“Tanta academia y tan necesaria para los niños debería incluir, al menos, el principio de no acabar con los árboles, lo que educa más que el reglamento del fútbol, sobre todo cuando el equipo se gestiona tan mal que hunde al equipo que le da nombre”

OPINIÓN. Mascarón de proa
Por Carlos Hernández Pezzi. Arquitecto


23/03/18. Opinión. El arquitecto Carlos Hernández Pezzi aborda en su nuevo artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com las concesiones de terreno del litoral de Málaga a fundaciones o empresas privadas. En el texto se habla de las talas en Arraijanal, último reducto de la costa malagueña sin construir, donde se quiere edificar la Academia del Málaga CF, para lo que se está llevando a cabo...

...la eliminación de la flora del enclave. “Tanta academia y tan necesaria para los niños debería incluir, al menos, el principio de no acabar con los árboles, lo que educa más que el reglamento del fútbol, sobre todo cuando el equipo se gestiona tan mal que hunde al equipo que le da nombre” expone el autor.

Auge y ocaso de las concesiones

AL atardecer se ven todos los problemas del frente litoral. Desde El Palo hasta Arraijanal, pasando por los Baños del Carmen, los paseo marítimos y sus perfiles a veces desdibujados, por la Misericordia y la Térmica, nos hacemos una idea del presunto perfil catarí que va tomando el futuro de nuestro litoral gracias al ocaso del alcalde De la Torre y su desvencijada administración, que le acompaña y jalea en los últimos 20 años. Por el litoral debe ser dónde anda el negocio, porque todo el negocio se hace a costa del litoral, mediante concesiones a 75 años, sin respetar a tiempo las reglas de los deslindes marítimo-terrestres, sin aceptar las precauciones medioambientales y hasta forzando, por la vía de los hechos consumados, la tala de los árboles que podrían identificar en el futuro los terrenos del Oeste.


NO hay inversión en los litorales del Este y del Oeste, - no hay inversiones en el río Guadalmedina que físicamente los separa -. Lo que hay son concesiones. Eso sí, gratamente concedidas a los jeques o sus familias o a las familias que gestionan la ciudad de los jeques. Tanta academia y tan necesaria para los niños debería incluir, al menos, el principio de no acabar con los árboles, lo que educa más que el reglamento del fútbol, sobre todo cuando el equipo se gestiona tan mal que hunde al equipo que le da nombre. Hundir el paisaje de la ciudad parece el propósito del Área de Medio Ambiente en sus hitos de Gibralfaro, Arraijanal y la red de arroyos. Aquí la protección de árboles se hace al estilo de "La matanza de Texas", película de 1974 que consagró a "Cara de Cuero" en 4 secuelas y una precuela, todas manifiestamente relacionadas con el terror urbano a la máquina de podar árboles y erigir mamotretos.

EN Málaga estamos en período de concesiones y padecemos la falta de riego, mental e hídrico de lo que significa el urbanismo del siglo XXI. Primero se concede, luego se prorroga, después se justifica y luego se tala. Un proceso "ejemplar" desde el punto de vista del desarrollo sostenible y la inteligencia urbana. Hay un efecto "vintage" cuando las aguas que llegan al litoral en las inmediaciones de los "parkings" se contienen con sacos terreros desde el aparcamiento del Mercado del Palo al de la Plaza de la Marina. En lugar de saneamiento moderno, resignados sacos apilados, que anuncian la hospitalidad de Málaga a las aguas de fuera. No son barricadas al lucro, sino concesiones privadas al beneficio de los que más lo necesitan, los inversores del golfo Pérsico y sus familias, hermanadas a la ciudad "por el interés, ...te quiero", desde la Noria del Puerto a San Andrés. El litoral corre peligro en el otoño del patriarca, - como la misma bahía de Málaga -, porque se quieren conceder derechos a plazos de 75 años, como si fueran terrenos baldíos que los colonizadores deben explotar a su costa, para celebrar el cumpleaños del alcaldable perpetuo.

EN Málaga hay mucha gente muy contenta con todo lo que parece que se hace, Pero hay mucha más clamando en contra, porque se destruyen sus ilusiones, desde el paso a 2ª en la Liga, hasta la privatización de los enclaves de la fachada litoral. Málaga no es "nuestra", "nuestra Málaga" es una gigantesca concesión garantizada por prestamistas y voceros del capital. Nada hay de inteligencia en desvalorizar el frente marítimo o rebajarlo a los problemas de cómo eludir la fiscalización administrativa, patrimonial o ambiental. Cuando se le hacen los números al turismo se ve quiénes se llevan y dónde sus beneficios. En riesgo de pobreza, - con un porcentaje del 37,2% en 2017 -, Málaga sonríe a los 8 barcos que traerán 23.500 cruceristas, esta semana de pascua, sin preocuparse de si los malagueños tenemos brecha salarial, pensiones, empleos, o paseos marítimos, saneamiento separativo y protección para riadas.

LA virtud de los malagueños es grande. Frente a las concesiones, fervor en las procesiones y buena cara a las inversiones privadas que no dejan aquí casi nada. El retorno del empleo y de los euros que deja un turista por cada euro gastado en él es un secreto. La imaginería popular celebra el turismo aunque sea extractivo, es decir, aunque en vez de invertir capital, extraiga dinero de la fachada litoral, que tendría que ser nuestro bien más preciado.

EL auge de las concesiones, las prórrogas, las tolerancias a las infracciones, el incumplimiento de los convenios, así como de los beneficios urbanísticos exagerados del período del perpetuo alcaldable De la Torre toca a su fin. Cuando llegue su crepúsculo, llegará el ocaso de las concesiones arbitrarias, porque los niveles de discrecionalidad de esta administración municipal superan en mucho a la de otras, como el Madrid regido por el PP, nuestro modelo hasta 2015. Los ministros vienen a hacerse fotografías y a gozar de las procesiones tocando las campanas de la primavera, pero el año que viene se acaba el festejo gratis. Hay elecciones. Esperemos que el auge sea de la ciudadanía, de los vecinos y de los malagueños, en lugar de los concesionarios, por muy ilustres que les parezcan.

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