OPINIÓN. La fachada indiscreta. Por Anton Iván Ozomek Fernández
Geógrafo y autor del blog ‘Edifeicios’
09/01/13. Opinión. Antón Iván Ozomek Fernández realiza un exhaustivo relato cronológico en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com de la demolición de los cuarteles de La Trinidad, unas edificaciones que suponían un siglo de historia y cuyo derrumbe supone un menoscabo al Patrimonio Histórico de la ciudad. Además, el geógrafo se hace eco de las suspicacias de algunos colectivos ciudadanos. “Diversos colectivos ciudadanos, tras conocer el proyecto de demolición de los edificios militares, han ‘intuido’ que existen intenciones futuras que no se han hecho públicas por parte de la Junta de Andalucía; intenciones que bien podrían consistir en la edificación de nuevos inmuebles de estilo ‘contemporáneo’ sobre los solares resultantes de la demolición de los vestigios del histórico acuartelamiento de La Trinidad”.
Lo que la Junta se llevó. Una triste historia sobre la demolición de los cuarteles de La Trinidad
UNA vez más, los políticos a quienes pagamos elevadísimos sueldos se dedican a hacer justo lo contrario de lo que deberían. En vez de conservar y proteger el Patrimonio Histórico, toman decisiones discretas, injustificadamente arbitrarias y, por supuesto, sin tener en cuenta en absoluto la opinión de los ciudadanos, más si cabe hoy día, que resulta tan sencillo habilitar medios online para efectuar consultas populares con coste económico cercano a cero euros.
AHORA parece ser, si atendemos a las razones de los políticos de la Junta de Andalucía, que lo mejor para Málaga, para su Patrimonio Histórico y para sus ciudadanos es demoler hasta el último vestigio de los cuarteles de La Trinidad, uno de los últimos restos materiales de arquitectura militar hasta hace unos días ‘supervivientes’ en nuestra ciudad.
ASÍ ha sido finalmente. Aprovechando las fiestas navideñas y las vacaciones de muchos malagueños, demolen unos edificios que rondaban el siglo de historia y del que ya no queda en pie ni un solo ladrillo. Y en esta ocasión, a diferencia del poema de Dowson y la taquillera película, no fue el viento sino una orden, contraria al interés general de los ciudadanos, la que se ha llevado para siempre los Cuarteles de La Trinidad.
ESTE ha sido el debut triunfal de Patricia Alba Luque, flamante nueva Delegada Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, entre cuyas competencias se encuentra la conservación del Patrimonio Histórico de Málaga. Pero ella solo ha ejecutado una orden preexistente, pues todo el plan para el Cuartel-Convento de La Trinidad fue proyectado siendo Consejero Paulino Plata y Delegado Provincial Manuel Jesús García.
RESULTA pues recomendable hacer un breve repaso cronológico de los acontecimientos más recientes relacionados con este nuevo atentado contra el Patrimonio Histórico de Málaga:
FUE en mayo de 2007 cuando el Consejo de Ministros del Gobierno Zapatero aprobó la transferencia del Cuartel-Convento de La Trinidad a la Junta de Andalucía desde el patrimonio público estatal.
AL mes siguiente se convocaba el Concurso Internacional para el ‘Parque de los Cuentos’ cuyo proyecto ganador fue presentado en sociedad en noviembre del mismo año 2007 y que aunque contemplaba la demolición de dos edificios militares, al menos respetaba el, por diversas razones, más interesante y representativo de los tres existentes.
LA Escuela de Suboficiales estaba indisolublemente ligada a la memoria colectiva de varias generaciones, y además de ser un buen ejemplo de la arquitectura castrense en Málaga, formaba parte del paisaje urbano histórico, realzándolo y embelleciéndolo, a pesar de las décadas de abandono a que había sido sometido por parte de las autoridades teóricamente competentes para conservar el Patrimonio Histórico, tanto que incluso hubo de vivirse un expolio en toda regla, desapareciendo varias columnas del patio renacentista del Convento.
PERO el Parque de Los Cuentos, como otras tantas apuestas políticas en Málaga, resultó ser un ‘cuento chino’ y ya en la primavera del año 2011 el Consejero de Cultura Paulino Plata admitía que se estaba estudiando de nuevo la viabilidad del proyecto, cuyo informe definitivamente negativo se conoció en noviembre del mismo año.
