La introducción de aportes gigantescos de aguas no convencionales como el agua de mar desalada, supondrá un importante retroceso en los enfoques de sostenibilidad, al provocar en la agricultura la equívoca idea de disposición de un agua infinita y subvencionada

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

16/10/23.
 Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el cultivo de aguacates en la Axarquía: “Ha sido la crisis del sistema, acrecentada por las sequías, la que han obligado al empleo de aguas no convencionales (aguas regeneradas en terciario), siendo ahora, tras el desastre...

...de una sequía prolongada, cuando se empieza a considerar el uso de otra fuente no convencional: del agua marina desalada, que supone añadir a la huella hídrica el problema de la huella de carbono”.

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Nuevos datos refrendan la tesis de que el cultivo de aguacates en la Axarquía no es ecológico (1). Sobre la huella hídrica

En un artículo anterior, publicado en esta revista, rebatíamos, con datos tomados de la realidad de los cultivos de aguacates en la Axarquía, que no es cierto que este cultivo sea “ecológico” por el mero hecho de tener menos huella de carbono que otros, como los procedentes de Mexico o Perú, que tienen que realizar un recorrido muy superior, y, por tanto con mayor consumo de combustible, más liberación de CO2 y por tanto mayor huella de carbono. Escribimos aquel artículo para desmentir la mercadotecnia engañosa existente en algunos mercados europeos sobre el carácter ecológico de los aguacates procedentes de Málaga, ecoetiqueta interesada que calza muy bien en el consumidor europeo preocupado por la ecología en líneas generales, que olvida aspectos ambientales tan relevantes como la gran huella hídrica que supone el cultivo del aguacate en países que pluviométricamente no son subtropicales.

Desde aquél primer artículo se han sucedido numerosos estudios que constatan el carácter antiecológico del cultivo del aguacate, ya no sólo en países hiperproductores como México, que ha llegado a convertir gran parte de su superficie agrícola en un monocultivo de aguacates, sustituyendo bosques frondosos por este frutal, sino en producciones mucho más pequeñas y, comparativamente insignificantes, como puede ser las de España, principalmente en la Axarquía y en las islas Canarias. De particular interés son los estudios científicos llevados a cabo por Noelia Cruz-Pérez y colaboradores (2023), del Departamento de Ingeniería Agraria y del Medio Natural de la Universidad de la Laguna (Tenerife) en torno a la sostenibilidad del uso del agua en un espacio geográfico dominado por la limitación de este recurso esencial para la agricultura. Una de las conclusiones de sus estudios es que los cultivos de aguacate son los que tienen la mayor huella hídrica de las islas, mucho más que el consabido cultivo de plátanos. Como veremos, en muchos aspectos este problema es extensible a otros lugares, como la Axarquía.


Los componentes de la huella hídrica

Recordemos que la huella hídrica es la cantidad de agua que es necesaria para realizar una actividad, que en este caso se refiere a su uso para el riego agrícola. Antes en desarrollar la huella hídrica en concreto, es conveniente recordar la diferencia entre los usos del agua en función de su perdurabilidad:

a.-Uso consuntivo. Es cuando, una vez utilizada el agua, ésta no se devuelve al medio ambiente o bien no se devuelve en las mismas condiciones con las que se obtuvo, lo que en la práctica se considera como “consumida” y en gran parte “perdida” para los usos posteriores. Es el caso de agua que se utiliza para beber, cocinar, asearse, etc., y más aún la procedente de riego, del uso urbano, de uso industrial e incluso de una depuradora de aguas residuales (EDAR).

b.-Uso no consuntivo. Es aquel uso en el que el agua se devuelve al medio del que se extrajo. Sería el caso del agua usada para generar energía hidroeléctrica, pues el agua usada para ello no se pierde ni se contamina, pudiendo usarse para usos convencionales. También sería el caso del uso del agua de un río para la navegación.

En cualquier caso, se distingue entre dos tipos aguas según su presentación:

a.-Agua directa: es el agua necesaria únicamente para la producción, proceso o prestación de un servicio. Es el agua físicamente visible, que se consume para actividades cotidianas, tanto agrícolas, industriales como urbanas o domésticas. En nuestro caso, sería, por ejemplo, el agua que empleamos para regar los aguacates o mangos.

b.-Agua indirecta o virtual: es un agua no visible, que se nos presenta...

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