OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

24/02/15. Opinión. “Una gran cantidad de inmigrantes climáticos de nuestro país, cifrada en unos 90.000, están volviendo a sus países centroeuropeos de origen, poniendo fin a su cálido sueño español (…) ¿A qué es debida esta masiva repatriación? ¿Por la crisis? ¿Por el miedo a las demoliciones de sus casas de campo? ¿O por simple envejecimiento?”. El coordinador del Gabinete de Estudios para la Naturaleza de la Axarquía, Rafael Yus, da...

...las claves de esta realidad en su nuevo artículo en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.

Bye, bye to the Warm Spanish Dream. La repatriación de los inmigrantes climáticos

EL examen de los movimientos demográficos producidos a lo largo del año 2014, disponibles en el Instituto Español de Estadística, revelan algo que se intuía: una gran cantidad de inmigrantes climáticos de nuestro país, cifrada en unos 90.000, están volviendo a sus países centroeuropeos de origen, poniendo fin a su cálido sueño español. Adiós a la “paella on the seaside”, adiós a la “afternoon siestas after riotous fiestas” y adiós a la “sangría under the stars”,  despidiéndose con ello a las míticas cuatro “S” de sueño británico en España: “Sun, Sea, Sex and Siesta” ¿A qué es debida esta masiva repatriación? ¿Por la crisis? ¿Por el miedo a las demoliciones de sus casas de campo? ¿O por simple envejecimiento? En estas páginas hemos mostrado en más de una ocasión nuestra preocupación por el fenómeno de la inmigración climática, no por el hecho en sí, que forma parte de la libre decisión de un conciudadano europeo, sino por el estilo de vida que intenta desarrollar en nuestras tierras: la colonización del suelo rústico, la urbanización del suelo no urbanizable, y con ello los costes ecológicos, económicos y sociales que trae consigo. Por este motivo nos interesa abordar este fenómeno, que aparentemente podría ser interpretado como una restitución de la realidad alterada.

La realidad de las cifras

CIÑÉNDONOS exclusivamente a los ciudadanos de origen británico, desde 1995 más de 760.000 expatriados británicos se han establecido en España. Se trata de una masiva inmigración de ciudadanos de clase media, muchos de los cuales compraron viviendas en nuestro país y se establecieron, una gran parte para pasar su jubilación, a los cuales hemos ido denominando inmigrantes climáticos, porque la mayor motivación de este movimiento migratorio es la búsqueda de una climatología más suave que la que “padecen” en su país de origen. Pero no todos los británicos expatriados son inmigrantes climáticos, otra parte son inmigrantes laborales, ingresando, aunque con mejor estatus por el hecho de ser europeos y hablar el idioma de Shakespeare, en el gran grupo de inmigrantes laborales que atrajo la burbuja económica (en gran parte inmobiliaria) de los últimos decenios en nuestro país, ocupando aquellos puestos de trabajo que los propios españoles, enloquecidos por los elevados salarios del sector de la construcción, dejaron completamente vacíos. Como es natural, desde el punto de vista ambiental, el sector que nos interesa analizar es el de los inmigrantes climáticos, y dentro de éstos, aquella pequeña burguesía que ha colonizado el paisaje del suelo rústico de numerosas provincias mediterráneas de España, especialmente Málaga, Almería, Alicante y Valencia.

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