UN mes antes de esta noticia, en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía del 11 de octubre de 2011, se anunciaba la licitación de unas obras ‘de consolidación’ que daban a conocer por primera vez que las edificaciones militares serían demolidas, si bien aún transcurrirían varias semanas hasta que esta información fuese de dominio público.
COMENZABA así una nueva protesta ciudadana contra unos planes que lejos de proteger el Patrimonio Histórico, venían a hacerlo desaparecer en parte. En enero de 2012 se anunciaba en los medios que la Plataforma en Defensa del Convento de la Trinidad presentaba una demanda en los Tribunales para intentar frenar los planes de demolición de los cuarteles, con el argumento de su posible adscripción al BIC declarado, aspecto que finalmente fue desestimado tanto por la Fiscalía como por el Juzgado, entendiendo que la declaración afectaba exclusivamente al Convento pero no así a los Cuarteles.
SE llega de este modo al momento en que la maquinaria derribó más de un siglo de historia, sin que ningún medio de comunicación se hiciera eco de la noticia. De hecho, fue el blog Torre-Vigía quien alertó del derribo, si bien la coincidencia con el 28 de diciembre hizo pensar en que se trataba de una inocentada, de muy mal gusto, por cierto. Pero por desgracia no se trataba de una broma.
EN cuanto al fondo de este turbio asunto, cabe destacar que entre finales de 2011 y principios de 2012, ante la resistencia de ciertos colectivos ciudadanos, tanto el Consejero Paulino Plata, como el Delegado Provincial de Cultura, Manuel Jesús García, realizaron declaraciones a los medios de comunicación, defendiendo la necesidad de demoler los Cuarteles de La Trinidad en función de diversos argumentos, entre los que destacaban el ‘nulo valor arquitectónico o artístico’ de los pabellones’, así como su estado de ‘avanzada ruina’, y que su demolición permitiría una mayor ‘visibilización’ del Convento, con el cual los edificios militares ‘no guardaban ninguna relación’; argumentos todos ellos avalados por unos ‘rigurosos’ Informes Técnicos.
ASÍ pues, los argumentos de la Junta de Andalucía, parecían a priori sustentarse en la propia Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía (LPHA), ya que este texto normativo determina que ‘podrán admitirse, excepcionalmente, demoliciones derivadas de la ejecución de proyectos de conservación’ (art. 38).
AHORA bien, cabe razonablemente preguntarse si estas demoliciones excepcionales a las que alude la LPHA pueden ser aplicadas a unos edificios con un siglo de Historia, que forman parte del paisaje urbano realzándolo y embelleciéndolo, que están indisolublemente ligados a la memoria colectiva de varias generaciones, y cuyo estado de conservación, lejos de ser óptimo –precisamente por la desidia e incompetencia de las autoridades que han acabado ejecutando las demoliciones– no era en absoluto de ruina que impidiera su restauración, ni por supuesto amenazaban la seguridad pública.
ASIMISMO estas edificaciones de acuartelamiento en poco o nada impedían ni disturbaban la contemplación del Convento e Iglesia declarados BIC, ya que creaban un conjunto armónico material y conceptualmente, entre dos poderes fácticos triste pero indisolublemente ligados en la Historia de España: la Iglesia y el Ejército.
