Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

OPINIÓN. El buen
ciudadano. Por Rafael
Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía
04/05/11. Opinión.
EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com les ofrece hoy la segunda parte
del artículo de Rafael Yus sobre los incumplimientos legales que rodean a los
chiringuitos asentados en la costa malagueña. “Lo peor todavía está por venir,
cuando la Junta
de Andalucía, en su afán de recaudar votos, acabe con todos estos obstáculos
legales declarando a los chiringuitos Bien de Interés Cultural (BIC) como en su
día hizo con el Toro de Osborne y como está a punto de hacer con las corridas
de toros, siguiendo la estela de Francia. Todo para la sacrosanta y casposa
tradición que es más propia del Spain is different de los años setenta”,
asegura a modo de conclusión el coordinador de GENA-Ecologistas en Acción.
Los chiringuitos de playa testimonian la apuesta institucional por la ilegalidad
Conclusiones
LOS chiringuitos de playa, que hace ya tiempo dejaron de ser
las estructuras cutres de chozas construidas con cañas y hojas de palma de los
años setenta, actualmente son instalaciones de obra, levantadas con todos los
elementos propios de un establecimiento hostelero normal, solo que se
construyen en el dominio público marítimo-terrestre, un espacio en el que la Ley de Costas establece serias
restricciones para el establecimiento de cualquier tipo de instalación o uso de
carácter privado. Además, un paseo por nuestras playas podrá advertir que los
chiringuitos empiezan a tener más de una planta, a veces sótano y han
conseguido que los aseos no cuenten como superficie ocupada.
POR
otra parte, estamos lejos de aquella situación en la que había uno o dos
chiringuitos como máximo por cada playa. Nuestras playas han sido literalmente
invadidas por estas instalaciones, convirtiendo un espacio natural litoral en
un balneario con toda clase de servicios, hecho que sorprendentemente
representa un valor para el otorgamiento de banderas azules, que nada más que
por este hecho quedan descalificadas como seña de calidad ambiental.
HA
llovido mucho desde que el Ministerio de Medio Ambiente iniciara un plan para
la recuperación del dominio público marítimo-terrestre a finales de los años ochenta
(‘Actuaciones para la Recuperación de las
Playas para el Uso y Dominio Público. Retirada de instalaciones ilegales’),
que supuso el levantamiento de una superficie ilegalmente ocupada de 104.515 m2 (el
23% de los chiringuitos) nada más que en el litoral de Málaga. Actuaciones que
pusieron de manifiesto los tremendos impactos ambientales que estaban
produciendo estas instalaciones, especialmente sus pozos negros, puestos de
relieve tras la demolición de algunos chiringuitos.
AHORA, tras la subsecuente rebelión de los alcaldes y diputados de
todos los partidos políticos contra esta política de Costas que renovara la
ministra Cristina Narbona, se ha levantado la veda para la ocupación y
explotación privada del suelo público. Los ayuntamientos de la provincia de
Málaga, por ejemplo, se han embarcado en una vorágine insaciable de ocupación
de las playas, con Planes de Playas cada vez más densos.
TODO
ello creando una competencia desleal con los establecimientos de hostelería que
se encuentran en primera línea de playa, pero fuera del dominio público, a los
que se les castiga por haber cumplido con la legalidad vigente dando
facilidades a otros establecimientos que explotan un suelo que no es suyo y
está en un lugar privilegiado. Algo que no casa en modo alguno con las reglas
del mercado y de la libre competencia que rigen nuestro sistema económico.
Sorprende, por tanto, que este gremio hostelero no haya litigado aún contra
esta situación.
SIN
embargo, tanto la Ley
de Costas, como su Reglamento, y las leyes de protección ambiental actualmente
vigentes, establecen serias limitaciones para esta invasión de las playas. Para
sortear estas dificultadas, la
Junta de Andalucía ha logrado el traspaso de competencias
sobre las concesiones de playas, un logro que se traducirá en la destrucción de
un bien tan preciado como el paisaje litoral, esencial para la industria
turística.
ESTÁ
facilitando este proceso el incumplimiento de la legalidad vigente y la falta
de transparencia en la tramitación de autorizaciones y concesiones. En efecto,
tanto los Ayuntamientos como la Dirección General de Costas podrían estar
incurriendo, con total falta de transparencia, en un delito de prevaricación,
ya que han estado actuando de espaldas a las leyes de prevención ambiental,
pues tienen la obligación de incorporar todo este proceso de evaluación ambiental
al expediente de concesión o autorización de chiringuitos y además incluir un
proceso relativo a la información pública, tal como también establece el
Reglamento de la Ley
de Costas en su artículo 109.
CLARO
que, lo peor todavía está por venir, cuando la Junta de Andalucía, en su afán de recaudar votos,
acabe con todos estos obstáculos legales declarando a los chiringuitos Bien de
Interés Cultural (BIC) como en su día hizo con el Toro de Osborne y como está a
punto de hacer con las corridas de toros, siguiendo la estela de Francia. Todo
para la sacrosanta y casposa tradición que es más propia del Spain is
different de los años setenta.
- 03/04/11 Los chiringuitos de playa testimonian la apuesta institucional por la ilegalidad (I Parte)
PUEDE consultar aquí anteriores artículos publicados por Rafael Yus:
- 25/03/11 Amnistía urbanística para delincuentes y gobernantes
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