OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía 

rafael_yus.jpg27/10/10. Opinión. “Es técnicamente viable abastecer el 100% de la demanda energética total con fuentes renovables”, expone el colaborador de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com Rafael Yus en este artículo en el que también advierte de que por mucha “energía alternativa que usemos...

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

rafael_yus.jpg

27/10/10. Opinión. “Es técnicamente viable abastecer el 100% de la demanda energética total con fuentes renovables”, expone el colaborador de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com Rafael Yus en este artículo en el que también advierte de que por mucha “energía alternativa que usemos y por mucha eficiencia y ahorro que logremos, nada de esto podrá sostener un escenario mundial con niveles de consumo geométricamente crecientes, bajo la cultura del derroche, consecuencia de ideas impuestas de calidad de vida”.

Energías renovables para un escenario de decrecimiento

EN el penúltimo artículo publicado en esta revista (1) planteábamos el problema que suscita, desde el punto de vista ecológico, de la sostenibilidad de nuestro estilo de vida, la creciente demanda de energía en el mundo (ahora incorporándose al festín nuevos países de economías ‘emergentes’), hecho que, ante el declive del petróleo, demanda una fuente de energía alternativa, pero igualmente de barata para no amenazar las ansias de crecimiento. En esta línea, tratamos de mostrar que, en contra de lo que se viene admitiendo desde diversos sectores, la energía nuclear no es la solución a este problema. Entre otras cosas porque hay dos aspectos dudosos en este supuesto ‘problema’: uno es si realmente es necesario y conveniente seguir creciendo como lo estamos haciendo ahora; el otro aspecto es si hay una fuente de energía que pueda respaldar esta dinámica sin que cause males mayores, como la producción de residuos radiactivos. Aplazábamos para esta ocasión la alternativa a este enfoque, en la que es posible una fuente de energía que no cause males mayores: las energías renovables, pero no para respaldar un escenario de crecimiento, sino para mantener un estilo de vida más equilibrado, lo que ahora, después de haber sobrepasado todos los límites de sostenibilidad, sólo es posible alcanzar mediante una estrategia de decrecimiento que recupere los equilibrios socio-naturales.

¿Alternativas energéticas para seguir creciendo?

DIVERSAS organizaciones han elaborado interesantes y comprometidas propuestas alternativas a la energía convencional por combustibles fósiles o nucleares. Otras se han esforzado en mostrar cómo reducir los consumos de energía mediante el uso de tecnologías que incrementen la eficiencia y el ahorro. Todo esto está bien, y debemos elogiar que el ingenio humano se ponga al servicio de una necesidad tan imperiosa como mal aceptada: afrontar el hecho de que el mundo está cada vez más cerca del colapso ambiental. Pero esta orientación ecotecnológica no es suficiente para afrontar esta tendencia al colapso. Es más, incluso puede contemplarse como una artimaña para no cuestionar lo que es más sagrado para el capitalismo: la necesidad de seguir creciendo.

ALGUNAS organizaciones eluden esta espinosa cuestión, y abogan por la necesidad de incrementar el ahorro y la eficiencia “sin por ello disminuir la calidad de vida”. La cuestión, sin embargo, sigue planteada pues, ¿qué entendemos por ‘calidad de vida’? Seguro que una figura1persona habituada a desplazarse con su vehículo por la ciudad considerará que esta capacidad, que contempla como ‘libertad’ de movimiento, es calidad de vida frente al ‘engorroso’ problema de hacer cola para coger un autobús y hacer uno o dos trasbordos para llegar a su destino. Luego si las propuestas de ahorro y eficiencia energética se insertan en un contexto socio-económico en el que no se cuestiona nuestro estilo de vida, que abrazamos como genuina ‘calidad de vida’, sólo lograremos eso: una discreta reducción del gasto energético, que será compensada y sobrepasada por las exigencias del mantenimiento de esa calidad de vida, que exige niveles crecientes de consumo energético, proporcionalmente mayores que los que podamos lograr mediante medidas de ahorro y eficiencia. 

