OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía
17/12/13. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía explica en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com qué son, cómo funcionan y dónde se localizan algunos de los ‘disruptores endocrinos’, unas sustancias extrañas al cuerpo que interfieren y actúan en nuestras hormonas. “El sistema actual da por supuesto que las sustancias químicas son inocentes hasta que se demuestre lo contrario.
El peso de la prueba debe actuar del modo contrario, porque el enfoque actual, la presunción de inocencia, una y otra vez ha hecho enfermar a las personas y ha dañado a los ecosistemas”.
Entre la primavera silenciosa y el futuro robado: el ecocidio de los disruptores endocrinos
LOS seres humanos, y el medio ambiente, del que formamos parte, estamos compuestos por sustancias químicas, sean inorgánicas u orgánicas. Esto es normal y forma parte de nuestra herencia a través de miles de millones de años de evolución biológica. Lo que no estaba previsto en este proceso evolutivo es que una especie determinada, el ser humano, haya adquirido la capacidad de crear nuevas sustancias, la mayoría extrañas para los seres vivos, otras tan extraordinariamente parecidas que pueden actuar como actúan nuestras propias sustancias, o alterar el normal funcionamiento de las mismas. Según algunos estudios, actualmente hay catalogados unos 11 millones de productos químicos de naturaleza orgánica que no existen en el medio natural, repartidos por todo el mundo, y cada día se obtienen unos 2.000 productos más. Muchas de estas sustancias son letales, tóxicas o imitan a nuestras hormonas con los consiguientes perjuicios para la salud y el medio ambiente. En este artículo nos centraremos en un tipo de sustancias con las que interaccionamos diariamente y que, sin darnos cuenta en sus primeras dosis, están modulando y afectando a nuestros delicados procesos biológicos: son los llamados disruptores endocrinos.
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