OPINIÓN. Camino a Laponia. Por Sergio Brenes Cobos
Militante
socialista
07/05/12.
Opinión. “Año de 1940. En el mes de enero, la Junta Provincial
del Turismo de Málaga se planteaba una serie de proyectos fundamentales para el
engrandecimiento futuro de Málaga”. Ya
entonces se tenía muy claro: “El golf, deporte que atrae y desarrolla una gran
corriente turística, tendrá en nuestra ciudad ancho campo de experimentación…”.
Ejercicio de memoria histórica de Sergio Brenes en esta nueva colaboración
con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
Quizás para el próximo siglo
CON la autoridad de 150 millones de libros
vendidos Michael Crichton en su ‘Rescate en el tiempo’ escribía: “La finalidad de la historia es explicar el presente, decir por
qué el mundo que nos rodea es como es… Nos cuenta por qué las cosas que
valoramos son las cosas que debemos valorar. Y nos cuenta qué ha de pasarse por
alto o desecharse”.
EN esta colaboración me propongo hacer un ejercicio de memoria de nuestra ciudad. Apenas recuperar una gota minúscula de nuestra preocupación por el turismo y cómo, desde hace un siglo, en esta ciudad seguimos girando alrededor de este sector tan importante, pero que a veces es ignorado, y otras hasta manoseado por el interés de los que no alcanzamos a ver su relevancia.
A nadie escapa que para gestionar una ciudad hay que tener un proyecto, una visión estratégica de futuro, que esta estrategia debe ser admitida y compartida, que debe marcar las acciones que en el tiempo se vayan desarrollando, que deben permanecer al margen de la polémica política diaria y como mínimo tener para los gobernantes la misma atención que la gestión del día a día.
CON un breve paseo por dos
acontecimientos de la historia de Málaga de la primera mitad del pasado siglo
pretendo dar algunas pinceladas de la importancia de la imagen de la ciudad, de
la marca que se ha querido crear para el turismo y cómo las autoridades del
momento, ya fueran de la restauración de la dictadura franquista o el Ayuntamiento
adoptaron o dejaron de tomar decisiones que apenas resistían una pensada sobre
las mismas.
EN primer lugar, propongo mirar al año de 1923 y el brote de peste bubónica que se destapó en la ciudad de Málaga. El Ayuntamiento de la ciudad en esos años era perfectamente consciente de la importancia del turismo y la atracción de personas y de negocios para Málaga.
PERO entre sus prioridades no estaba la mejora de las condiciones higiénico-sanitarias de la mayoría de la población, manteniendo las mismas situaciones que se venían dando en la configuración de los barrios y problemas de insalubridad de las viviendas de la Málaga industrial del siglo anterior.
A comienzos de ese año unos pocos casos de peste aparecieron entre personas de los barrios humildes cercanos al puerto y a la actividad en el mismo. Las autoridades se negaron a reconocer públicamente los casos de ‘esa enfermedad’, pese a que se estaban tratando a los enfermos e incluso aislándolos en unos barracones creados para ello.
EL motivo subyacente era el claro perjuicio que se creaba para la propaganda turística de la ciudad, frente a otras provincias del Mediterráneo, ya que conllevaba la declaración de “puerto sucio” y por tanto una serie de restricciones a la salida y entrada de personas y mercancías.
LA solución adoptada por el Ayuntamiento de la época fue primero negar la evidencia de la enfermedad, su ocultación. Posteriormente enfrentarse con el Gobierno de España acusándolo de favorecer el interés de otras provincias y recurriendo una vez más y entre otros perjuicios a “el daño a los viajeros de la Semana Santa”. Finalmente, atacar a la prensa de otras provincias que se hicieron eco de la noticia.
POR último y ante la gravedad de lo que pudo haber sido, se adoptaron algunas medidas que por ser claramente insuficientes para resolver los problemas endémicos de falta de higiene y limpieza en la ciudad, posteriormente originaron otros episodios de enfermedades contagiosas. “El Ayuntamiento sólo se cuida de los impuestos. De la limpieza para nada”.
EL otro ejemplo es el de una serie de estrategias compartidas en el largo plazo, mirando en este caso al año de 1940. En el mes de enero, la Junta Provincial del Turismo de Málaga se planteaba una serie de proyectos fundamentales para “engrandecimiento futuro de Málaga”, es decir para mejorar la economía de nuestra ciudad, basándose en la atracción de turistas e inversiones.
TRANSCRIBO términos empleados e ideas grandilocuentes completas para poder recoger el sentir de aquel año de posguerra de 1940 y que el lector pueda comparar el avance experimentado tras siete décadas.
EN aquella reunión como en las miles posteriores que posteriormente se han celebrado “se han adoptado medidas acuerdos trascendentales, que devolverán a la Ciudad su debido rango la posición que merece por sus condiciones climatológicas, por su luz única, por su gracia.”
CONTINUA el texto “Uno de los acuerdos más importantes es el de un local para Museo Provincial… el museo actual es insuficiente. Los cuadros están hacinados, sin clasificación racional…”
YA en el año de 1940 se tenía muy
claro: “El golf, deporte que atrae y desarrolla una gran corriente turística,
tendrá en nuestra ciudad ancho campo de experimentación…” También se planteaba
la construcción de un nuevo estadio, “de otra parte, el estadio va a dar a
Málaga la dimensión que corresponde a la pujanza que nuestra ciudad ha
alcanzado en el deporte indiscutiblemente más popular, el fútbol”.
RACIÓN de paseo marítimo de la época “Van a ejecutarse las obras del Paseo Marítimo, aspiración de los mejores malagueñistas de siempre”.
NO podía faltar el proyecto estrella de nuestro alcalde de hace varias legislaturas y que sigue en su cajón “La construcción de un funicular, permitirá el acceso al monte más característico de la población desde el que se divisan paisajes de maravillas”.
Y para finalizar “La restauración de la Feria de Agosto…animará extraordinariamente el estío malacitano”.
HAN pasado 72 años de aquellas
declaración de intenciones de la Junta Provincial de Turismo a las entonces
administraciones franquistas (Gobierno de España, Diputación Provincial y al
Ayuntamiento de la capital). Por aquel entonces no existía una Junta de
Andalucía con competencias y en la que también poder descargar agravios.
INDUDABLAMENTE avanzamos
como ciudad. Algunas de las actuaciones no se realizaron hasta los ayuntamientos
democráticos, otras quedan pendientes de realizar. Ahora la Aduana es un nuevo museo,
el entonces estadio de La
Rosaleda ahora será una ciudad deportiva en Arraijanal, el
tramo pendiente del paseo marítimo nos conectará algún día con Torremolinos y la Feria de Agosto ha perdido
el atractivo del comercio del ganado, aunque seguimos sin saber que queremos
hacer de la misma.
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