OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía
22/07/14. Opinión. El coordinador de GENA Ecologistas en Acción y colaborador habitual de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com Rafael Yus detalla en su artículo mensual los motivos por los que el turismo de crucero no es tan sostenible como nos han hecho pensar. “El turismo de crucero es un auténtico ‘lobo con piel de cordero’, posiblemente una de las modalidades de turismo más agresivas para el medio ambiente”, sostiene Yus.
Turismo de crucero: un lobo con piel de cordero
SEGÚN muchos observadores, uno de los productos turísticos estrella del siglo XXI es el turismo de crucero. Se trata de una modalidad de turismo que supone una de las paradojas más llamativas del sector. Para muchos malagueños este turismo es genial, supone una lluvia de oro periódica que baña a una ciudad en muy poco tiempo, el que le da el capitán a los cruceristas para que dejen en la ciudad portuaria (e incluso enclaves cercanos) todo el dinero que puedan. Y todo ello sin que los residentes tengan que soportar la sensación de masificación que produce el turismo de masas sobre nuestros destinos turísticos. Los cruceristas desembarcan, gastan y embarcan, todo muy limpio y rápido. Aparentemente, lo opuesto al turismo convencional, low cost, que llenan los hoteles y apartamentos turísticos de todo nuestro litoral: llegan, se quedan una temporada más o menos larga, provocan la lógica contaminación en nuestro suelo, nuestros ríos y lagos y en nuestras playas, masifican el destino turístico y no dejan la riqueza suficiente como para elevar el nivel de vida de los residentes y los gastos de limpieza o depuración de sus contaminantes. Por ello, el turismo de crucero para muchos sería el paradigma del llamado turismo sostenible. En este artículo demostraremos que no es así, que el turismo de crucero es un auténtico “lobo con piel de cordero”, posiblemente una de las modalidades de turismo más agresivas para el medio ambiente.
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