ÉSTA es, a mi juicio, la cuestión clave. Porque por mucha energía alternativa que usemos y por mucha eficiencia y ahorro que logremos, nada de esto podrá sostener un escenario mundial con niveles de consumo geométricamente crecientes, bajo la cultura del derroche, consecuencia de ideas impuestas de ‘calidad de vida’. Un escenario en el que ya estamos, en el que el consumo de energía triplica el que teníamos hace solo dos decenios, y esto no es sólo porque hemos crecido demográficamente, sino porque al mismo tiempo cada persona consume mucho más para atender a sus necesidades que tiempos anteriores. El ciudadano de hoy, a diferencia del de hace dos decenios, añade a la factura energética, más gastos de desplazamientos (porque los centros de trabajo están cada vez más alejados de las residencias familiares, porque prefiere ir en su coche que en un transporte colectivo, porque le ha dado por vivir lejos de las ciudades, en el campo, etc.); también tiene más gastos de electricidad tanto en el trabajo como en la vivienda (el aire acondicionado, las cocinas vitrocerámicas, los focos de luz halógena, y la multitud de utensilios movidos por energía eléctrica) y a todo esto se añade consumos excesivos para cubrir su tiempo de ocio. La mayor parte de estos gastos adicionales no corresponden a necesidades reales, sino a necesidades que incorpora el consumidor como consecuencia de la venta comercial de estilos de vida derrochadores. Como consecuencia de ello, a mayor ‘desarrollo’ (en el sentido crecimentalista), mayor gasto energético. Por lo tanto, la cuestión no es sólo la fuente energética, sino el estilo de vida, el modelo económico basado en el crecimiento ilimitado. Aclarada esta cuestión, ahora sí podemos hablar de fuentes de energía alternativas, limpias y renovables.

Un modelo energético ecológicamente inaceptable

ANTES de plantear alternativas a nuestro modelo energético, tenemos que justificar la necesidad de ello, por qué razón nuestro modelo energético es inaceptable desde el punto de vista ecológico, ya que estas alternativas tienen que dar solución a los aspectos más indeseables de nuestro actual modelo energético, como son los siguientes:

1.- Derrochamos energía. El Indice de Desarrollo Humano (IDH) es una herramienta útil para mostrar este hecho, pues determina la energía necesaria para cubrir las necesidades básicas, de modo que, si bien es cierto que un país aumenta su calidad de vida correlativamente a la disponibilidad de recursos energéticos, esta relación no se mantiene indefinidamente, sino que hay una cantidad de energía máxima a partir de la cual no aumenta la calidad de vida por mucho que aumente el gasto energético. España se encuentra entre los países que han sobrepasado este umbral de correlación energía/bienestar. Según datos del 2004, España tenía un consumo de 6.412 kWh/cap (kilowatios-hora per cápita), un incremento del 63,3% respecto del consumo en el año 1990 y más del doble de la necesaria para disfrutar de una calidad de vida aceptable.

2.- Tenemos alta dependencia. Nuestro modelo energético es altamente dependiente de recursos energéticos del exterior. Si examinamos el gráfico sobre las fuentes de energía  primaria en España para el año 2006, observamos que el 86% de las fuentes energéticas son combustibles fósiles, de los que tan sólo disponemos de carbón (14%), que por cierto nos sale más caro que importarlo, pero lo mantenemos por razones socio-laborales. El 72% de nuestras fuentes de energía dependen del suministro de otros países, por lo que somos un país en riesgo energético. Es cierto que, mientras ha estado disponible una fuente de energía tan barata como el petróleo, nada de esto tenía importancia. Pero esta situación puede cambiar más bien pronto que tarde.

3.- La energía está monopolizada. En nuestro país, al igual que en muchos otros países de nuestro entorno, el control de la generación y distribución de la energía está en manos de unas cuantas empresas multinacionales que, lógicamente, se rigen más por la rentabilidad económica que por cualquier consideración ambiental y social. Como señalaremos a continuación, la actividad de estas empresas es responsable de la mayor parte de los problemas ambientales de carácter global que tiene que afrontar nuestro país, a la vez que impactos ambientales y sociales de carácter local, no por ello despreciables.

