“Los numerosos expedientes informados por la Demarcación de Costas, que finalmente han sido ignorados por la Dirección de Costas de la Junta de Andalucía, otorgando concesiones a chiringuitos informados negativamente por la Demarcación de Costas”

14/06/24. Redacción. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. La asociación ambientalista Ecologistas en Acción (EeA) ha publicado su informe Banderas Negras 2024 (AQUÍ), en el que otorga dos banderas negras por provincia, una por contaminación y otra por mala gestión ambiental de la costa. En Málaga, EeA afea el vertido masivo de envases y embalajes de plástico...

...en las playas durante la noche de San Juan, y la prevaricación en la concesión de licencias de chiringuitos, donde apunta directamente a la Dirección General de Costas de la Junta de Andalucía.

Málaga. Bandera negra por mala gestión

La Bandera Negra por mala gestión es por prevaricación en la concesión de licencias para chiringuitos en la costa de Málaga. Ecologistas en Acción destaca las negligencias de la Dirección General de Costas de la Junta de Andalucía en la concesión de establecimientos de servicios en las playas de Málaga. A pesar de los informes negativos preceptivos de la Demarcación de Costas de Andalucía, la Dirección General ha ignorado estos informes y ha otorgado concesiones a chiringuitos que no cumplen con las regulaciones.

Según el Real Decreto 62/2011, la Comunidad Autónoma de Andalucía tiene la competencia para la gestión del litoral, pero el Estado debe emitir un informe preceptivo sobre la integridad física y el uso público del dominio público marítimo-terrestre (DPMT). La Demarcación de Costas ha emitido informes negativos basados en el Reglamento General de Costas (Real Decreto 876/2014), que son de obligado cumplimiento. Sin embargo esto no ha sido así, “como lo demuestran los numerosos expedientes informados por la Demarcación de Costas, que finalmente han sido ignorados por la Dirección de Costas de la Junta de Andalucía, otorgando concesiones a chiringuitos informados negativamente por la Demarcación de Costas”. De esta manera, la Dirección General de Costas ha concedido licencias a chiringuitos que violan estas normas, como excederse en dimensiones, usar materiales no desmontables o incluir sótanos.


Un ejemplo reciente es el "Bikini Beach Club" en Fuengirola, que recibió varios informes negativos debido a su construcción de hormigón y con sótano, pero aún así fue autorizado. Este caso llevó a la Federación Malagueña de Ecologistas en Acción a denunciar a la Directora General de Costas de la Junta de Andalucía por presunta prevaricación, delito de ordenación del territorio y abuso de autoridad, ante la Fiscalía de Medio Ambiente de la Audiencia Provincial de Málaga, actualmente en tramitación.

Para EeA, “la solución pasa por no justificar, autorizar y dar licencia a edificaciones permanentes cuando la ley no lo permite y reclamar que nuestras administraciones se dediquen a su función, defender el interés general y el patrimonio público y no a  privatizarlo y urbanizarlo. Y no autorizar la ampliación de espacios con sótanos, lo que supone un exceso de superficie y volumen”.

Hay que recordar que es Manuel Villafaina el que controla los chiringuitos de la Costa del Sol (AQUÍ), siendo presidente tanto de la Asociación de Empresarios de Playas Costa del Sol como de Playas de la Costa del Sol Agrupación de Interés Económico. Además es administrador de varias sociedades relacionadas con la hostelería y la actividad inmobiliaria.

Manuel Villafaina Muñoz


El propio Villafaina reveló en una carta dirigida a los miembros de la asociación que las concesiones para los chiringuitos se tramitan a través de su asociación y no por el Ayuntamiento (AQUÍ), y también se menciona que él mismo es además presidente de Playas de la Costa del Sol Agrupación de Interés Económico, una entidad que gestiona las compras de los chiringuitos y restaurantes en la Costa del Sol.

