Los microplásticos y nanoplásticos en los que se degrada el césped plástico penetran en el cuerpo humano a través del agua, comida y aire y provocan graves problemas de salud

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos

13/09/24. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com su quinto articulo (Cap1, Cap2, Cap3 y Cap4) sobre el césped artificial: “Desde el ecologismo español, sin embargo, siempre se ha visto con aprensión los “campos de plásticos”, porque, sin necesidad de más información,...

...está claro que estos campos son una fuente de dispersión de plásticos y el ecologismo tiene claro que esto ya es pernicioso para el medio ambiente y para la salud, a través de los microplásticos”.

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Adiós a la panacea del césped artificial. (5) Reacciones sociales, ambientales y sanitarias

A lo largo de los capítulos anteriores hemos tenido oportunidad de mostrar la problemática ambiental y sanitaria (Fig.1) que están creando las superficies de césped artificial, extendidas no sólo en los campos de deporte, sino también en los jardines y otras superficies públicas de la ciudad, así como en las zonas ajardindas de propietarios particulares (Fig.2). A pesar de que es una línea de investigación todavía en curso, dada la complejidad de la química relacionada con los elementos que conforman el césped artificial, ha quedado bien demostrado que dichos  elementos son fuente de una contaminación química que incluye muchos compuestos de los que ya se sabe que tienen efectos nocivos para el medio ambiente y la salud humana. Países renuentes para establecer límites a los negocios (el del césped artificial lo es), como Estados Unidos, hay agencias como el TURI (Toxic Use Reduction Institute) que llama la atención sobre este serio problema (Fig.1).

La Unión Europea, sin embargo, lleva años cercando administrativamente numerosas sustancias químicas contaminantes, especialmente las vinculadas a los microplásticos, partiendo de investigaciones serias realizadas sobre sus efectos en los seres vivos y las personas. El último paso se dio recientemente con la aprobación del  Reglamento (UE) 2023/2055 de la Comisión de 25 de septiembre de 2023, que modifica, por lo que respecta a las micropartículas de polímeros sintéticos, el anexo XVII del Reglamento (CE) nº 1907/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y mezclas químicas (REACH), siendo la regulación más importante hasta la fecha.

Usos y abusos del césped artificial en núcleos urbanos e interurbanos

Lo cierto es el césped artificial se está convirtiendo en un objeto omnipresente tanto en núcleos urbanos como interurbanos. Su primera vía de entrada fueron los campos deportivos en lugares donde se ha querido mejorar el firma para el deporte, con antecedentes de pistas de albero, o bien no dispone de suficiente presupuesto para mantener un césped natural. Esto supone unos 42.000 campos de deporte en la actualidad, y sólo en Europa, según la FIFA. Pero rápidamente fue imitado para jardines particulares, ahorrándose así las tareas y gastos de mantenimiento, y por supuesto también en los jardines municipales. En el entorno de las piscinas comunitarias y en los parques infantiles ha tenido mucho éxito. Pronto se empezó a aplicar como tejido tapizante en superficies planas, de plazas, y vías de ferrocarril. Finalmente, empieza a usarse en zonas interurbanas, en las medianas y en las rotondas (Fig.2). El hecho es que actualmente se considera que el mercado global de césped artificial es de 5,41 mil millones en el 2024, con una tasa de crecimiento del 10,3%, que nos llevará a 8 mil millones en el 2033. Un negocio muy lucrativo, que además se vanagloria de lo que se considera como “economía circular”, por el hecho de dar una salida al colosal volumen de neumáticas fuera de uso que va creciendo en todo el mundo (Artificial Turf Global Market Report, 2024).


De este modo, hemos alcanzado, en muchos países, una situación en la que la población está permanentemente rodeada de ese falso verde o trampantojo urbano de plástico, fuente infinita de microplásticos y químicos tóxicos y cancerígenos que mantiene contenta a la comunidad. Solo una parte de la ciudadanía es consciente de ello y a pesar de las decenas de estudios que confirman los males de esta exposición, la industria contrarresta con medidas paliativas que, en cualquier caso, nunca podrá evitar el hecho principal: es un incremento colosal de plásticos.