4.- Nuestra energía es contaminante. Como consecuencia de nuestra dependencia de los combustibles fósiles, el sector de la energía es responsable de la mayor parte de los problemas ambientales derivados de las combustiones, lo cual se debe extender también a la energía nuclear, generadora de residuos extremadamente peligrosos y difíciles de eliminar y neutralizar. Los combustibles fósiles quemados en las centrales de energía arrojan a la atmósfera multitud de gases (NOx, N2O, S2O, COVNM, etc.) y partículas (PM10, PM2.5), de graves consecuencias para la salud humana y para la de los ecosistemas. Algunos de estos gases, como el SO2, producidos por nuestros carbones autóctonos (lignito) desarrollan lluvia ácida, de graves consecuencias para bosques, suelos y lagos, muchos de ellos fuera de nuestras fronteras. Otros dañan la capa de ozono y otros, como el CO2, son responsables de que España sea el país que más ha incrementado sus emisiones desde 1990, pasando de 285,12 millones de toneladas de CO2-equivalente en 1990- a 405,74 millones de toneladas en 2008.

5.- Sectores dependientes del petróleo. Uno de los obstáculos más importantes para la implantación de un modelo energético alternativo es la excesiva dependencia del petróleo por parte de sectores clave como el transporte (automoción). No es de extrañar que las poderosas empresas automovilísticas se alíen con las petroleras para formar un búnker antirreformista. El transporte por carretera no encuentra una perspectiva clara de entrar en vías de solución técnica. No es suficiente la sustitución de buena parte del transporte de mercancías por ferrocarril y el desarrollo del transporte público. Tampoco parece viable la renovación total del parque móvil cambiando el motor de explosión por el motor eléctrico, y aún así queda planteado el problema de la generación de energía eléctrica suficiente para atender nuestro gigantesco parque móvil.

¿Es posible vivir exclusivamente con energías alternativas?

FUERA del movimiento ecologista, pocos eruditos se han atrevido a afirmar que la civilización actual puede vivir exclusivamente con energías alternativas (limpias y renovables). La razón de ello es que, de forma interesada para los sectores dominantes (energía, automoción), los cálculos siempre se hacen sobre la base de unas tendencias ‘normales’ de crecimiento de la población, de crecimiento económico y de consumo energético, a partir de las tendencias observadas en años anteriores. Con estas tendencias, cualquier intento de remodelación del sistema energético plantea serias dificultades, pues se requieren ritmos y cantidades absolutas imposibles de asumir desde el sector de las renovables. Sin embargo, algunas organizaciones han optado por plantear el reto de la remodelación bajo un criterio más sensato y realista de progresión, con horizontes que van desde el 2030 al 2050. Pero, incluso con estos horizontes, hay un sumando que siempre dependerá del estilo de vida, siendo muy distinta la previsión para un escenario en continuo crecimiento que para un escenario en decrecimiento.

AUNQUE varias organizaciones ecologistas han elaborado sus propias recomendaciones para alcanzar escenarios con energías renovables, fue Greenpeace la primera en demostrar, de una manera científica, que este escenario es posible. La organización encargó a un equipo del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas, encabezado por el Dr. Xavier García Casals, un estudio técnico cuyo objetivo era averiguar si las renovables son suficientes para cubrir la demanda energética de la sociedad. Esta cuestión es clave para saber si necesitamos desarrollar otras fuentes de energía que cubran las supuestas limitaciones de las renovables, o por el contrario verificar que es posible evitar un cambio climático peligroso mediante la sustitución completa de los combustibles fósiles por energías renovables.

EN noviembre de 2005 se presentaron los resultados de la primera parte del proyecto bajo el título Renovables 2050. Un informe sobre el potencial de las energías renovables en la España peninsular (2), donde se concluía que la capacidad de generación de electricidad con fuentes renovables equivale a más de 56 veces la demanda de electricidad de la España peninsular proyectada en 2050, y a más de10 veces la demanda de energía final total. Quedaba así demostrado que con renovables se puede disponer de energía en cantidad más que suficiente, pero faltaba demostrar si sería económica y técnicamente viable hacer funcionar todo el sistema eléctrico sólo con renovables para satisfacer la demanda proyectada.

