“La dureza de la crisis ha sido de tal magnitud que, paradójicamente, nos da una oportunidad única de cambiar el rumbo de nuestra vida, de reforzar el sistema sanitario público y, sobre todo, de buscar caminos económicos alternativos”
OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Antonio Somoza Barcenilla
Periodista04/05/20. Opinión. Bajo el epígrafe Apuntes para la salida de esta crisis, EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, va a publicar en los próximos días una serie de artículos escritos por Antonio Somoza, en los que el periodista realiza un análisis distinto y sugerente sobre la situación en la que nos encontramos en plena emergencia sanitaria y esboza algunas ideas para dar una salida alternativa, desde un punto económico y...
...social, cuando tengamos que afrontar el futuro: algunas ideas interesantes para construir esa “nueva normalidad” de la que hablan los políticos.
Los dos primeros artículos, titulados “Una gran oportunidad” y “Hay vida más allá del turismo” han sido publicados en la edición andaluza de eldiario.es los días 28 de abril, el primero y 2 de mayo, el segundo. En los siguientes, originales para EL OBSERVADOR, irá desgranando la posible aplicación de sus propuestas a la provincia de Málaga y otros aspectos de interés como las posibles vías de financiación de las propuestas que sostiene.
Una gran oportunidad
La pandemia generada por el virus COVID-19 está teniendo unos efectos demoledores en el ámbito de la salud pública y todo apunta a que los efectos económicos van a ser terribles. Sobre todo si no somos capaces de reconocer los errores que nos han traído hasta aquí y si insistimos en aplicar las mismas recetas sanitarias y económicas que se han mostrado muy peligrosas, casi suicidas. La dureza de la crisis ha sido de tal magnitud que, paradójicamente, nos da una oportunidad única de cambiar el rumbo de nuestra vida, de reforzar el sistema sanitario público y, sobre todo, de buscar caminos económicos alternativos. En cualquier caso, nos va a tocar transitar durante meses, quizás años, por caminos tortuosos y difíciles, pero de las decisiones que tomemos ahora dependerá dónde nos encontraremos cuando terminen los momentos críticos. Podremos estar donde estamos ahora, al borde del abismo o directamente en el aire; o, por el contrario, en un mundo mucho más sostenible y humano que en la actualidad.
La mejora en el campo estrictamente sanitario no parece que sea muy compleja. Basta con voluntad política para hacer una apuesta por destinar inversiones suficientes para dotar de más medios a la investigación y a la práctica sanitaria y una apuesta clara por la sanidad pública, la única que nos protege a todos y no sólo a los que disponen de medios para pagársela. Pero claro, para que esa apuesta sea creíble sería necesario que los políticos -fundamentalmente los del PP, pero también los del PSOE- reconozcan que se equivocaron con la aplicación de los recortes y con la modificación de la Constitución que puso por delante el pago de los intereses de la deuda a la atención de las necesidades de la población a la que representan. En este sentido, resulta desalentador observar cómo niega ahora el PP haber ejecutado el mayor recorte de fondos a la sanidad pública o cómo la presidenta de la Comunidad de Madrid sigue ensalzando la privatización del sistema sanitario. Y lo que es peor, cómo sigue habiendo tantos compatriotas que sufren de amnesia selectiva y se siguen creyendo sus desatinos. Esperemos que la fuerza de los hechos les ayude a rectificar… No olviden que las Mareas Blancas, cuando salían a la calle, no lo hacían para irse de picnic, sino para denunciar una política de recortes que, ahora, se ha mostrado como suicida.
Y otro tanto pasa con la escasez de materiales de protección básicos para afrontar la pandemia. Pues bien, es un buen momento para revertir la deslocalización de empresas que se produjo para maximizar los beneficios. Producir con salarios del siglo XIX y vender a precios del s XXI ha sido un sueño de empresarios de todos los sectores (incluidos el textil y el tecnológico) y bien que lo han disfrutado en sus cuentas corrientes. Ahora nos ha tocado a los ciudadanos en general y a los héroes de esta pandemia en particular, sufrir en nuestras propias carnes las pesadillas de aquellos sueños húmedos del capital. No podíamos acceder a esos materiales necesarios en un mercado colapsado y tampoco tenemos la opción de fabricarlos nosotros mismos porque no tenemos los medios técnicos para ello.