VOLVIENDO a la cuestión de los Informes Técnicos, el por entonces Consejero de Cultura, Paulino Plata, afirmaba que se habían apoyado en la decisión de los técnicos para tomar sus decisiones. Resulta por tanto imprescindible realizar un análisis del documento de Memoria sobre el Proyecto Básico y de Ejecución para las Obras de Consolidación del antiguo Convento de La Trinidad, en el que indican los arquitectos Francisco Javier López Rivera y Ramón Pico Valimaña, firmantes del documento, que la intervención propuesta consiste en: «Demoler todas aquellas construcciones de la época militar que aún permanecen -no contenidas en la declaración de BIC- que se encuentran en mal estado con peligro de derrumbe». Asimismo se indica que: «uno de los pabellones es el destinado históricamente a cocinas, y en el que hoy no es posible el acceso al estar tapiado. (...) al no estar catalogado en el nuevo PGOU ni incluido en la delimitación del BIC, se propone su demolición. (…) El otro pabellón militar (...) su estado es algo ruinoso, con fisuras de importancia y asientos en cimentación, aunque solo es posible acceder a parte del mismo. (...) Por todo esto y al no estar catalogado en el PGOU ni incluido en la delimitación del BIC, se propone su demolición. (…) Del edificio principal del Convento, comenzaremos los comentarios por dos elementos claramente añadidos en época militar, pero de muy distinto carácter. El primero de ellos es el situado en el extremo Noreste, que tapona e impide el acceso a la fachada Este de la Iglesia. Posee nulo interés y se encuentra en estado de total abandono, por lo que se propone su demolición».
POR tanto, los argumentos y decisiones de los ‘técnicos’ a que se refiere el exconsejero Paulino Plata son muy simples para los tres edificios militares cuya demolición se ha llevado a cabo recientemente: 1) Poseen nulo interés. 2) Su estado es ruinoso, con peligro de derrumbe. 3) Están abandonados. 4) Son edificaciones no incluidas en la declaración de BIC ni catalogadas en el PGOU.
COMENZANDO por la última de estas argumentaciones, tan solo cabe aclarar que el hecho de que un inmueble histórico no tenga figura legal de protección patrimonial no es excusa para ordenar su demolición, a pesar de que esta es una opinión, por desgracia, muy extendida para técnicos y políticos incultos e incompetentes. Si así fuera, ni Teatro Romano, ni Alcazaba, ni Puerta de las Atarazanas, por solo citar algunos ejemplos, seguirían en pie, ya que cuando estuvieron amenazadas por proyectos de demolición, no poseían ni el más mínimo grado de protección patrimonial.
PERO lo más interesante es la ficha de la declaración del BIC de 1980, ya que en el plano adjunto y a pesar de la pésima resolución de la imagen, puede apreciarse suficientemente cómo la planta del edificio militar exento, que discurre paralelo al tramo final de calle Martínez de la Rosa en su confluencia con la Calzada de la Trinidad, también tiene el mismo tipo de línea discontinua que el edificio principal del Cuartel-Convento, lo que indica obviamente que ambas edificaciones forman parte de la delimitación del Bien de Interés Cultural. No obstante, fuentes de información sin contrastar por el momento, apuntan a que en el año 2008 el Delegado Provincial de Cultura, Manuel Jesús García, pudo haber firmado la descatalagación de dicho edificio. Sería de gran interés que cualquier lector que pueda tener conocimiento más exacto de esta cuestión nos hiciera llegar más información.
POR otra parte, estos arquitectos, –TÉCNICOS con mayúsculas a tenor de la valoración del anterior Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía–, quienes no cuentan en su haber, ni académico ni profesional, ni con un dilatado conocimiento ni con una amplia experiencia en asuntos de intervención en Patrimonio Histórico (así se observa en su portfolio), resultan ser TÉCNICOS especialistas cualificados suficientemente para determinar el valor cultural, patrimonial, histórico y artístico de unos inmuebles que, aunque forman parte de la Historia Militar de la ciudad de Málaga, fueron construidos en diversas fases entre 1853 y 1923 –cuentan pues con una antigüedad de entre 89 y 159 años–, y forman parte indisoluble de la memoria sentimental y colectiva de los vecinos del barrio de La Trinidad, a pesar de todo ello, resulta que ‘poseen nulo interés’.
ASIMISMO afirman estos arquitectos en varias ocasiones del referido texto que no han podido acceder a estos inmuebles de La Trinidad cuya demolición proponían, ya que se encuentran tapiados sus accesos, por lo que resulta razonable preguntarse cómo es posible que sin poder acceder al interior pueda evaluarse de forma científica y rigurosa un estado de supuesta ruina y peligro de derrumbe; por no hablar de que el estado de abandono no puede ser una justificación para la demolición de un edificio histórico, menos aun cuando la única responsable del referido estado de abandono es la propia Administración Pública, supuestamente competente para velar por su adecuada conservación, según establece el artículo 46 de la Constitución Española.