ESTA cuestión fue de nuevo estudiada por la organización durante el año 2006, dando como fruto el informe Renovables 100%. Un sistema eléctrico renovable para la España peninsular y su viabilidad económica (3). Greenpeace vinculó esta propuesta a la exigencia de controlar el cambio climático, pues es evidente que para afrontar este reto es necesaria una revolución energética que cambie la forma en que generamos y en que utilizamos la energía, de forma que permita a la humanidad sobrevivir al cambio climático sin provocar o acrecentar otros graves problemas ambientales y sociales. En este importante trabajo el equipo ofreció los resultados de la segunda fase del estudio donde se cuantificaba y evaluaba técnicamente la viabilidad de un escenario basado en energías renovables para el sistema de generación eléctrica peninsular. La conclusión final fue la viabilidad técnica y económica de un sistema basado 100% en renovables. Los costes totales de la electricidad generados son perfectamente asumibles y muy favorables respecto a un escenario tendencial, y existen herramientas suficientes para garantizar una cobertura de la demanda a lo largo de toda la vida útil del sistema de generación. Ante esta realidad, ¿por qué no se hace nada para afrontar el reto? Para Greenpeace está claro que lo que hace falta es voluntad política para hacerlo.

PARA lograr este escenario de 100% renovables para el año 2050, la organización plantea varios objetivos:

a.- Eficiencia energética: reducción de la demanda de energía primaria en un 20% en 2020 respecto a la actual.

b.- Contribución de las renovables a la energía primaria: 30% en 2020, 80% en 2050.

c.- Contribución de las renovables a la generación de electricidad: 50% en 2020, 100% en 2050.

d.- Contribución de las renovables a la climatización de edificios: 80% en 2050.

e.-Reforzar el sistema de primas, mediante una Ley de energías renovables, para asegurar el cumplimiento de los objetivos y un retorno definido y estable a las inversiones, que deben ser más atractivas que las inversiones en energía sucia.

f.- Acabar con las distorsiones de mercado que perjudican a las energías renovables. Poner fin a todas las subvenciones, directas e indirectas, a los combustibles fósiles y a la energía nuclear, e internalizar todos sus costes externos sociales y ambientales, asegurando que el precio de la energía final refleje todos los costes según la fuente de energía utilizada. Contaminar tiene que salir caro.

g.- Reformar el mercado eléctrico, eliminando las barreras a las renovables, mediante procesos administrativos y de autorización simplificados, coordinados y uniformes en todo el territorio para los proyectos renovables; acceso prioritario a la red garantizado para los generadores renovables, eliminando toda discriminación en las tarifas de acceso; reparto de los costes de modificación y extensión de la red entre todos los consumidores; y separación completa de actividades entre empresas generadoras y distribuidoras, no permitiendo su pertenencia a un mismo grupo empresarial.

h.- Adoptar objetivos de reducción de emisiones de CO2 con los que contribuir a una reducción de las emisiones en la UE respecto a 1990 del 30% en 2020 y del 80% en 2050.

SIGUIENDO esta estela de propuestas para reconvertir el sistema energético español, otra organización, Ecologistas en Acción, presentó un informe sobre Energías Renovables (4) en el que ponía de manifiesto la necesidad y factibilidad de reconvertir el modelo energético español. Recientemente, la Federación Andaluza de Ecologistas en Acción, ha elaborado un informe titulado Propuesta de mix eléctrico para 2020 (5), en el que, tras analizar las debilidades de nuestro actual sistema energético y plantear los pasos necesarios para que, de una manera progresiva, se alcance un óptimo de energías renovables (que cifra en un 72%) para el año 2020, alcanza las siguientes conclusiones:

a.- Es imprescindible un importante y rápido recorte del consumo de energía y de la emisiones de gases de efecto invernadero.

b.- Con esta propuesta, se podría prescindir del carbón, fuel y nucleares en 2020, para la producción de electricidad.

c.- Es necesaria una potencia instalada de 24.000 Mw renovables, en grandes instalaciones, además de los que ya hay. Es decir, instalar 2.400Mw anuales hasta 2020.

d.- En 2020 el 72% de la electricidad se produciría con renovables.

