas fechas ya se había sobrepasado los límites de sostenibildad del sistema hídrico, cuyos límites estaban establecidos oficialmente en el Plan Hidrológico de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas.

Actualmente vemos con preocupación que esta dinámica, lejos de frenarse, sigue produciéndose, incluso en pleno periodo de sequía, con total independencia de las estimaciones del organismo de Cuenca. Nos parece, pues, que es pertinente volver a advertir sobre las consecuencias de este continuo crecimiento, incontrolado y desmedido. Centraremos nuestro análisis en los factores que están inflando, cebando o “dopando” esta burbuja, que no ha doblegado ni tan siquiera la pertinaz sequía actual. Es un proceso con varias fases (Figs.1 y 2):


Burbuja 1. Dopaje controlado. La primera dosis de dopaje para el crecimiento de los cultivos subtropicales en la Axarquía se produjo por decisión ministerial, con la construcción de una fabulosa infraestructura: la presa de la Viñuela, que incrementaría la disponibilida de agua en toda la cuenca comprendida desde el nivel del mar hasta los 140 m de altitud (altura de la presa), regulando su uso un plan de regadío, el primero en la historia de esta comarca, que se llamó Plan Guaro (tomando el nombre del río principal que nutría la presa).

Esta infraestructura permitió ampliar la superficie de regadío desde unas 5.000 ha, prácticamente solo en las llanuras fluviales y litorales, a unas 8.700 ha, que ya comprendía tierras más altas, aunque no por encima de los 140 m. Podemos considerar, pues, que este primer crecimiento, desde 1986, fecha de puesta en servicio del embalse, obedecía a un “dopaje controlado”, porque sus límites estaban bien definidos, por decreto, alcanzando su máxima extensión en 1991 con unas 8.500 ha, por ahora sólo de aguacates, pues el mango era entonces testimonial. Esta limitación se respetó durante dos décadas, revelando con ello la sostenibilidad del sistema (Fig.2)


Burbuja 2. Dopaje incontrolado. Esta fase podemos considerar que se inicia en el año 2008 cuando empezó el periodo de crisis crediticia, cuya consecuencia más palpable para le economía de los destinos turísticos, fue la crisis de la construcción, el principal (si no único) activo económico de esta comarca, donde la agricultura hacía años que pasó a ser, como máximo, una actividad secundaria. En aquellas fechas, en las que había mucho dinero que ya no se podía invertir en la construcción, se dieron varias circunstancias que marcaron el inicio de una segunda burbuja, con incrementos notables de superficies en regadío. Entre estas circunstancia destacó el incremento de la demanda de frutos subtropicales a nivel europeo y la activación de procesos de comercialización que abrieron un mercado que aseguraba una demanda creciente, con precios muy aceptables, lo más aceptables en la historia de la agricultura de esta comarca, para agricultores y empresas comercializadoras. Ello movilizó los ahorros, los fondos de inversión, para invertirlos en estos cultivos, no sólo en aguacates, sino también en mango, que hasta entonces no tenía aún el prestigio que tomó posteriormente, no sólo por la demanda del mercado europeo, sino también por la posibilidad de cultivarlos por encima de los 140 m, con menos dotación de riego. Se produjo entonces un “dopaje incontrolado” (Fig.2), puesto que la autoridad hidrológica no controló estos crecimientos desmesurados, alcanzándose, en 2017 las 16.500 hectáreas (12.000 ha de aguacates y 4.500 ha de mango), cifras que sobrepasaron notablemente la superficie de regadío en la comarca, momento en el que dimos la alarma sobre la aparición de una burbuja que podría poner en colapso los recursos hídricos de la comarca, situación que advertíamos entonces se agravará con sequías, cada vez más frecuentes, con el cambio climático.

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