“Sería necesario que apostáramos por empresas de sectores que hemos echado en falta en la fase crítica de la pandemia: el textil y el tecnológico”
OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Antonio Somoza Barcenilla
Periodista
07/05/20. Opinión. Bajo el epígrafe Apuntes para la salida de esta crisis, EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, va a publicar en los próximos días una serie de artículos escritos por Antonio Somoza, en los que el periodista realiza un análisis distinto y sugerente sobre la situación en la que nos encontramos en plena emergencia sanitaria y esboza algunas ideas para dar una salida alternativa...
...desde un punto económico y social, cuando tengamos que afrontar el futuro: algunas ideas interesantes para construir esa “nueva normalidad” de la que hablan los políticos.
Los dos primeros artículos, titulados “Una gran oportunidad” y “Hay vida más allá del turismo” han sido publicados en la edición andaluza de eldiario.es los días 28 de abril, el primero y 2 de mayo, el segundo. En los siguientes, originales para EL OBSERVADOR, irá desgranando la posible aplicación de sus propuestas a la provincia de Málaga y otros aspectos de interés como las posibles vías de financiación de las propuestas que sostiene.
Menos humos, más ideas
Finalizaba la anterior entrega de esta serie de apuntes reclamando una rápida finalización de las obras del Metro hasta el Parque Tecnológico, una infraestructura básica para obtener el máximo rendimiento de las posibilidades que podrían aportar la UMA y el PTA para la generación de un sector productivo -el de la manufacturas tecnológicas- que ayudaría a superar el monocultivo turístico. Pero con esa actuación y con otras similares, que se esbozarán en este capítulo, se podrían lograr, al menos, dos nuevos objetivos básicos para llegar a la “nueva normalidad” con el menor coste laboral posible y sobre unas bases que se ajustan a las actuaciones que se apuntan en el Pacto Verde (Green New Deal), el camino que plantean diez países europeos como el más adecuado para la reconstrucción tras la pandemia y que se citaba en el capítulo de ayer (1).
El ramal del metro hasta el PTA sería sólo una actuación, la más urgente y la más fácil de ejecutar, de otras muchas que podrían reducir drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y rebajar notablemente los niveles de contaminación. No hay que olvidar que, en contra de las creencias de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (2), la contaminación si que mata. Es más, en estos momentos, hay científicos de universidades de varios países estudiando la posible influencia de la contaminación en el agravamiento de la pandemia. Aún no hay conclusiones, pero si sospechas bastante fundadas de esa relación.
La solución de un transporte público poco contaminante como el metro, sería aplicable a otras zonas de la provincia, sobre todo, del entorno de la capital donde se producen la mayor parte de los desplazamientos en vehículos particulares. Ampliar la línea de cercanías de la Costa del Sol hasta Estepona, o la construcción de una línea que uniera las ciudades dormitorio del Valle del Guadalhorce (un proyecto para el que se llegó a construir la plataforma de las vías pero que nunca se llegó a construir) o recuperar el antiguo tren de cercanías de la Costa del Sol Oriental hasta Vélez-Málaga deberían ser actuaciones prioritarias. Mucho más urgentes y coherentes con la defensa del Planeta que algunas actuaciones que defiende el Ayuntamiento que sólo se apunta a la defensa del Medio Ambiente como campaña publicitaria de bajo coste y alto rendimiento en imagen. Sólo así se entiende su defensa a ultranza de actuaciones de un alto coste y escaso sentido ecológico como el eje rápido subterráneo para facilitar el tráfico de vehículos particulares entre el este y el oeste de la capital.
La realización de estas obras, junto a otras ampliaciones del metro dentro de la ciudad, ayudaría a crear puestos de trabajo en la construcción, uno de los sectores que se verán afectados por la caída de demanda del sector turístico de masas. Más aún si tenemos en cuenta que la construcción de los viales ferroviarios debería ir acompañado de la construcción de plazas de aparcamiento cubierto y seguro para que los usuarios pudieran acceder al transporte ferroviario en vehículos eléctricos o de tracción humana de pequeñas dimensiones (autos, motos, patines, bicicletas) desde sus domicilios. Dentro de la ciudad, además de la mejora de la red de metro y de autobuses se debería ampliar la disponibilidad de ese mismo tipo de vehículos públicos en alquiler para facilitar el desplazamiento entre las estaciones y los lugares de trabajo/esparcimiento. Con la disminución de vehículos convencionales quedaría espacio para la circulación segura de los nuevos vehículos eléctricos y para el paseo.
Además de los beneficios para la calidad del aire de nuestras ciudades, una apuesta de este tipo permitiría reducir de manera notable el nivel de estrés que se produce cada vez que nos vemos atrapados en un atasco y el número de accidentes mortales o con consecuencias graves que se producen cada año en los desplazamientos al trabajo.
Energía por un tubo
La evolución del modelo energético va muy unido al cambio del modelo de transporte, aunque en este caso, las reticencias y los intereses espurios de políticos pueden poner muchos palos en las ruedas de las aspiraciones a una evolución necesaria, imprescindible para el planeta y para los seres humanos. Las puertas giratorias que han llevado a muchos políticos de los partidos mayoritarios desde sus escaños a mullidos sillones de los consejos de administración de todas las empresas energéticas son el principal obstáculo para el desarrollo de energías renovables y, sobre todo, para un modelo de producción energética descentralizada que beneficiara a toda la ciudadanía y no sólo a los integrantes de esos consejos de administración.