e.- Para una cobertura 100% por renovables, es imprescindible encontrar formas de almacenamiento de la energía que permitan aprovechar su intermitencia.

f.- Es necesario un nuevo marco legislativo del sector eléctrico. Por ello, es necesario acompañar este cambio de un proceso de democratización en el control de la energía, y que las políticas energéticas pasen a regirse por criterios de justicia social y ambiental.

g.- El objetivo que se plantea es lograr reducir las emisiones hasta los 159,37 millones de toneladas de CO2 -45% de reducción respecto a 1990. Esta reducción es muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que supone una disminución de más del 60% respecto a 2008.

h.- Las emisiones del sector eléctrico, según la propuesta, serían de 19,5 millones de toneladas de CO2eq., tomando una media de 350g/kwh. en las instalaciones de ciclo combinado y cogeneración. Es decir, una reducción del 73% (en 2009 fueron 72,2 MTm de CO2eq en el sector eléctrico).

ASÍ pues, frente a la idea extendida de que las energías renovables jamás podrán atender la demanda energética de un país desarrollado, estos informes demuestran que sí es posible. En concreto, el informe de Greenpeace pone de manifiesto que la capacidad de generación de electricidad con fuentes renovables es muy superior a la demanda. Si sumáramos los techos obtenidos para cada una de las tecnologías se alcanzaría un máximo de 15.798 TWh/año, equivalentes a 56,42 veces la demanda peninsular de electricidad proyectada en 2050. Esa capacidad de generación renovable tan elevada permite plantear la posibilidad teórica de cubrir todas las demandas de energía, no sólo la eléctrica, pues equivale a 10,36 veces la demanda peninsular de energía total proyectada en el 2050. Además, los recursos renovables están tan ampliamente distribuidos en el territorio peninsular, de forma que todas las comunidades autónomas disponen de suficiente capacidad como para abastecer completamente su propia demanda de energía eléctrica y total. Veamos casos concretos:

ENERGÍA SOLAR. Cada país tiene sus propios recursos energéticos renovables. En el caso de España, los recursos renovables más abundantes son los asociados a la energía solar, de forma que entre todas las tecnologías solares, según el informe de Greenpeace, se podría obtener energía equivalente a 8,32 veces la demanda energética total en el año 2050, destacando la energía solar termoeléctrica, cuyo potencial de generación supone el 62,6% del total renovable. Por tanto, nuestro mayor yacimiento energético es el sol, lo cual contrasta con el papel absolutamente marginal que se le ha dado hasta ahora en las planificaciones energéticas a esta fuente de energía. En el informe de Ecologistas en Acción, la energía solar fotovoltaica podría tener una potencia instalada de 13.500Mw. De éstos, 6.000 serían sobre suelo y 7.500 sobre cubierta. En total producirían, a 1.400 horas, 18.900 Gwh. A partir del 2020 deberá primar la construcción sobre cubierta. Sería necesario un ritmo de instalación de 1.350Mw anuales. En la termoeléctrica, la potencia instalada sería de 7.000Mw, que a 2.800 horas producirían 19.600Gwh, siendo necesario un ritmo de instalación de 700Mw anuales.

ENERGÍA EÓLICA. El potencial de la energía eólica es muy superior a los actuales objetivos de planificación. Para obtener una ocupación de terreno con eólica terrestre similar a la de otras tecnologías, no sería necesario desarrollar más de la décima parte de su potencial, y aún así se podría instalar más de cuatro veces la potencia actualmente planificada. Al respecto,  Greenpeace afirma que hay tecnologías que hasta ahora han sido completamente despreciadas en la planificación y en la regulación de incentivos, como la energía eólica marina, aspecto sobre el que ha insistido anteriormente en el informe de la European Wind Energy Association (6) y luego con su informe Energía eólica marina en Europa (7). En el informe de Ecologistas en Acción, el escenario de potencia eólica instalada sería de 32.000Mw, 6.500 de ellos debidos a repotenciación de parques y 1.500 a minieólica, fundamentalmente en edificios y zonas industriales. A 2.100 horas, producirían 67.200Gwh, siendo necesario un ritmo de instalación y/o repotenciación de 1200Mw anuales. Respecto a la energía eólica marina, proponen una potencia instalada de 1.000Mw que generaría, a 3.000 horas, 3.000Gwh. Sin embargo, esta asociación no prevé mucha más potencia instalada, dada la profundidad y características del fondo marino en las costas españolas. En caso de ser viable, sería necesario un ritmo de instalación de 100Mw anuales.

