“La base del problema ambiental y sanitario del césped artificial estriba en su composición química, formada por sustancias ecotóxicas”

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos

17/07/24. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el césped artificial: “La estructura básica de un césped artificial consta de unos filamentos o fibras, que imitan las “hojas” del césped (por lo tanto la parte más visible y que imita al césped natural), engarzados en un soporte...

...basal de caucho artificial (proveniente del reciclado de neumáticos), y un relleno de gránulos de caucho, cuya función es la de mantener erectas las “hojas” y amortiguar el impacto de la pisada”.

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Adiós a la panacea del césped artificial. (1) La envergadura del problema

El césped artificial (artificial turf, AT, en inglés), es un producto relativamente actual, pero que tiene su nacimiento en esa tendencia que ha habido, desde el mismo nacimiento del “plástico” como material, a mediados del siglo XX, de imitar a los vegetales, ahorrando con ello la necesidad de su mantenimiento (riegos, abonos, plagas, etc.), dando una apariencia que incluso llega a mejorar el aspecto de la especie natural que imita, hasta el punto de que, en muchos casos, no seamos capaces de distinguir, a simple vista, la planta natural de su reproducción plástica, y como corolario, lo natural nos parezca de plástico, y tengamos que recurrir a otros sentidos, como el tacto, el olor, etc, para poder cerciorarnos de su naturaleza. No sorprende, pues, que se use el césped artificial para representar lo natural (Fig.1).

Así pues, en esta tendencia de imitación de la naturaleza nace el césped artificial, que primero empezamos a ver en los campos de fútbol, luego en los parques infantiles y finalmente...por todas partes, tapizando superficies ajardinadas donde antes había césped natural. Esta moda, imitada rápidamente por numerosos municipios, se impuso como “solución” al problema de mantener los céspedes naturales en un escenario de sequías prolongadas, durante las cuales, las restricciones de riego de jardines provocaron el agostamiento de estas plantas y por tanto la pérdida de lustre en los jardines afectados, deteriorándose ese “paisaje”, que hace referencia a la prestigiosa labor de la jardinería. Una tendencia que se acentuó en municipios especialmente castigados por la sequía y muy dependientes de su imagen cara a su principal industria: el turismo, actividad en la que la imagen, el paisaje del entorno urbano, forma parte del escenario que los ayuntamientos se esfuerzan en preparar para lograr el ansiado O.K. de sus visitantes. Se consigue así la cuadratura del círculo: tener un paisaje vegetal lozano en un ambiente seco, y además menos dependiente de la mano de obra, por lo que mejora las arcas municipales.  Por ello, decíamos, no sorprende que un municipio tan focalizado en la imagen, como Nerja, use el césped artificial para representar la riqueza natural del municipio (Fig.1).


Pero, como mostraremos a lo largo de los artículos de esta pequeña serie, el césped artificial ha sido cuestionado crecientemente desde hace años. Hay decenas de investigaciones científicas que muestran los serios y muy preocupantes impactos sobre el medio ambiente y la salud de las personas y animales. Un esfuerzo científico que ha tenido su reconocimiento en las agencias de medio ambiente y de salud de todo el mundo, y que en Europa ya ha merecido el establecimiento de una normativa (Reglamento UE 20232055) que ha puesto fecha de caducidad para estas prácticas.

¿De qué está hecho el césped artificial?

Antes de sumergirnos en el extenso problema de los impactos ambientales y sanitarios del césped artificial, es conveniente que conozcamos bien su naturaleza.

La estructura básica de un césped artificial (Fig.2) consta de unos filamentos o fibras, que imitan las “hojas” del césped (por lo tanto la parte más visible y que imita al césped natural), engarzados en un soporte basal de caucho artificial (proveniente del reciclado de neumáticos), y un relleno de gránulos de caucho, cuya función es la de mantener erectas las “hojas” y amortiguar el impacto de la pisada (especialmente importante en el césped que se instala en las canchas de deporte, como los campos de fútbol). Sin embargo, esta estructura, aparentemente simple, se complica cuando se pretende afrontar no sólo el problema del impacto de la pisada, sino también otros problemas, como el calentamiento y el drenaje del agua, sea de lluvia o de riego (sí “de riego”, porque el césped artificial también hay que regarlo pero no para alimentarlo, sino para enfriarlo). En este caso, el césped artificial adquiere una estructura cuyo grosor puede llegar a tener 2 metros (Fig.3), ya que a las fibras de plástico (que imitan las hojas del césped), debidamente engarzadas en el soporte de caucho y con su relleno de granulado de caucho, se le añade un relleno de arena silícea (12 mm), una base elástica (70 mm), un lecho de grava fina para drenar (150-250 mm), sobre un suelo que, al menos 1 m esté compactado. Su estructura se complica cuando se añaden elementos como es el sistema de drenaje, con capas con agujeros y tubo de drenaje (Fig.4).

El componente más visible es la fibra de plástico, que imita las hojas del césped, existiendo desde los más simples (monofilamento), a complicarse (fibra dual, película cortada), que reflejan el interés por mejorar la naturalidad del aspecto del césped (Fig.5). Estas fibras está compuestas por polímeros de plástico de diverso tipo, que reflejan la evolución del césped artificial, para la mejora en su aspecto y resistencia (Fig.5).

De este modo, los más antiguos (1ª generación: años 1965-1980) la fibra era de poliamida (PA conocida como nylon), apareciendo posteriormente (2º generación: 1980-1995) el polipropileno (PP), iniciándose en esta época el relleno de arena. Más adelante (3º generación: 1995-2006) se empezó a utilizar otra fibra más resistente: el polietileno (PT) y el relleno de gránulos de caucho. La última innovación (4ª generación: 2016-actual) utilizaba también fibra de polietileno, pero…

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