Tanto la Asociación de Vecinos de La Malagueta como la confluencia municipal Con Málaga han criticado los permisos concedidos por el Ayuntamiento a los chiringuitos para ocupar suelo público
07/11/24. Redacción. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. A pesar de que el Reglamento General de Costas establece que los establecimientos expendedores de comidas y bebidas en la playa tendrán que tener instalaciones de temporada y todos sus elementos deben ser desmontables, el chiringuito Sicsu ya ha hormigonado toda la base de su futuro restaurante, por...
...lo que las protestas de vecinos y de la confluencia municipal Con Málaga no han surtido efecto.
La obras de los chiringuitos en la playa de La Malagueta continúan pese a la oposición de los vecinos y de la confluencia municipal Con Málaga, que han mostrado públicamente su oposición a las licencias que ha concedido el Ayuntamiento de Málaga para la ampliación de tres chiringuitos en suelo público, por la que van a triplicar su superficie.
En el caso concreto del chiringuito Sicsu, los obreros ya han hormigonado toda la base del futuro edificio. Lo raro es que el Real Decreto 668/2022, por el que se modificaba el Reglamento General de Costas, especifica que la ocupación de los establecimientos expendedores de comidas y bebidas “no excederá de 70 metros cuadrados en una sola planta y sin sótano, de los cuales, 20, como máximo, podrán destinarse a instalación cerrada. Estas instalaciones serán de temporada y desmontables en todos sus elementos. La distancia entre estos establecimientos no podrá ser inferior a 300 metros” (AQUÍ).
De esta manera, parece que las obras del Sicsu no serían legales, ya que el hormigón no es un elemento “desmontable”, que sería uno de los requisitos. Por otro lado, los chiringuitos en la plata de La Malagueta tampoco respetarían los 300 metros de distancia entre si.
Además, en el cartel de obra del Sicsu, con número de expediente 2023-4511, aparece que está autorizado a hacerlas en el Paseo Marítimo Ciudad de Melilla Nº 1, que es su ubicación actual más o menos. Sin embargo las obras se están llevando a cabo a la altura del número 15, que es donde iría el chiringuito a partir de ahora. De esta manera se entiende que la obra es ilegal.
Desde el Ayuntamiento se han negado a contestar a EL OBSERVADOR sobre estas cuestiones, como llevan haciendo desde años.
Asociación de Vecinos
Los miembros de la Asociación de Vecinos de La Malagueta se han opuesto a “esta imposición de que a los tres chiringuitos que hay en la Playa de la Malagueta se les permita triplicar su espacio de ocupación, y además, a uno de ellos desplazarlo hasta la mitad del paseo con las molestias que va a ocasionar”.
Entienden que “los chiringuitos o merenderos no pueden ser grandes restaurantes, el Ayuntamiento tiene en su mano la potestad de conceder una licencia de obras menor de la que ha concedido, tienen que ver cómo resolver el tema”. Además han denunciado “la situación inaguantable que tiene el barrio, no solo en tema de urbanismo, sino con el tema del turismo vacacional y demás”.
Por otro lado, desde la asociación de vecinos consideran “fundamental no mover el Punto de Movilidad Reducida, que desde hace tres años está en la esquina del Paseo de Melilla con la Residencia Militar”, y que con las ampliaciones de los chiringuitos podría desaparecer.
Con Málaga
Desde el grupo municipal Con Málaga, la confluencia de Izquierda Unida, Podemos, Verdes Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz en el Ayuntamiento de Málaga, ya han rechazado estas obras, porque entienden que “la ampliación abusiva de la zona de ocupación por chiringuitos, hamacas y otras instalaciones lucrativas es una nueva cara de los efectos de la turistificación. Si no evitamos que se perpetre este atentado medioambiental y esta privatización de la playa de La Malagueta estaremos de nuevo ante una situación en la que ni más ni menos se van a poner en marcha tres nuevos chiringuitos que van a triplicar la superficie y a duplicar el volumen, con lo que esto supone en la ocupación de nuestra playa en la ocupación del espacio público”.
A esta ampliación hay que sumarle, según Con Málaga, “el espacio exterior también privado dedicado a los espetos, la terraza y las hamacas”. De esta manera, “desde la Caleta hasta la Farola, la playa de La Malagueta la quieren convertir en un bunker privado para turistas. A los mamotretos que ya se hicieron y al restaurante Antonio Martín ahora se unen tres armatostes más de un gran volumen y altura, lo que provoca un efecto pantalla y un importante impacto visual”.
Además, con esta ampliación incluso se vería afectado “el espacio para el baño de las personas de movilidad reducida, una conquista vecinal que apenas lleva tres años. Cómo explica el alcalde que como resultado de una ampliación de los chiringuitos en la playa de La Malagueta al final acabemos encontrándonos con un punto para personas de movilidad reducida eliminado o desplazado”. Por todo esto van a exigir “a las tres administraciones que tienen competencia en este ámbito que revisen las licencias, para que se cumpla de manera estricta la ley de Costas y para que en ningún caso se cometa esta tropelía y esta privatización de la playa”.