ENERGÍA BIOMÁSICA. En cambio, para Greenpeace los recursos de biomasa son limitados, en relación con otras renovables. Por eso, y puesto que por su elevada capacidad de regulación puede tener un papel importante en el actual sistema eléctrico, debe priorizarse la máxima eficiencia en su utilización, en aplicaciones de generación simultánea de calor y electricidad (cogeneración), sin detrimento de su necesaria aportación en sectores como el transporte y la climatización de edificios. Existe recurso suficiente para que toda  la capacidad de cogeneración actualmente planificada pudiera funcionar con biomasa. En el informe de Ecologistas en Acción, de las fuentes de energía biomásica (que incluye biomasa, biogás, residuos sólidos urbanos, etc.),  debe evitarse la incineración indiscriminada de residuos, pues ello supone el deterioro de productos que pueden ser reciclados o servir de abono, además de lo que supone su incineración en cuanto a emisión de productos altamente contaminantes. En el caso de biomasa o biogás, su utilización para generar electricidad es cuantitativamente pequeña, pero puede ser muy importante por la flexibilidad en su utilización, sobre todo para la cobertura en horas pico en noches sin viento. Podría haber en el 2020 unos 1.500 Mw de este tipo que producirían 4.000 Gwh. Es importante indicar en este punto que se trata de una energía de apoyo al sistema, sobre todo en las horas de máxima demanda sin viento ni sol. Por lo tanto, aunque estas instalaciones podrían funcionar unas 6.000 horas al año, la propuesta no lo contempla así, ya que está por demostrar que un funcionamiento de 1.500Mw durante 6.000 horas pueda mantenerse con criterios de sostenibilidad ambiental, además de que la biomasa tiene otros usos más interesantes que el energético, y que incluso éste uso es mucho más eficiente para producir calor que electricidad.

ENERGÍA HIDRÁULICA. En el informe de Ecologistas en Acción se contempla que repotenciando las centrales actuales y utilizando embalses no utilizados para la producción de electricidad, se podría llegar a los 22.000Mw de potencia instalada. Suponiendo 1.700 horas (dato de 2008), se alcanzarían los 37.400Gwh. En cuanto a la energía minihidráulica, los 2.000 Mw minihidráulicos que hay en la actualidad pueden pasar a 2.500Mw, pudiendo producir, a 1.700 horas, 4.250Gwh.

EN conclusión, tanto Greenpeace como Ecologistas en Acción coinciden en que existen infinitas opciones de configurar un mix de generación de electricidad renovable para atender una demanda que se cifra en el 100% por Greenpeace y, más modestamente, en el 72%, por Ecologistas en Acción. Un posible parque de generación que, con un sobredimensionado del 178% y 180.000 MW de potencia instalada combinándolas distintas tecnologías renovables, tuviese capacidad de generar la totalidad de la demanda eléctrica proyectada en 2050, con una ocupación del 5,3% del territorio. Es decir, es técnicamente viable abastecer el 100% de la demanda energética total con fuentes renovables. La combinación más apropiada de tecnologías y su ubicación geográfica dependerán del sistema de distribución energética, de las necesidades de regulación de la generación (vinculadas con la gestión de la demanda) y de la evolución de costes de cada tecnología.

ENTRE las críticas que suscita entre expertos el planteamiento de energías alternativas figura el problema del almacenamiento de la energía. Este problema ya existe en las energías convencionales, por el despilfarro que supone producir energía en momentos de baja demanda. En el caso de las energías renovables, a este problema se añade otro: una parte importante de la energía renovable se produce de manera intermitente: la solar sólo en las horas de sol; la eólica sólo en los días de viento; la hidráulica sólo cuando hay suficiente agua, etc. Para cubrir las necesidades energéticas en momentos de parón energético es necesario que el exceso de energía producido en temporadas favorables quede almacenada y disponible para estos segmentos temporales. Sin embargo, para esta cuestión ya se han emitido varias soluciones tecnológicas, resumidas por Lindsey (8):

