El Ayuntamiento trata de rebajar la polémica sobre el MAUS desvelando que Fernando Francés creó una empresa para captar una subvención
28/11/13. Opinión. El Ayuntamiento ha comunicado todo lo de MAUS y está muy claro: la empresa Sandflowers, de Fernando Francés y Sandra Pedraja se hace cargo de una subvención para realizarlo. “Lo que hacen los Francés entra completamente en la lógica de la privatización. Mientras cumpla con las condiciones de su contrato, sus decisiones al respecto son discrecionales, no necesita consultar ni la aprobación previa ni posterior de ninguna actividad.
Puede hacer lo que le dé la gana, porque ese es el acuerdo con Francisco de la Torre. Con respecto a Sandflowers y MAUS, exactamente lo mismo”, Una página de opinión de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com lleva a partir de las nuevas informaciones aparecidas sobre MAUS y Francés.
LA ciudad ha salido momentáneamente de su habitual estado de letargia cultural, política y social gracias al dúo Francisco de la Torre – Fernando Francés. Aparentemente, se trata de una bronca pasajera sobre la gestión de ese proyecto llamado MAUS, causada más por la torpeza soberbia del director del CAC en su recién descubierta posición de líder de redes sociales que por el asunto en sí.
EN resumen, se trata de que, nueve meses después del comienzo de este asombroso plan que traía a Málaga grafiteros de lujo, cabaret cutre o música setentera bajo el mismo nombre de arte urbano, y casi a punto de alcanzar su cúspide climática, ha cundido la pregunta con la que empieza y acaba todo. En el arte contemporáneo, suele ser “¿y esto es arte?”, pero en esta ocasión no ha sido esa, sino la otra: “¿y esto cuánto dices que ha costado?”. No, no lo dice.
FERNANDO Francés, que normalmente no suelta prenda sobre otra cifra que no sea la de las decenas de miles de personas que llenan su mercado de mayoristas hasta no dejar ver los cuadros que allí ha colgado, cogió y se puso contestón. Con su arrogancia habitual, y también con el nivel intelectual que le caracteriza. Su primera intervención fue para asegurar, ufano él, que ningún artista que participa en MAUS ha cobrado nada.
PRIMERA parada. ¿Por qué no se les paga a los artistas? Es inexplicable. Un director de un centro de arte –contemporáneo o arqueológico, con Coco Fusco o con Revello de Toro- pone en marcha un proyecto cuya médula es la actividad de los artistas y no les paga. ¿Y eso a cuento de qué? Diez años lleva ya Francés en Málaga haciendo su santa voluntad, pero hasta ahora nunca había expresado semejante barbaridad. Un director de centro de arte no solo tiene la obligación de hacer llegar el arte al pueblo (quién duda de que eso es lo que Francés lleva en el corazón), también tiene un compromiso con artistas de todo nivel y a todos los niveles. ¿O es que los artistas que abarrotan el CAC con sus exposiciones no cobran nada de nada?
LA/EL artista, aparte teorías más o menos fundadas o estúpidas sobre la condición de tal, cobra por su trabajo. Exactamente igual que la arquitecta o el pregonero. O el comisario de la exposición, sin ir más lejos. Es una profesión y esto es el capitalismo: se paga con dinero. Es una incógnita, después de semejante afirmación, lo que piensa Francés que define la condición de artista, pero está claro que piensa que es alguien que puede trabajar gratis para un centro que tiene un presupuesto enorme, que al parecer se invierte en otros artistas, no los que vienen a participar en MAUS.
LA segunda parte de la polémica se ha transformado en oleada después del artículo de Jesús Zotano en La Opinión, que esta revista reprodujo. Tanto, que desde ese día en el Diario Sur (seguro servidor) han salido columnistas y blogueros a sueldo a defender sistemáticamente a Francés y sus obras y la grandeza del proyecto MAUS. Nada mejor que ver que Sur se emplea a fondo para entender que la cosa se ha salido de madre y que esto ha alarmado a algún señorito.
IU ha pedido explicaciones al respecto al mismísimo alcalde y senador Francisco de la Torre en el pleno municipal. IU ya tiene experiencia en preguntas sobre el CAC al gobierno municipal, y no cabe duda de que responderá: o con la chulería y el mal gusto que ya exhibió en su día Diego Maldonado, o con las salidas por la tangente del irrelevante Damián Caneda, o con las no-respuestas más habituales de Francisco de la Torre, ese prodigio de elocuencia siempre que se trata de cargarle el muerto a otro.
QUE ha calado el malestar se puede ver en la reacción municipal, que ha lanzado un comunicado de prensa (adjuntamos enlace abajo: no se lo pierda) con el “balance del MAUS”. Gracias a este comunicado el Ayuntamiento hace público por primera vez que el proyecto MAUS ha sido gestionado por el director del CAC, si no por su empresa, llamada Sandflowers (“flores de arena”), que recibe los 121.050 euros correspondientes al desarrollo de dicho programa. Ese dinero viene “Del aproximadamente millón y medio de euros que han costado las diferentes acciones cofinanciadas por el programa Poctefex [todos ‘desarrollados’ por el OMAU de Pedro Marín Cots]”.
UNA conclusión parcial rápida. Como es norma en el Ayuntamiento o en Francés, se avala lo grande que ha sido el MAUS con una relación de “impactos mediáticos”. O sea, de las veces que se ha nombrado esto en los medios de comunicación. Aparte de la cutrez, y de lo fácil que resulta ver en la lista de "impactos" la insignificancia del proyecto, del CAC y de Francés (¿esto es todo lo que es capaz de atraer el Gran Hombre Influyente?) el balance no incluye en absoluto ninguna referencia a la incidencia social del proyecto. Será porque es la prensa, no las personas, lo que le interesa a esta gente.
