Las zonas bajas y las desembocaduras de ríos y arroyos, son las más vulnerables en Málaga, cuyo riesgo aumenta por el urbanismo caótico. En las imágenes del visor: en rojo las de alta probabilidad (cada 10 años), en rosa las de inundación frecuente (cada 50 años) y en naranja las de probabilidad media (cada 100 años)

José Damián Ruiz Sinoga, geógrafo de la UMA: “Pensar que un desastre de esta magnitud pudiera pasar en Málaga es un poco hablar por hablar, pero en cuanto al hecho por supuesto que si, sin la menor duda


04/11/24. Redacción. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. Tras la desgracia ocurrida en Valencia es momento de analizar las causas para que no vuelva a suceder. En Málaga hay varias zonas con evidente riesgo, como son áreas bajas y desembocaduras de ríos y arroyos, como el Guadalhorce, Toquero, Gálica y Jaboneros. El geógrafo y catedrático de la UMA,...

...José Damián Ruiz Sinoga, advierte que la expansión urbana sin planificación y la construcción de infraestructuras en áreas inundables incrementan la vulnerabilidad ante estos fenómenos, exponiendo a la ciudad a posibles episodios de inundaciones graves, como los ocurridos recientemente en otras zonas del Mediterráneo.

Según el visor del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (AQUÍ), en Málaga capital hay cuatro focos de zonas inundables, una gran zona que es el río Guadalhorce, y luego están el arroyo Toquero, el Gálica y el Jaboneros, ya que al río Guadalmedina no se le asigna peligro de inundabilidad al estar completamente encauzado.

En las imágenes que acompañan este artículo se pueden apreciar las zonas inundables en Málaga. El color rojo corresponde a las zonas inundables con alta probabilidad (cada 10 años), el color rosa delimita las zonas inundables de inundación frecuente (cada 50 años) y el color naranja marca las zonas con probabilidad media (cada 100 años).


José Damián Ruiz Sinoga, geógrafo y catedrático de la UMA, explica que estas zonas inundables corresponden con “zonas bajas, las zonas de desembocadura de ríos, las llanuras de inundación, los lechos de inundación de los ríos…, y en el litoral malagueño hay muchas zonas que responden a ese patrón. Prácticamente desde Maro hasta Manilva, con lo cual hay un montón de desembocaduras de ríos, más grandes o más chicas, de mayor o menor entidad”.

Y es que “evidentemente el arroyo de las Granadillas, en Rincón de la Victoria, no tiene la misma entidad que el río Guadalhorce, pero todos tienen sus correspondientes zonas de inundación. Y efectivamente cuando toca, que esto ocurre cuando se produce la conexión entre pluviometría e hidrología, que son dos cuestiones diferentes aunque están vinculadas, pues son superficies susceptibles de ser inundadas”.

El problema viene, según Sinoga, cuando “encima en esa zona existe este desarrollismo y urbanismo caótico que tenemos, y nos hemos dedicado a ponerle obstáculos al agua, que van desde polígonos industriales, van desde urbanizaciones, van desde paseos marítimos… pues tenemos una serie de cuestiones que van a incrementar el riesgo de inundación de esas áreas, y las van a hacer lógicamente muy vulnerables”.


En Málaga existen fundamentalmente dos sistemas hidrográficos, indica Sinoga, “uno que sería en forma de árbol, o dendrítico, que serían el Guadalhorce o el Guadalmedina, donde la cuenca se comporta como un árbol que al final toda el agua sale por un tropo del tronco, que en este caso el tronco sería en Guadalmedina o el Guadalhorce”.

“Y otro que se trata de un sistema en peine”, continúa Sinoga, “que son toda una serie de arroyos que tienen mucho menos tamaño, son más cortos, pero que salvan unos desniveles extraordinarios y que son como si fuesen barrancos”. Entre estos están “el arroyo de los Pilones, el arroyo Jaboneros, el Gálica, el Toquero, el Granadilla… hay un montón de arroyos que actúan con respuesta inmediata”.

De esta manera, “si se produce una tromba de agua, y dado que encima la litología de esa zona es no acuífera, ya que son piritas, son pizarras, que no absorben el agua, pues rápidamente se genera una pequeña avenida. Claro, la pequeña avenida activa el barranco, y a partir de ahí se convierte en algo extraordinariamente peligroso”.


A esto se suma que “en la desembocadura le hemos puesto urbanizaciones, polígonos industriales, polideportivos, o le hemos puesto un paseo marítimo, pues el riesgo de las zonas bajas lo hemos multiplicado extraordinariamente, y es lo que pasa en estas zonas”.

¿Podría pasar en Málaga?

Sinoga entiende que “pensar que un desastre de esta magnitud pudiera pasar en Málaga es un poco hablar por hablar, pero en cuanto al hecho por supuesto que si, sin la menor duda”.

El geógrafo especifica que “estamos hablando de riesgo y estamos hablando de vulnerabilidad, eso no quiere decir que vaya a suceder, pero sí quiere decir que puede suceder dada la frecuencia con la que en el Mediterráneo tenemos esa fenomenología torrencial”.


En el caso de Valencia, “este año se ha dado una circunstancia que es la temperatura inusualmente cálida del Mediterráneo, que es el origen de todo, por lo que nos hemos encontrado con un exceso de radiación, exceso de temperatura, exceso de evaporación y por tanto una zona inusualmente cálida”. Ante esto, “se produce una situación de inversión térmica, como consecuencia de una depresión aislada en los niveles altos, lo que antes se dominaba gota fría. A partir de aquí se puede producir un palo de agua importante, muy localizado, que es lo que ha pasado”.

Esto mismo “podría suceder en el Guadalhorce, claro, puede suceder en los montes, también, puede suceder en Vélez-Málaga o en Alcaucín, claro, puede suceder perfectamente. Ya te digo, sin entrar en orden de magnitud, pero puede suceder y de hecho sucede, también estos días en Huelva y Almería”.

Alerta roja

Respecto al aviso de alerta roja que no llegó a tiempo a los valencianos, Sinoga lamenta que “aquí hay un montón de desinformación, y me da la sensación ya con el paso de los días, de desinformación interesada en relación a este tema”.

Así, Sinoga sostiene que “la alerta roja se decretó como doce horas antes de que realmente se produjese la la lámina de avenida. Y la alerta roja es una alerta que atiende al factor pluviométrico, y que debe ir secundada por el factor hidrológico también, y que en este caso era en la Confederación del Júcar, pero por supuesto que se lanzó esa alerta roja”.


Sin embargo, “si quien tiene el mando, quien tiene la autoridad de trasladar esa alerta roja a la ciudadanía no lo hace, pues está siendo un negligente en mayúscula. Y yo creo esto es una catástrofe sin precedentes derivada de una negligencia absoluta de quien tenía la responsabilidad de actuar”.

En cualquier caso, tras esta desgracia Sinoga cree que es el momento “de revisar el sistema de alerta, aparte de quien lo haya gestionado, hay que revisarlo para que esto no vuelva a pasar”.

Ya que “si tú recibes un mensaje de alerta roja vale para algo, si tú recibes en tu móvil que donde estas tienes que evacuar en 20 minutos porque hay riesgo de inundación, de desprendimiento, porque hay un riesgo en esa zona, pues tú sales pitando, tú sales deprisa. Pero lo que no puede ser es no solo no hacerle caso a la alerta roja, sino incluso minimizarla (AQUÍ)”.