La APM no representa a la profesión local, y su presidente se comporta como el señorito del cortijo, católico y sentimental

27/12/13. Opinión. Un crismas es lo más oportuno en estas fechas, pero un folio entero contando una milonga ‘navideña’ que al final resulta ser una declaración de la verdad revelada es lo peor que puede hacer un periodista. García Maldonado no lo es y por tanto no necesita contrastar las informaciones. Pero si habla en nombre de la Asociación de la Prensa de Málaga (APM), al menos debería calcular. O volverse a Alhama, donde le recibirán con los brazos abiertos.

LA Asociación de la Prensa de Málaga ha regurgitado una felicitación navideña, firmada por su presidente, que merece atención. Contrariamente a lo que se cree, la APM no es una organización que represente a todos los periodistas de la ciudad, ni siquiera a la mayoría. Es solo un club, pero con ese nombre parece un estado independiente con derecho a decidir. Quizás un estado mental, como New York.

AL igual que la peña El Bastón no representa a todas las asociaciones culturales de Málaga, ni la cofradía del Cautivo la semana santa, ni la RAE a la comunidad de hablantes del castellano, ni la Mafia a todo el crimen organizado (de ahí la UCO), la APM solo se representa a sí misma. Y Andrés García Maldonado, su presidente semivitalicio (lleva media vida en el cargo) solo lo es de esa asociación, no de los y las periodistas locales en pleno. Esto es una información real, necesaria no solo en los tiempos que corren, sino válida para todas las estaciones del año y de ferrocarril. También vale la pena visitar la web de la organización y ver ese banner en que se declara el compromiso de la APM con la igualdad de género junto a la lista de sus presidentes: desde 2001, García Maldonado, pero desde 1905, todos hombres (como la RAE, la mafia, la Agrupación de Cofradías o la Guardia Civil).

LA APM ha enviado un crismas que en vez de limitarse al clásico rótulo con las palabras “feliz navidad” o las más laicas “felices fiestas” junto a esa imagen tan malagueña de un abeto nevado sobre un fondo estrellado, lleva un texto interminable junto a la imagen de calle Larios con la iluminación navideña a todo plan y tan llena de gente como merecería una manifestación contra los recortes que están dejando en la miseria a tantas personas de buena o de peor voluntad. Esto último preocupa tanto a García Maldonado que lo deja en manos de la gente que lleva a dios en su corazón. Y queda raro.



ANDA por ahí desatado un neurólogo que ha desarrollado un singular experimento. Aplica unas ondas electromagnéticas a determinada zona del cerebro de una persona, y de inmediato el sujeto se siente “en presencia de dios”. Tal cual. Incluso los ateos más recalcitrantes (el propio neurólogo lo es). Ya no hace falta ser candidato al electroshock ni haber consumido ciertas sustancias para conseguir esa sensación; ni siquiera, y esto sí que es llamativo, haber sido educado en ninguna tradición religiosa. Esto no es inocente; lo que pretende el científico en cuestión es hacer un zas en toda la boca a los creacionistas y demás ralea: la evolución no es inspiración de ninguna divinidad, sino que cualquier dios es producto de la evolución (en este caso, neurológica, aunque transformada en hecho cultural, un meme de esos).

EL texto que Andrés García Maldonado envía en nombre de la APM, quizás no represente ni siquiera el sentir de los miembros de una organización que no representa a toda la profesión local. Y puede que a lo mejor ni siquiera a la profesión. Teniendo en cuenta que García Maldonado lleva al menos cuatro décadas sin ser periodista de plantilla en ningún medio, tampoco es de extrañar. Lo raro es que la APM lo asuma como propio, a menos que la APM sea él, del mismo modo que el estado francés era un tío llamado Luis, o madame Bovary era Flaubert, o el milagro era Aznar.

AL parecer, según cuenta en su felicitación, este hombre pasó mucho tiempo preguntándose por el destino de la “estrella de Oriente”, que no es PSY, sino una especie de cometa que alimenta un mito lejano. A falta de prueba científica (consultó con astrólogos y sabios, dice) o de hemeroteca a mano (“Israel in 4BC had no mass comunication”), García Maldonado concluye que se fulminó. Eso nos lleva a la supernova o al agujero negro, una vía que, en relación con el presidente de la APM abandonamos de inmediato.

EL hombre sigue en sus trece sobre lo que pasa después de la explosión y está convencido, sin pruebas fehacientes, de que las chispas han quedado en el corazón de las personas que sienten en él a dios (o algo así). Es fácil entender por qué García Maldonado no se enteró de lo que pasa con las estrellas si no habla con científicos, sino con astrólogos. Y tampoco queda raro que no sepa que dios no se lleva en el corazón, sino en un área del cerebro que se estimula con ondas electromagnéticas, o en determinados estados mentales o tras la ingestión de algunas sustancias. Puestos a tener presentes todos los datos, no se debe olvidar que los mafiosos son católicos y odian a los comunistas, algo que puede ocurrir por igual entre cofrades, peñistas, académicos de la lengua y periodistas, aunque solo en la cosa nostra sea obligatorio el conjunto sentimental (que sepamos), pero de eso ya se ocupa la UCO, departamento de la Benemérita, ese organismo que tanto admira el presidente de la APM, como dejó consignado en su libro “La actuación de la Guardia Civil en los terremotos de 1884”.

LA vía que García Maldonado haya elegido es lo de menos. Lo que queda raro, pero raro raro raro, es que García Maldonado no sepa que la APM no representa a todos y a todas las profesionales del periodismo en la ciudad, y que ni siquiera quienes tienen carné de la APM llevan según qué chispas en el corazón. Por no hacer mención de lo que habrá dicho más de uno y de una cuando les haya llegado una felicitación de navidad tan fea y tan mal hecha, que ni siquiera parece obra de alguien profesional en los medios de comunicación.

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