El POT de la Axarquía fue elaborado para las características propias de esta comarca, no comparables con las de la Costa del Sol. No vale aplicar las mismas recetas de la Costa del Sol en la Axarquía

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos

18/11/24. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre el Plan de Ordenación del Territorio de la Axarquía: “Mientras no prevalezca el interés general (que incluye lo social y ambiental) sobre el interés particular de los inversores, sean empresarios o fondos de inversión,...

...el sistema quedará a la deriva, sólo orientado hacia la consecución de altos y rápidos rendimientos económicos, sin tener en cuenta la degradación ambiental y social”.

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Bendecidos por su poder. La Junta de Andalucía allana el camino a los especuladores

Es sabido por todos el enorme poder que tiene la casa Larios en la costa malagueña, especialmente en la costa oriental. Un poder que viene de siglos atrás, cuando los primeros marqueses apostaron sus capitales en el cultivo y fabricación del azúcar, tapizando toda la llanura litoral de la Axarquía de cultivos caña de azúcar, a partir de lo cual consiguieron también multitud de pequeñas parcelas de terreno que, en conjunto, supuso el dominio, prácticamente total, de las llanuras litorales de la comarca.

Cuando la caña de azúcar y su fabricación dejó de ser un cultivo rentable, se cerraron las fábricas y el marquesado se quedó con una extensa propiedad de suelo en el litoral, que a principios del siglo XX apenas tenía valor alguno, porque entonces la población prefería vivir en el interior (de hecho todos los municipios de la costa, excepto Nerja, tenían la capital en el interior, no en la costa). Sin embargo, a mediados del siglo XX empezó, primero en la costa occidental, bautizada como Costa del Sol, y poco después en la oriental, una actividad económica nueva de interés nacional por su capacidad de elevar el PIB: el turismo de sol y playa. Éste fue el momento en que la casa Larios vio florecer su extensa propiedad, puesto que, aprovechando la rápida avalancha de turistas vacacionales, había que facilitar un alojamiento temporal, y aunque la respuesta lógica sería construir hoteles, predominó la construcción de apartamentos, para que la nueva clase media turística se apropiara de un alojamiento a pie de playa. Ahí fue cuando la casa Larios impulsó una metamorfosis productiva, al dejar el azúcar y construir apartamentos o vender terrenos. Así se consolidó la actual empresa Salsa Inmobiliaria, que lleva a cabo todos los proyectos urbanísticos en su área de poder.

Por entonces se fue consolidando una actividad económica colateral, de grandes rendimientos, que no tenía nada que ver con el turismo en sí, que era la construcción, lo que en términos coloquiales se llamaba “el ladrillo”. El litoral, el lugar donde, de forma gratuita existe el sol y la playa, se fue llenando de apartamentos en multitud de proyectos urbanísticos. Los primeros bloques de pisos en aparecer en el litoral de la Axarquía fueron los de Torre del Mar, Algarrobo y Torrox-Costa, siguiéndole luego Rincón de la Victoria y Nerja. En lo sucesivo, cualquier proyecto urbanístico en este territorio suponía una inversión sin paliativos. De este modo, los primeros en comprar los apartamentos eran empresarios locales y gente de la clase media que invertía sus ahorros, para revender o alquilar sus propiedades, haciendo caja segura en su capital. Una actividad económica lucrativa que se enquistó como única forma de entender el turismo, y por ello la quisieron bendecir con el término “turismo residencial”, cuando el turista, por definición no es residente, sino temporal. De este modo, a comienzos del siglo XXI ya existía un conurbación de apartamentos desde Manilva hasta Nerja, pero especialmente intensa en la costa occidental, que tradicionalmente se llamaba Costa del Sol. Un documento que intentó poner freno a esta dinámica fue el Plan Especial de Protección del Medio Físico de Málaga (1974), que intentó proteger las llanuras agrícolas tradicionales bajo la calificación de “Paisaje Agrario Singular” (AG-3), condición que ostentaba la Vega del río Vélez y su delta, justificándolo del siguiente modo:

“...son espacios que presentan una notable singularidad productiva, condicionada por determinantes geográficos y mantenimiento de usos y estructuras agrarias tradicionales de interés social y ambiental. Comportarán en general acusada personalidad e interés paisajístico”.


Añadiendo a continuación una serie de actividades que quedan prohibidas, muchas de ellas no cumplidas posteriormente.

Más tarde, en un intento ilustrado de poner orden a la actividad turística y a los proyectos urbanísticos asociados que se habían desarrollado en la Axarquía sin orden ni concierto, el gobierno de la Junta de Andalucía empezó a desarrollar los Planes de Ordenación del Territorio (POT), de carácter supramunicipal, y por tanto al que se tenían que doblegar los planes generales de ordenación urbana (PGOU) de cada municipio. La Axarquía fue una de las primeras comarcas en redactarse este tipo de planeamiento supramunicipal, aprobándose en el año 2006 en el Decreto 147/2006 de 18 de julio para la Axarquía. En este decreto se señalaron varias zonas como “áreas de oportunidad”, entre las cuales se encontraba la zona occidental del Delta del Río Vélez, donde Larios es el principal propietario, por lo que en principio le favorecería para sus proyectos litorales. La justificación de la elección de este punto fue ésta:

“...tienen características de espacios de gran significación territorial y sus condiciones de ordenación contemplan una definición de espacio turístico de excelencia con perfiles de ocupación más abiertos y una edificabilidad bruta de 0,15 m2/m2 para fomentar la ubicación de instalaciones turísticas de interés general...

Sin embargo, no hubo movimiento alguno, salvo el apoyo político del entonces alcalde de Vélez, D. Antonio Souvirón (PSOE), que agitó este proyecto bajo el nombre de “Playa Fenicia”, al que en principio hubo algunas adhesiones empresariales, principalmente de la empresa LEVEL, proyecto rebatido posteriormente con el cambio de signo político de la alcaldía por el PP. Poco más tarde sobrevino la crisis bancaria del 2008 y...

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