Un informe del Miteco señala que en 2023 se recogió el 41,3% de las botellas de plástico, frente al 73,4% que asegura Ecoembes que recicla, cifra muy alejada del 70% establecido por la Ley de Residuos
La regla de las tres R: Reducir, Reutilizar y Reciclar: hay que priorizar el consumo responsable (reducción) y la reutilización de lo usado, antes de recurrir al reciclaje, como falsamente impone Ecoembes como la mejor opción, en la lucha por un planeta más sostenible
02/12/24. Redacción. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. La reciente publicación de un informe (AQUÍ) del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de implantar en España un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) para los envases de un solo uso, tras el fracaso del actual Sistema Integrado de Gestión (SIG) liderado por Ecoembes,...
...cuyo monopolio ha dominado la gestión del reciclaje en España durante más de 25 años y con quién el Ayuntamiento de Málaga tiene un convenio firmado.
El informe del Miteco señala que en 2023 solo se recogió de forma separada el 41,3% de las botellas de plástico puestas en el mercado, una cifra muy lejana del 70% establecido por la Ley 7/2022 de Residuos. Este dato desmonta las afirmaciones de Ecoembes (AQUÍ), que situaban la recogida en un inflado 73,4%, respaldado por cifras poco verificables de recogidas especiales en lugares como aeropuertos y estaciones de tren.
De esta manera, los números oficiales ponen en entredicho la labor de Ecoembes, ya que los números que proporciona la empresa de reciclaje no son creíbles. Esta manipulación de datos no sería nueva, ya que auditorías previas, como las realizadas en Baleares o los estudios de Greenpeace y Eunomia, apuntaban a que las cifras de reciclaje que asegura Ecoembes están alejadas de la realidad (AQUÍ).
La implantación del SDDR debe marcar un antes y un después en la gestión de residuos en España, acabando con el monopolio de Ecoembes y dando paso a un sistema más eficiente y transparente. Para ello será crucial que las organizaciones ecologistas, las administraciones públicas y la ciudadanía se mantengan vigilantes para asegurar que el cambio se haga en tiempo y forma.
El SDDR: una solución probada y urgente
La Ley de Residuos establece que si no se alcanzan los objetivos de reciclaje, el SDDR debe implementarse en un plazo de dos años. Esto pone como fecha límite noviembre de 2026, momento en que los consumidores podrán devolver envases como botellas de plástico, latas y bricks en puntos de venta, recuperando un depósito pagado inicialmente.
El SDDR no es un modelo nuevo. Países como Alemania, Noruega y Finlandia han logrado tasas de retorno de entre el 92% y el 98,5% con sistemas similares, convirtiéndose en referentes globales en reciclaje. En contraste, España ha mantenido tasas bajas, agravadas por la falta de transparencia en los datos de Ecoembes y su resistencia a modelos alternativos.
Además de aumentar las tasas de reciclaje, el SDDR tiene un impacto directo en la reducción de residuos abandonados en el entorno. Actualmente, se calcula que en España se pierden 35 millones de envases diarios, contaminando playas, bosques y ciudades, y afectando gravemente a la biodiversidad y la salud pública.
Por eso, la implantación del SDDR no solo permitiría cumplir con los objetivos europeos de reciclaje, sino que también reduciría los costes municipales de limpieza y gestión de residuos. Según Greenpeace, los municipios podrían ahorrar hasta un 20% en estas áreas. Además, el sistema no supone un coste adicional para los consumidores ni para las administraciones, ya que el depósito es recuperable y los costes recaen sobre los productores y distribuidores.
Por otro lado, la exclusión del vidrio del sistema preocupa a organizaciones ecologistas, ya que podría generar un aumento en su abandono. Las botellas de vidrio, además de ser reciclables, son reutilizables hasta 50 veces, representando una oportunidad para avanzar hacia un modelo más sostenible y circular.
Las tres R
Las tres R de la ecología —reducir, reutilizar y reciclar— son principios fundamentales para mitigar el impacto ambiental de nuestras acciones, aunque su orden establece prioridades claras. Reducir el consumo es la estrategia más eficaz, ya que evita la generación de residuos desde el origen. Optar por productos duraderos, minimizar el uso de plásticos de un solo uso y adoptar un consumo consciente no solo beneficia al medio ambiente, sino también a nuestras finanzas y calidad de vida.
La reutilización, como segundo paso, prolonga la vida útil de los productos y materiales, reduciendo la necesidad de nuevos recursos. Esto incluye acciones como reutilizar objetos para el mismo propósito, repararlos o transformarlos en algo nuevo mediante la reutilización creativa. Este enfoque ahorra recursos naturales, disminuye la contaminación y fomenta una economía más circular y sostenible.
Por último, el reciclaje actúa como una herramienta de recuperación de materiales cuando las otras opciones no son viables, aunque con limitaciones. Clasificar correctamente los residuos y cumplir con las normas locales es clave para mejorar su eficiencia. Sin embargo, para maximizar los beneficios ambientales, debemos priorizar reducir y reutilizar, adoptando un modelo de consumo consciente que transforme nuestras acciones individuales y colectivas en un impacto positivo duradero para el planeta.