El alcalde quiere pagar por el Cubo del Puerto para destinarlo al Pompidou. ¿No hay ningún edificio municipal que nos salga gratis y sirva para lo mismo?

14/02/14. Opinión. El Ayuntamiento de Málaga tendrá que pagar al Puerto por el Cubo si lo quiere. Diez millones a lo largo de 35 años. Hay algo que está fuera de duda: Francisco De la Torre lo hará. Necesita desesperadamente el efecto Pompidou en las próximas elecciones. El dinero no es suyo y los futuros problemas van para sus sucesores en el cargo.

Nos toca rascarnos el bolsillo para seguir pagando la deuda que este alcalde irresponsable sigue aumentando sin más criterio que su conveniencia electoral.

ESTA semana se conoció la repuesta de Paulino Plata al gobierno municipal, basada tanto en el informe de la Abogacía del Estado como en el de los propios servicios jurídicos del Puerto, al respecto de la cesión del Cubo al Ayuntamiento de Málaga. Si Francisco de la Torre lo quiere todavía, debe pagar, no cabe ningún tipo de cesión amistosa y gratuita, lo contrario sería ilegal. La cantidad también está estipulada. 235.000 euros anuales por ocupación y otros 45.000 euros por canon de actividad. Sumados ambos conceptos y multiplicada la cantidad por los 35 años de vigencia del contrato que persigue el alcalde, el total se sube a 9.800.000 euros. Esto, sin empezar a hablar de los costes de adecuación del edificio a su futura actividad como espacio de exposiciones (Centro Pompidou), el coste de la franquicia (un millón anual, dicen, ya veremos), más los gastos corrientes, que nunca conoceremos, como ya sabemos de la noción de ‘transparencia’ que practica Francisco de la Torre Prados.

LAS niñas y los niños que nazcan hoy no habrán pagado en toda su vida la deuda de cerca de mil millones de euros que se ha acumulado solo durante el mandato de Francisco de la Torre. Pero el cubo tiene definición: pagarán al menos hasta bien entrada su vida adulta para que Francisco de la Torre tenga su bombazo electoral en la campaña próxima. Un lujo solo a su alcance.

LA noticia viene después de un periodo de negociaciones y declaraciones donde no ha faltado la habitual electricidad derivada de los conflictos de rivalidad política (Paulino Plata, PSOE; Francisco de la Torre, PP), en la que al jefe del Puerto le ha tocado el papel de rebajar la potencial borrachera victoriosa del contrincante procurando evitar quedar como un saboteador, que es algo que la prensa ultraSur le iba a echar en cara al instante y sin compasión. Tampoco ha faltado esa actitud de chulería que Francisco de la Torre y sus secuaces mantienen, y que el alcalde ha aprendido a expresar bajo la capa de sus características buenas maneras que mayoritariamente se confunden con ‘educación’.

LA intervención de la Abogacía del Estado es un cable venido del cielo no solo a conveniencia del PSOE, también para la ciudad, aunque esto ya exigiría unas decisiones más consecuentes que las habituales en Francisco de la Torre. No hay que olvidar que es el alcalde de las múltiples decisiones erróneas. Lo que unen el Museo de las Gemas, con el de los automóviles y con otras decenas de proyectos incluido este Pompidou o el fabuloso negocio, para Endesa, de los terrenos de la Térmica no es su vocación cultural, o turística o económica o quién sabe qué definición ad hoc de su ‘utilidad’, sino dos aspectos que resultan definitorios de la política de Francisco de la Torre.

EN primer lugar se han revelado proyectos ruinosos, que han costado y cuestan a la ciudad una enorme cantidad de dinero, y que no se va a recuperar de ningún modo. En segundo lugar, esto es debido a la insensata política de Francisco de la Torre, que se dedica a comprar proyectos sin criterio ninguno, sin planes reales, sin estudios previos, sin conocimientos especializados ni objetivos concretos. Su única inquietud es tener una cosa que le proporcione fotografías durante el periodo electoral y luego funcione adecuadamente sin crearle problemas y a ser posible con el adecuado nivel de espectacularidad (que genere colorido) y discreción (que no le robe plano al redentor).