La reacción popular

Poco a poco, y a pesar de los innumerables filtros que plantea el sector, la información sobre las amenazas de los componentes del césped artificial, está llegando al público, al menos al público más informado de clase media. Este hecho explica la diferente sensibilidad que se aprecia acerca de este problema en la población y, por lo tanto, también en los políticos responsables de autorizar o vetar este tipo de instalaciones.

Las primeras reacciones aparecieron en países donde esta tradición está más consolidada, pero también está más informada. No extraña, pues que los estudiantes de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) libraran una dura batalla contra el proyecto de instalación de un campo de deporte con césped artificial. Las manifestaciones, de estudiantes, profesores y padres, fueron duraderas

Los mensajes que transmitían en sus pancartas y carteles muestran claramente su negativa a esta media: “no al falso césped”, “no al césped artificial”, “no el césped tóxico”. En el Reino Unido también se han producido diversas manifestaciones, con carteles que señalan el daño potencial a la salud, tales como: “mantenga el agua libre de PFAs (sustancias per y polifluoroalquiladas) o combinado con el medio ambiente, como “El césped artificial provoca más lesiones, calor y daño ambiental”, otros lo rechazan de forma genérica: “No al falso césped” “No al césped de plástico”, y curiosamente hay quienes lo promueven a favor de los deportistas (“pro athletes”).

En España, el nivel de reacción está siendo más lento, pero progresivo. Inicialmente los campos de deportes con césped artificial se vieron como una mejora notable en aquellos campos campos cuyo suelo era de albero, y donde, lógicamente, las caídas producían lesiones. La industria del césped artificial no tuvo que esforzarse mucho, la demanda fue creciendo. Actualmente hay 12.879 campos de deporte en España (1.254 son exclusivos para fútbol), prácticamente todos (unos 10.000) con césped artificial. También aquí se pensaba a favor de los deportistas, pero no se sabía (o no se creía) que en otras partes del mundo, como decíamos, la defensa de los deportistas era precisamente la eliminación de esa fuente de tóxicos, lesiones y calor que son los campos de césped, protestas a menudo secundadas por los propios deportistas.

De este modo, se dan casos contradictorios dependiendo del grado de información y de la situación de partida. Así, en poblaciones donde la gente joven tiene que hacer deporte en campos de albero, desprovistos de vegetación, los políticos municipales son fuertemente presionados para lograr instalar un campo de deporte con césped artificial, que se considera más fácil de instalar y de mantener para las discretas arcas municipales (Fig.7).

Es el caso de poblaciones como Sagunto (Valencia), donde las autoridades consideraron que el césped debía de ser natural, pero la población desconfiaba de la durabilidad de este tipo de instalaciones, que finalmente se deterioró, provocando manifestaciones para exhibir lo que llamaban “un campo de fútbol digno” (Fig.5), que finalmente lograron. Hete aquí que eso “dignidad” conlleva finalmente exponer a la juventud a un cóctel de sustancias tóxicas y cancerígenas, a más calor y a mayor riesgo de lesiones. Pero esto se aprenderá con la experiencia, como ha sucedido en otras partes del mundo.

Desde el ecologismo español, sin embargo, siempre se ha visto con aprensión los “campos de plásticos”, porque, sin necesidad de más información, está claro que estos campos son una fuente de dispersión de plásticos y el ecologismo tiene claro que esto ya es pernicioso para el medio ambiente y para la salud, a través de los microplásticos. Pero acciones concretas se conocen pocas, como la protagonizada por diez colectivos sociales, incluidos Ecologistas en Acción-Granada, especialmente preocupados por el verde urbano, las talas arbitrarias y ahora césped artificial como elemento de “embellecimiento” usado incluso tapizando grandes infraestructuras como los tramos aéreos del metro de Granada, y donde el campo de fútbol y el parque de calistenia en la Ciudad Deportiva también están inundados de césped artificial “de última generación” (Fig.6). Los manifestantes insistieron mucho en los efectos térmicos del césped artificial, y especialmente en el nuevo escenario de cambio climático, estableciendo la necesidad de más árboles y eliminar los céspedes de plástico: “césped parece-plástico es”, “the green is artificial, the heat is real”, “no al césped de plástico como recubrimiento urbano”,”césped de plástico-microplásticos-cáncer, infertilidad”, etc...

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