A.- Almacenamiento hidroeléctrico: usado en la actualidad en países como Noruega, este mecanismo emplea el exceso de energía de las turbinas aerogeneradores para bombear agua hacia embalses en las montañas. Cuando haga falta la energía se libera el agua para activar los generadores hidroeléctricos. Este mecanismo tiene una eficiencia del 70-85%, aunque está limitado por la disponibilidad geográfica (por no hablar del impacto ambiental). Una alternativa sería construir lagos artificiales (o ‘islas de energía’) en el océano, creando grandes diques que cerquen una superficie equivalente a una pequeña isla. La energía excedente se emplearía en bombear agua fuera del lago hacia el mar, y se recuperaría dejándola entrar de nuevo. Podrían obtenerse 1.500 MW durante unas 12 horas.

B.- Almacenamiento de aire comprimido: usado en la actualidad en algunas zonas de Alemania y Estados Unidos, este sistema comprime aire y lo bombea a grandes cuevas subterráneas. Al ser liberado, el aire activa turbinas que recuperan la energía. El problema es el calentamiento del gas al ser comprimido, y la pérdida de este calor a través de las paredes de la cueva. Un sistema futuro podría capturar este calor y usarlo luego para calentar el aire y que éste active turbinas. La eficiencia del sistema podría ser también de un 80%.

C.- Almacenamiento en baterías: el sistema quizás más intuitivo es emplear baterías de gran capacidad. Los teléfonos móviles y portátiles emplean baterías de iones de litio que vienen a tener un coste de unos cientos de euros por kWh. El empleo de una tecnología como ésta a gran escala reduciría mucho estos costes, en su mayor parte debido a consideraciones de seguridad relacionadas con su uso en dispositivos móviles. Incluso podría pensarse en baterías basadas en otro tipo de reacciones electroquímicas con elementos más baratos y abundantes como silicio, hierro o aluminio.

D.- Almacenamiento cinético: usado en sistemas de alimentación ininterrumpida, este sistema se basa en hacer girar un volante de inercia a gran velocidad usando la energía sobrante para alimentar un motor, y extraer energía del mismo acoplándole un generador. El problema es por supuesto la escalabilidad. Un prototipo en el que se está trabajando considera un dispositivo de un metro de diámetro con un núcleo cilíndrico de aluminio que alberga el generador y el motor, y una envoltura de fibra de carbono. El sistema se instalaría en una cámara sellada al vacío sobre soportes magnéticos, y alcanzaría una eficiencia del 85%.

E.- Almacenamiento en ultracondensadores: aquí nos movemos en un terreno más hipotético, en el que se podría considerar tecnología a escala molecular para construir ultracondensadores, o el empleo de bobinas superconductoras para almacenar indefinidamente la corriente circulante.

POR otra parte, frente a la agresiva propuesta del mix de Greenpeace para cubrir el 100% de las necesidades energéticas de España, Ecologistas en Acción afirma que incluso en una propuesta ecologista como la suya, las grandes instalaciones están lejos de cubrir la demanda. Por este motivo plantea que en planes siguientes habrá que reconsiderar o no esta cantidad, teniendo en cuenta que con esta propuesta se cubre el 72,2% de la energía eléctrica y con ello alrededor del 20% de la energía primaria consumida en 2008. Es decir, se está aún muy lejos de cubrir una demanda de energía primaria equivalente a la que sería el siguiente objetivo: una demanda de energía primaria igual a la mitad de la actual.

PARA Ecologistas en Acción, hablar de instalación de energías renovables implica, indefectiblemente, hablar de marco regulador. Este marco deberá tener en cuenta que sería injusto discutir los costes de las renovables en el contexto actual, en el que las energías “sucias” no contemplan ninguna internalización de costes ambientales o con cargo a las futuras generaciones. Mientras esto no ocurra, no parece muy razonable escandalizarse por el coste de las renovables. Si el resto de tecnologías pagasen lo que cuestan (contando con costes indirectos, sociales y ambientales), a las renovables no les harán falta primas para ser competitivas. En esta línea, Greenpeace hace varias propuestas necesarias para afrontar estos retos:

FORTALECER el sistema de primas a las energías renovables, garantizando a los inversores un retorno de la inversión estable y atractivo para cada tecnología.