ASOMBRA ver las cifras. Un ejemplo. "D*FACE & OBEY. Realización de dos murales de 350 m2 en dos medianeras de un edificio anexo al CEIP García Lorca. Coste: 12.000 € IVA incluido". Perdonen la desconfianza, pero pensar en que ha habido quince personas trabajando, de ellos, unos pocos venidos de fuera, más los materiales, más las estancias... pues no, no hay quien se lo crea. Solo los costes de producción son mucho más altos que esa cifra. Así que aun más difícil es creer que dos estrellas de un estilo (grafiti, o lo que sea), vienen sin cobrar, con lo caro que es el tiempo de superestrella. Otra cosa es que los Francés no lo paguen con el dinero de MAUS, sino con otros negocios paralelos de los que les puedan facilitar cualquiera de las otras empresas privadas de las que son titulares. Y no es que sea ilegal, pero si le están haciendo un favor a la ciudad, mejor que digan en qué consiste y cómo han llegado a hacerlo. De lo contrario, la desconfianza sobre la veracidad se extiende a la sospecha.
SEGUNDA parada. Sandflowers es una empresa cuyos titulares en distintos cargos son el propio Fernando Francés García y Sandra Pedraja. Se creó doce meses. Hace nueve, Francés relevó a Pedraja en el cargo de "Administrador Único". Sede en calle Idris (El Limonar, no El Soho).
SON muchas las incomodidades que genera todo esto. Este proyecto comenzó en primavera (de abril a noviembre, ambos incluidos, van ocho meses). ¿Cómo es posible que esa empresa de doce meses de actividad se haga cargo de ese dinero público? Pero no solo eso. ¿Por qué los Francés crean una empresa aparte, si ya tienen una empresa concesionaria de la gestión del CAC que, como tanto ha insistido en la propaganda de MAUS, está en el Soho? Y las fechas no cuadran con respecto a la redacción del proyecto, tramitación de la subvención, concesión y puesta en marcha de la actividad. Es la mejor manera de generar la sospecha de que el OMAU de Pedro Marín Cots ha estado trabajando para una empresa creada adhoc para pillar una subvención.
LA paradoja es que ni Zotano ni nadie (salvo este medio) han cuestionado ni el proyecto en sí ni su validez artística o social. Solo se ha cuestionado la falta de transparencia en su gestión. Bienvenida sea la crítica, pero si es sobre la transparencia, llega con diez años de retraso; y si es sobre gestión, se queda bastante corta.
OTRO de los puntos de máxima fricción es que se acusa a Fernando Francés de haber contratado directamente (“a dedo”) a su hijo Fer(nando) Francés jr para comisariar este proyecto y a Sandra Pedraja para coordinar la parte musical SMS. Esta subvención se ha concedido para que Sandflowers haga el proyecto MAUS, y Sandra Pedraja fue “socio único”, junto al otro “socio único”, llamado Fernando Francés García. Ahora que se ha hecho público el lío familiar entre empresas y titulares, queda claro que el padre no ha contratado al hijo ni a su amiga Sandra, sino que se han contratado entre ellos para hacer el trabajito. Cabría preguntarse por qué Francés padre anda metido hasta las cejas en defender este proyecto y hablar en nombre de todo como si él fuese el amo. Se comporta El Puto Amo, de hecho.
FERNANDO Francés nunca ha sido transparente en su gestión. Siempre ha dado datos muy imaginativos o muy exagerados (número de visitas, influencia mundial, etc.). Nunca ha dado las cifras concretas y correctas de los costes del CAC. Nunca ha pretendido democratizar la gestión ni la participación social en el CAC. Y nunca ha dejado de estar bajo sospecha de utilizar el CAC para sus propios fines.
NADA de lo que ha sucedido con MAUS es nuevo. No se debe olvidar que esto es producto de la privatización de la gestión de un centro público (cultural, en este caso, como podría ser sanitario, educativo o deportivo). Hace ya una década que Francisco de la Torre y su equipo decidieron que el CAC no sería un centro público con gestión pública completa, sino que se contrataría una empresa privada para ocuparse de todo durante cuatro años, que resultó ser la de Fernando Francés. Y luego renovó por diez años, en el concurso que se convocó.
LO que hacen los Francés entra completamente en la lógica de la privatización. Mientras cumplan con las condiciones de su contrato, sus decisiones al respecto son discrecionales, no necesita consultar ni la aprobación previa ni posterior de ninguna actividad. Puede hacer lo que le dé la gana, porque ese es el acuerdo con Francisco de la Torre. Con respecto a Sandflowers y MAUS, pues exactamente lo mismo, salvo la memoria de actividades que se exige a todo concesionario de una subvención. Y no se puede negar; no se sabe lo que dijeron que iban a hacer, pero actividad sí han tenido. Estaría bien que se hiciera pública la memoria económica, ya que el dinero que han recibido es también público.
ESTE es el modelo que implantó el alcalde hace ya una década. En esos diez años, Fernando Francés se ha dedicado a tener abierto su mercado de mayoristas de arte con todo lo que ya sabemos de él: un negocio sin aclarar y un tedio infinito. ¿Y este follón de MAUS? Quizás el error de Francés haya sido meterse en algo, el “arte urbano” que está muy de moda entre un determinado sector de población, que manifiesta un cierto nivel de adscripción emotiva por encima de la mera afición. Si hubiese hecho esto mismo con Gerhard Richter no se le hubiese tenido en cuenta.
PUEDE leer el comunicado de prensa del Ayuntamiento AQUÍ.
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