Málaga. Bandera negra por contaminación

Málaga se lleva la Bandera negra por contaminación por el vertido masivo de envases y embalajes de plástico en las playas durante la noche de San Juan. Tal y como indica Ecologistas en Acción, la contaminación marina por plásticos es un problema cada vez más reconocido, especialmente tras el reciente vertido de pellets plásticos en las costas gallegas y cantábricas. Este evento, similar al desastre del "chapapote" del buque Prestige, movilizó a muchos voluntarios. Sin embargo, la basura generada por eventos festivos como la Noche de San Juan no reciben la misma atención. Esta fiesta congrega a miles de personas en las playas, donde realizan fogatas, prenden petardos y consumen alimentos y bebidas, dejando grandes cantidades de residuos.


De esta manera, el impacto ambiental es significativo, con entre 20 y 40 toneladas de basura recogidas en una sola noche. En 2023, se recogieron 37,4 toneladas, un 106% más que el año anterior. La basura incluye envases desechables, restos de comida, colillas, y residuos de petardos. La marea a menudo arrastra estos residuos al mar antes de que puedan ser limpiados.

Además, el plástico, que tarda muchos años en degradarse, se convierte en microplásticos y nanoplásticos que los organismos marinos ingieren, causando problemas hormonales y enfermedades. Estos contaminantes pueden entrar en la cadena alimentaria humana. Se estima que para 2050 habrá más plástico que peces en el mar, y el 99% de las aves marinas habrán ingerido plástico.

La presencia de contenedores no es suficiente para manejar la cantidad de basura generada, y a menudo se registran incidentes como contenedores quemados. Las colillas de cigarrillos son especialmente problemáticas, ya que son difíciles de recoger, son tóxicas y pueden contaminar grandes cantidades de agua. Los residuos de petardos también son pequeños y tóxicos, terminando en el mar. Aparte de la contaminación química, está la contaminación acústica de los petardos, que afecta a animales y personas sensibles.

Para EeA, “lo ideal sería que este tipo de festejos masivos fueran declinando hasta desaparecer. Mientras tanto, habría que exigir a los Ayuntamientos que se esfuercen en colocar suficientes contenedores, hacer una buena publicidad sobre el daño de las basuras, pedir que se acuda a la playa con envoltorios reciclables (por ejemplo papel o bolsas orgánicas), nada de usar y tirar y que finalmente se esmeren en tirarlo al contenedor adecuado. Los asentamientos deberían realizarse a varios metros de la orilla húmeda (en zonas con mareas altas más aún)”.

El informe

Desde 2005, Ecologistas en Acción publica el informe Banderas Negras, que desde 2015 otorga 48 Banderas Negras anualmente: una por contaminación y otra por mala gestión ambiental en cada provincia y ciudad autónoma. El informe de 2024 destaca las peores afectaciones ambientales en el litoral español, incluyendo urbanización, vertidos, contaminación química, lumínica y acústica, acumulación de basuras marinas, dragados sin justificación, y daños a la biodiversidad.


De las 48 banderas negras concedidas este año encontramos: 15 por urbanización de la costa, a veces incluso invadiendo el Dominio Público Marítimo-Terrestre (DMPT); 16 por vertidos, deficiencias en los sistemas de saneamiento y graves problemas de depuración; 6 por contaminación química, lumínica y/o acústica; 1 por daños al Mapa interactivo localización banderas patrimonio histórico y cultural en DMPT; 3 por acumulación de basuras marinas; 3 por dragados y ampliaciones  portuarias sin justificación; y 4 por afecciones a la biodiversidad.

En este caso, el informe señala especialmente la turistificación y urbanización de las Islas Canarias, donde proyectos hoteleros y de desarrollo, a menudo aprobados en detrimento de las leyes medioambientales, ponen en peligro los ecosistemas y aumentan la pobreza y desigualdad social. La actividad turística en Canarias es insostenible, demandando más recursos y generando más residuos de los que el territorio puede soportar.

También se destaca el problema de la contaminación por plásticos, ejemplificado por el vertido de pellets plásticos en Galicia y en la Costa Dorada, que muestra la necesidad de una legislación más estricta para controlar el uso y manejo de plásticos.