DESARROLLAR una fiscalidad ecológica que incluya desgravaciones y bonificaciones a las inversiones en energías renovables, especialmente para la energía solar.

GARANTIZAR a las energías renovables la prioridad de acceso a la red.

GARANTIZAR el derecho de los consumidores a elegir electricidad limpia, limitando el poder de mercado de las grandes empresas eléctricas y estableciendo un etiquetado eléctrico que obligue a las compañías eléctricas a facilitaren sus facturas y anuncios una información estandarizada, completa, comparable y fiable sobre el origen y el impacto ambiental de la electricidad que venden.

ESTABLECER objetivos obligatorios de eficiencia energética, que incluyan un ahorro energético anual de al menos un 2,5% para el sector privado y de un 3% para el sector público.

REVISAR la actual planificación energética, tal como prometió el presidente del Gobierno, estableciendo un objetivo de mayor eficiencia y menor demanda energética y planificando las infraestructuras energéticas necesarias, no para continuar con la construcción masiva de centrales térmicas, sino para acelerar la inversión en renovables.

ELIMINAR todas las subvenciones a los combustibles fósiles y a la energía nuclear, e internalizar todos sus costes externos.

DESINCENTIVAR las inversiones en nuevas centrales térmicas, obligando a demostrar, mediante un análisis pormenorizado, que todas las alternativas de energía limpia (eficiencia y renovables) están agotadas o no son suficientes antes de autorizar la construcción de cualquier central de combustible fósil.

PONER en marcha un plan de cierre progresivo pero urgente de las centrales nucleares existentes, en el horizonte del 2015.

EN cualquier caso, es evidente que las energías renovables no pueden atender el desarrollismo tal como lo conocemos. Es preciso reconsiderar los ritmos de crecimiento y seguramente será necesario decrecer para alcanzar el umbral que sobrepasamos y empezar a vivir de otra manera, en equilibrio con los sistemas naturales y bajo un nuevo código de equidad social. De este modo, en la medida en que se racionalice el consumo energético, será más asequible para las energías renovables alcanzar el deseado objetivo de proveer a la humanidad de toda la energía necesaria para una vida digna en un planeta finito.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS:

(1) Yus Ramos, R., Más energía para seguir creciendo ¿Hay que reconsiderar la energía nuclear? El Observador, 17-VII-2010, 8 pp.

(2) García Ortega, L. y Cantero, A. (2005), Renovables 2050. Un informe sobre el potencial de las energías renovables en la España peninsular. Greenpeace-España, Madrid.

(3) García Cassals, X. et al. (2006), Renovables 100%. Un sistema eléctrico renovable para la España peninsular y su viabilidad económica. Greenpeace-España, Madrid.

(4) Ecologistas en Acción (2005). Energías renovables. Cuadernos nº 9, Ecologistas en Acción, Madrid.

(5) Ecologistas en Acción (2005). Plan de Ahorro y eficiencia en el consumo eléctrico. Horizonte 2015. Ecologistas en Acción, Madrid.

(6) Ecologistas en Acción (2010), Propuesta de mix eléctrico para 2020. Federación Andaluza de Ecologistas en Acción, Sevilla (documento inédito).

(7) Ecologistas en Acción (2005). Propuesta para el desarrollo de energía solar fotovoltaica. Ecologistas en Acción, Madrid.

(8) European Wind Energy Association (2003), Viento fuerza 12. Una propuesta para obtener el 12% de la electricidad mundial. Greenpeace, Madrid

(9) Greenpeace (2004) Energía eólica marina en Europa. Greenpeace, Madrid

(10) Ecologistas en Acción (2005). Propuesta de desarrollo de la energía eólica en España. Horizonte 2010-2012. Ecologistas en Acción, Madrid.

(11) Lindley, D. (2010), Smart grids: The energy storage problem. Nature, 463: 18-20


PUEDE consultar aquí anteriores artículos de opinión de Rafael Yus:
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