Desde sus nuevos puestos en las compañías eléctricas, los antiguos políticos convencen, presionan o imponen a sus partidos la aprobación de leyes favorables a los intereses de sus nuevas empresas. La verdad es que en pocas ocasiones tienen que llegar a la presión o a la imposición; normalmente los políticos en activo son fáciles de convencer ya que consideran, y no les falta razón, que su complacencia con los deseos de las compañías les pone en una posición de privilegio para cruzar la puerta giratoria que les llevará al edén de los consejos de administración.
El caso más vergonzante de esa sumisión del poder político a los intereses de las empresas de la energía, lo protagonizó José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo (vaya cóctel) durante cinco años (2011-2016). Impulsor del “Real Decreto sobre autoconsumo fotovoltaico”. Un título que parecía sugerir un apoyo a la producción descentralizada de la producción de la energía solar, cuando en realidad era justo lo contrario. El articulado desarrollaba una serie de peajes, entre ellos, el llamado "impuesto al sol", que gravaba el acceso a la red eléctrica a los poseedores de una red de autoconsumo. Una artimaña destinada a asegurar clientes a las compañías eléctricas convencionales y que, como efecto colateral, supuso el desmontaje de un sector empresarial, el de las energías fotovoltaicas, en el que España era un actor relevante con mucho margen de mejora. Ahora Alemania, a pesar de sus pocas horas de radiación solar anual, es el líder europeo; China ha superado a Japón en Asia y es líder absoluto a nivel mundial y España… habrá que preguntarle a Soria.
Bueno mejor no le preguntemos a él y veamos que opciones tenemos en España, en general, y en Andalucía y Málaga en particular de generación de energía solar. Tampoco estaría de más plantearnos las posibilidades de organizar esta producción de manera descentralizada, de manera que beneficie directamente a las familias sin pasar por las horcas caudinas de las grandes compañías.
Las posibilidades de generación energética de origen solar son evidentes. Nuestro país es uno de los de mayor irradiación anual. Esto hace que la energía solar sea en este país más rentable que en otros. Como muestra, cabe decir que las regiones del norte peninsular, que generalmente se consideran poco adecuadas para la energía fotovoltaica, reciben más irradiación anual que la media en Alemania, país que, como ya hemos dicho, mantiene desde hace años el liderazgo en la promoción y producción de energía solar fotovoltaica. Pero la situación geográfica de España, en general y de Málaga, en particular nos permitiría un amplio desarrollo de otro tipo de energías renovables y limpias como la energía solar termoeléctrica o la energía eólica, todas ellas lastradas por el desastroso desempeño de Soria al frente de su ministerio.
Además, al menos dos de ella, la eólica y la fotovoltaica, permiten la combinación de grandes parques energéticos con instalaciones a pequeña escala que podrían asegurar el abastecimiento a las familias al tiempo que les aportarían unos ingresos extraordinarios, tan importantes en estos tiempos de crisis. Para ello, una vez más, sólo se necesita voluntad política y no ceder a los intereses de las grandes compañías que, por otra parte, también tendrían un papel importante para asegurar el objetivo final. Un objetivo estratégico como país: disminuir la gran dependencia energética exterior, aumentar la autonomía y, sobre todo, asegurar el abastecimiento energético a las familias. Para ello sólo sería necesario fomentar la instalación de pequeñas estructuras de paneles solares en todos los edificios urbanos y rurales y conectarlos a la red eléctrica nacional en la que descargarían su producción y de la que tirarían para su consumo.
¿Ciencia ficción? Para nada. En Suiza, con muchas menos horas de irradiación que Andalucía llevan años funcionando así. El arquitecto François Iselin, uno de los máximos exponentes a nivel mundial en la lucha contra el amianto, expuso en una conferencia que ofreció en nuestra ciudad que cada año sus paneles solares le permitían cubrir todas sus necesidades de consumo y unos ingresos extras por encima de los 1.000 euros anuales por el exceso de su producción frente a su consumo.
El desarrollo de estas energías alternativas y su mantenimiento requeriría de mucha mano de obra y podría ser la solución para buena parte del paro que se va generar por la crisis del monocultivo bicéfalo de la provincia: turismo y construcción.
Las producción de energía solar termoeléctrica requieren unas instalaciones a gran escala solo reservadas a las compañías, al menos de momento. Pero la reducción de esta escala, lo mismo que la optimización de la explotación eólica y fotovoltaica puede avanzar de manera espectacular en pocos años. Para ello es necesario invertir más recursos en ciencia y tecnología, pero este reto, posible y necesario, lo dejaremos para la siguiente entrega de estos apuntes para la salida de una crisis.
(1)https://elpais.com/sociedad/2020-04-09/diez-paises-europeos-reclaman-a-bruselas-una-salida-verde-de-la-crisis-del-coronavirus.html
(2)https://www.eldiario.es/madrid/Isabel-Diaz-Ayuso-contaminacion-Nadie_0_980252001.html
Otros artículos de Antonio Somoza en Tribuna Abierta:
-04/05/20 Apuntes para la salida de esta crisis III. Y, en Málaga… ¿qué?
-05/05/20 Apuntes para la salida de esta crisis II. ¿Hay vida más allá del turismo?
-04/05/20 Apuntes para la salida de esta crisis I. Una gran oportunidad
-13/04/20 La omertá del ejecutivo andaluz
-31/03/20 De patriotas y guerracivilistas
-30/03/20 Un artículo contradictorio
-25/03/20 Manuel Castillo y la infamia