Paisaje después de la pandemia
Una vez se termine la fase crítica de la pandemia, el paisaje es desolador y la recuperación se antoja difícil, sobre todo para territorios como Málaga que basan su economía en un monocultivo como es el turismo. La construcción también actúa como motor, pero se gripa cada vez que el turismo se resfría y, todo hace pensar que el turismo, el turismo de masas, presenta síntomas bastante más graves que los de un simple resfriado. Y los partidos que están al frente de la Junta de Andalucía, al menos el PP, parece que no se imaginan un mundo que no pase por el turismo a gran escala. La ínclita Isabel Díaz Ayuso declaró el pasado domingo, tras ausentarse de la reunión de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos para asistir a una misa, no aceptar siquiera que alguien se plantee caminos alternativos. A su salida hacia la catedral de La Almudena explicó que se ha había quejado por las declaraciones en las que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, habían osado plantear que la economía española no puede "depender exclusivamente de los sectores económicos que han sido hegemónicos en España en las últimas décadas, como el sector inmobiliario o el turismo". Ella es más de remedios mágicos ya que su única aportación a la reunión fue que se declarase luto nacional.
Y en Andalucía, más de lo mismo. Sólo así se entienden las medidas que tratan de colar de rondón en el Parlamento de Andalucía. Normas como el decretazo que modificaba más de veinte leyes y reglamentos para quitar trabas al turismo y a la construcción; o los acuerdos de los ayuntamientos de Nerja y Málaga, aprovechando el confinamiento para eliminar trabas a proyectos urbanísticos mastodónticos. No sólo quieren seguir el camino que nos ha podido traer hasta aquí sino que pretenden pisar el acelerador a fondo.
Prueba de esa loca carrera hacia delante está en las declaraciones de estos días de responsables de la Junta de Andalucía en las que urgen al Gobierno a abrir bares y restaurantes a mediados de mayo y a realizar campañas de promoción turística a nivel internacional para reflotar el sector. ¿Qué prisa tienen para reabrir locales en los que es difícil, muy difícil, mantener el distanciamiento social y en los que es complicado seguir todas las medidas higiénicas obligatorias? ¿De dónde piensan que van a salir los turistas con las fronteras cerradas, los vuelos suspendidos y sin tener siquiera claro la movilidad entre comunidades? ¿Creen que los propios clientes locales van a disponer de dinero suficiente para mantener abierta la desmesurada oferta turística de las costas españolas? ¿Piensan captar clientes para la hostelería a punta de pistola? ¿Creen realmente que no hay cosas más urgentes a las que destinar el dinero público que a esa campaña internacional para promocionar el turismo?
Sólo desde esta obsesión por favorecer los intereses de sus bases electorales se puede entender que el presidente de la Junta de Andalucía haya hecho suya de manera entusiasta la propuesta de Pedro Sánchez para crear una comisión para la reconstrucción de Andalucía, cuando su partido no deja de poner pegas para esa misma propuesta a nivel nacional. A Juanma Moreno Bonilla le urge sacar adelante su decretazo, una vez embarrancado en el Tribunal Constitucional, y quiere, a ser posible, pringar a PSOE y Adelante Andalucía en sus planes o, al menos, hacer un cierto paripé de negociación puesto que cuenta con votos suficientes para sacarlos con C’s y Vox.
Antes de seguir por este camino, habría que determinar los motivos por los que se generó esta pandemia y por los que se extendió tan rápido a algunos países. Es muy pronto para sacar conclusiones, pero sí que hay algunas pistas sobre las relaciones de estas nuevas pandemias con nuestro modelo social, como las planteadas por Fernando Valladares, profesor de investigación del CSIC. Tampoco estaría de más hacer una comparación entre la incidencia del virus y el número de vuelos de pasajeros por países. Todo hace pensar que los vuelos comerciales son un vector fundamental para la expansión del virus en apenas seis meses…y la velocidad de transmisión es uno de los elementos que más han contribuido a la saturación de los sistemas sanitarios de España, Italia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Por lo menos, es un parámetro que debería estudiarse detenidamente antes de retomar la alocada carrera que habíamos emprendido y que, además, es una de las espadas de Damocles que se ciernen sobre la supervivencia del planeta.
https://www.youtube.com/watch?v=hENe_R_Xfmw
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