EL caso es que a hombre tan sumamente torpe los problemas le surgen ineludiblemente, en parte porque prescinde de los pasos previos. En parte porque su incapacidad le impide tanto haber generado un Plan B como desarrollar las estrategias adecuadas para solucionarlos. Por ejemplo. Puede haber muchas razones que expliquen que no atendiera a las informaciones existentes sobre la empresa del Museo de las Gemas, Royal Collections (las había en abundancia), pero de lo que no cabe duda es que no lo hizo. Este sistema es extensible a toda su política en todos los ámbitos, la cultura, el urbanismo o los servicios de limpieza, pero nada de eso importa: el dinero no es suyo. Una prueba irrefutable; Francisco de la Torre ha pulverizado todos los récords existentes en materia de velocidad de endeudamiento municipal en España. ¿Dejó de gastar dinero cuando ya eran un hecho la deuda y su turboacumulación? No, se gastó 50 millones en al Museo carmen Thyssen, que era lo que más falta hacía en Málaga después de un Museo del Automóvil y un bulevar.

SU incapacidad para dirigir el Ayuntamiento no debe despistar sobre sus indudables dones para la supervivencia. A cualquier otro político con estas credenciales se le habría expulsado del terreno de juego hace mucho tiempo. Y Francisco de la Torre ganará las próximas elecciones. Es posible que pierda la mayoría absoluta y puede que también la alcaldía, quizás, pero será el candidato más votado. Y con suerte y los números adecuados (para él, no para la ciudad), se le unirá gente progresista y demócrata que le salven el culo que pone en la butaca de alcalde a cambio de unas migajas mediáticas.

EN este culebrón hay que observar el nuevo capítulo sobre el Cubo y el Pompidou. El dinero que el Puerto pide no es suyo, y a fin de cuentas, esos diez millones quedan a pagar durante 35 años. O sea, que la deuda queda para el siguiente alcalde, y un par de ellos más. Él se lleva la inauguración y la gloria de haber contratado la franquicia francesa, por lo que será alabado como un enviado de dios en esta tierra baldía, que lo es gracias, entre otras cosas, a un alcalde que practica una política de tierra quemada que sería la envidia de Atila.

UN aspecto esencial de este caso. El Ayuntamiento debe pagar un dinero por ocupar un espacio del Puerto y otro por desarrollar una actividad en él, a lo que hay que sumar la inversión por su ‘adecuación’ a los fines de espacio de exposiciones. ¿Nadie en el Ayuntamiento, empezando por ese hombre tan inteligente que supuestamente lo gobierna, se ha dado cuenta de que, en el peor de los casos (para la ciudad), se puede coger un edificio de propiedad municipal, reformarlo, y luego no costaría un solo euro de ocupación ni de actividad? Gastaríamos un dinero que no hay, cierto, pero nos ahorraríamos diez millones. Y parece una cifra que vale la pena pensarse.

ALGO que llama la atención. Ojo, que parece que hay vida inteligente en las instituciones. El concejal de IU Eduardo Zorrilla ha declarado: "En el actual contexto social que se vive en la ciudad, con una situación extremadamente grave de pobreza y exclusión social de un alto porcentaje de la población este coste debiera ser destinado a un Plan de choque contra la pobreza y la desigualdad social". No es que no se vea coherente con los planteamientos de una persona de izquierdas en una organización de izquierdas, es que resulta tan sensato escucharlo de voz de un político profesional que asombra.

FRENTE al mito rematadamente falso de ese alcalde tan trabajador -Fernando Francés (CAC), Royal Collections (gemas) o Joao Magalhaes (coches), solo pueden estar aquí por pura pereza intelectual, y de la otra, del alcalde- tan pulcro y con tanto sentido común, está el concejal apenas nombrado en la prensa local y que hace afirmaciones tan verdaderamente sensatas como esta, que pone el índice en la dirección adecuada: hay que acercarse a las necesidades de la ciudad y alejarse de las necedades de su alcalde.

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