Cosmic Legends Productions SL fue fundada en noviembre de 2024 con solo 9.000 euros. FACUA la ha denunciado por cláusulas abusivas. La empresa tiene como administrador a Gabriel Sáenz de Buruaga, publicista vinculado a casi una veintena de sociedades
16/06/25. Redacción. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. Málaga se prepara para acoger del 25 al 28 de septiembre de 2025 un evento presentado como la primera Comic-Con fuera de Estados Unidos. Las instituciones locales lo venden como un hito internacional que transformará la ciudad en el nuevo epicentro europeo de la cultura pop. Sin embargo,...
...la letra pequeña detrás del evento, vendido como una extensión oficial de la Comic-Con de San Diego, es bastante menos épica, no la organiza la célebre fundación estadounidense que creó la mítica convención, sino una empresa española constituida hace tan solo siete meses, con 9.000 euros de capital, que ha comprado los derechos del nombre para explotarlos en España.
La Comic-Con es una iniciativa del Ayuntamiento de Málaga, gobernado por el PP, que de pronto ha aparecido aquí, no sabemos cuánto va a costar al Ayuntamiento, y se le celebra en el Palacio de Ferias que es de titularidad municipal, todo dentro de la opacidad con la que el equipo de gobierno hace estas cosas. En estos tiempos de corrupción manifiesta estas acciones resultan extremadamente difíciles de comprender. Esto pasa en Málaga, donde la oposición municipal no se entera de nada.
La organizadora se llama Cosmic Legends Productions SL y fue registrada el 6 de noviembre de 2024. Su capital social es de solo 9.000 euros y su administrador único es Gabriel Sáenz de Buruaga Pérez-Acha, conocido en el mundo de la publicidad por su paso por agencias como Havas y por ser el creador de Wink, una agencia de marketing de contenidos tras proyectos como Aprendemos Juntos de BBVA o Yu: no te pierdas nada. Sáenz de Buruaga aparece vinculado a al menos 19 empresas, entre activas e inactivas, según el portal Empresia (AQUÍ).
Y es que la empresa promotora del evento no tiene ninguna relación con Comic-Con International, la organización sin ánimo de lucro de San Diego que lleva desde 1970 celebrando una de las convenciones de cómics y cultura audiovisual más influyentes del mundo.
Lo que ha ocurrido en Málaga es lo de siempre, se ha comprado una licencia de uso del nombre ‘Comic-Con’ para montar una convención que, aunque lleva el mismo nombre, no tiene nada que ver con la original en cuanto a organización ni contenido.
La confusión ha sido tal que muchos fans se han sentido directamente estafados. En redes sociales, usuarios como ‘funkosforeverybody’ lo denuncian abiertamente: “¿Quieres que te cuente un chiste? Resulta que la San Diego Comic-Con de Málaga no la organizan los mismos que la organizan en Estados Unidos. Nos han visto la puta cara a todos (…) porque nos habían vendido que esto era la San Diego Comic-Con, pero en Málaga. Pues no, amigos y amigas, ¿a que se te ha quedado la misma cara de gilipollas que a mí?”
Otros creadores como ‘idiocraciayt’ también han sacado los colores a los organizadores: “La empresa organizadora es una empresa fundada en 2024 con 9.000 euros. (…) Que cada uno saque sus propias conclusiones para que se dé cuenta de a los niveles que funciona este tipo de negocios, que no deja de ser un negocio en el que al final se están aprovechando de una gente que le puede encantar Marvel o lo que sea”.
Durante la presentación del evento en Málaga, el pasado mes de marzo, se vendió como una gran superproducción: Santiago Segura, el presidente andaluz Juanma Moreno, el representante de San Diego Comic-Con David Glanzer y hasta un guantelete de Thanos con las Gemas del Infinito. Todo para asegurar que se trataba de la “misma Comic-Con” que la de California, solo que en Europa. Pero no lo es.
Así, la web Cinemanía relató que el evento será, supuestamente, igual de grande que su homólogo estadounidense y contará con todos los pabellones habilitados del Palacio de Ferias y Congresos de Málaga, esperando a más de 60.000 asistentes. Pero, a día de hoy, ni el listado de invitados ni los contenidos programados justifican esa equiparación (AQUÍ).
El caso de esta ‘Comic-Con’ de marca blanca se suma a una larga lista de eventos en los que el marketing supera al contenido y donde el interés institucional por convertir Málaga en una ciudad de eventos choca con la opacidad, la falta de supervisión y la creciente privatización del acceso a la cultura. Aquí no se promueve el cómic, ni el arte, ni la ciencia ficción, sino que se vende humo con marca global, barnizado con luces de neón y acompañado por figuras del entretenimiento nacional.
Mientras tanto, los asistentes, muchos de ellos adolescentes y jóvenes fans del universo Marvel, Star Wars o el anime, pagan entradas de hasta 50 euros sin saber qué están comprando exactamente, ni quién está detrás. Y todo con el aval de las administraciones públicas, que ni exigen transparencia ni explican a dónde va el dinero.
FACUA denuncia a la Comic-Con
Por si fuera poco, la asociación de consumidores FACUA ha interpuesto una denuncia contra Cosmic Legends Productions SL por una práctica tan habitual como ilegal: prohibir la entrada con comida y bebida del exterior. En la web oficial del evento, a la pregunta sobre si se permite el acceso con alimentos, se responde con un rotundo “no”, justificándolo en que “dentro del recinto encontrarás puntos de venta con distintas opciones” (AQUÍ).
FACUA recuerda que esta cláusula es abusiva, ya que no se trata de un evento de hostelería, sino cultural. Según el artículo 82 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, no se pueden imponer limitaciones de acceso sin justificación objetiva. Además, la normativa andaluza solo permite imponer esa condición si el establecimiento es de hostelería o esparcimiento, cosa que no se aplica a un evento de cómic.
Por eso, la asociación ha solicitado al Ayuntamiento de Málaga que aclare si ha autorizado expresamente esta restricción, ya que de no haberlo hecho, FACUA exige la apertura de un expediente sancionador a la promotora del evento por vulnerar los derechos del público asistente.