ADEMÁS esta valoración sobre la supuesta ruina de los citados inmuebles no se ve apoyada ni siquiera por los propios informes geotécnicos y patológicos anexos en el documento de referencia, ya que las calicatas realizadas sobre los cimientos y los muros determinan que «no se observan fisuras, discontinuidades ni alteraciones significativas en el material de cimentación (…). Este muro no presenta anomalías relacionadas con disfunciones estructurales (…). Ocasionalmente se observan fisuras de arcos de descarga sobre dinteles de huecos de fachada. Suciedad generalizada y síntomas de humedad sobre la imposta (…). Muralla Perimetral: salvo actuaciones recientes y puntuales presenta un buen estado de conservación».
RESULTA de interés también destacar que este equipo de arquitectos apenas cuenta en su portfolio (www.estudioacta.com) con actuaciones realizadas en inmuebles históricos, si bien es procedente conocer la descripción que ellos mismos hacen del estado inicial de un edificio –molino mareal ‘El Pintado’– cuya rehabilitación acometieron efectivamente: «presenta un estado de ruina y abandono en gran parte de sus elementos estructurales. Todos los forjados y cubiertas de viguería de madera han desaparecido. Algunos muros portantes de la zona Oeste presentan grietas de considerable proporciones y fuertes desplomes. Los huecos, labrados con cantería y ladrillo de marisma, se encuentran en franco proceso de deterioro».
ASÍ pues, estos señores tienen un parecer profesional altamente cambiante, ya que decidieron no demoler una edificación cuyo estado de conservación era drásticamente peor que los edificios militares cuya demolición ahora sí defienden, en base a estos mismos argumentos.
RESPECTO a las argumentaciones de los arquitectos firmantes de la referida Memoria, cabe destacar que en su proyecto anterior para el mismo recinto del Cuartel-Convento de La Trinidad, ganador del concurso internacional ‘Parque de los Cuentos’, se observa cómo no se propone la demolición de uno de los tres edificios militares que ahora sí se han acabado demoliendo, respetándose por tanto el edificio principal que ahora sí, en extraño giro copernicano, ‘ya no tienen ningún interés’.
PERO no procede aún concluir estas reflexiones en este punto, ya que aún no se ha hecho referencia al que probablemente es el auténtico quid de la cuestión. Diversos colectivos ciudadanos, tras conocer el proyecto de demolición de los edificios militares, han ‘intuido’ que existen intenciones futuras que no se han hecho públicas por parte de la Junta de Andalucía; intenciones que bien podrían consistir en la edificación de nuevos inmuebles de estilo ‘contemporáneo’ sobre los solares resultantes de la demolición de los vestigios del histórico acuartelamiento de La Trinidad. De hecho, Manuel Jesús García, ante estas ‘intuiciones’, se apresuró a aclarar que el objetivo de demoler estos pabellones militares «no es para construir nada», sino para «dejar exento el convento y visible desde la calle Calzada de la Trinidad» (Diario La Opinión de Málaga, 31/1/2012).
SIN embargo, tal y como puede leerse en los párrafos 1º y 4º de la página 10 del referido documento de Memoria del Proyecto: «(…) demoler todas aquellas construcciones de la época militar que aún permanecen (…) que no van a ser aprovechadas en un futuro (…). No se realiza ninguna actuación en las zonas previstas para las futuras comunicaciones del edificio conventual con las posibles ampliaciones del mismo».
QUEDARÁ pues claro que la palabra, el honor, el compromiso de un político no tiene absolutamente ningún valor si –a tenor de las ‘pistas’ dadas en el documento de Memoria– en los próximos años, llegamos a leer en la prensa nuevas declaraciones en las que un nuevo político asegurará que es absolutamente imprescindible la construcción de nuevos edificios en el recinto, para dar cabida a tal o cual actividad. Si no fuese así, ¿qué sentido tendría hablar de ‘aprovechar en un futuro’, ‘zonas previstas’ y ‘posibles ampliaciones’?
PUEDE leer aquí el blog de Anton Ozomec: http://bodrios-arquitectonicos-centro-malaga.blogspot.com.es/
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