“Hablo de las macabras escuelas taurinas, que patrocinan la tortura y la muerte, que se pagan con dinero público, y que nos hacen a todos cómplices, involuntarios y obligados, de su sangrienta enseñanza”
“En el BOJA se somete a información pública el proyecto de decreto por el que la Junta aprueba el Reglamento de Escuelas Taurinas de Andalucía, por si puedo presentar alegaciones en su contra, aún sabiendo que no prosperarán. Lo leo: ‘Los alumnos se pueden matricular con diez años, dice en su artículo 8’”
“Las Naciones Unidas advierte a España que ‘prohíba la participación de niños menores de 18 años como toreros o como público en espectáculos de tauromaquia, con el fin de protegerlos de su extrema violencia’”
OPINIÓN. Tribuna abierta. Por Carmen Manzano
Presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga05/04/21. Opinión. La presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Carmen Manzano, escribe en su nueva Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las escuelas taurinas: “¿Alguien puede entender que un niño de diez años se dedique a practicar cómo matar? ¿Y que a los catorce años, y seis meses de enseñanza como mínimo, pueda empezar a practicar en becerros?...
...¿De verdad que tenemos que colaborar en esta locura?”.
Escuelas y escuelas
Mugía el toro de dolor, bramada de dolor, llenaba el aire, clamaba al cielo en vano. Los peones lo mareaban con los capotes, y de repente, miró hacía mí, con la inocencia de todos los animales reflejada en su rostro, pero también con una imploración. Era la querella contra la injusticia inexplicable, la súplica frente a la innecesaria crueldad. Antonio Gala
Alumno: persona que cursa estudios en un centro educativo
Escuela: establecimiento de enseñanza para niños y jóvenes.
Definición de alumno y escuela. Pero hay escuelas y escuelas, porque tenemos las escuelas donde se enseña a torturar y matar, y las que nos enseñaron respeto y convivencia.
Hablo de las macabras escuelas taurinas, que patrocinan la tortura y la muerte, que se pagan con dinero público, y que nos hacen a todos cómplices, involuntarios y obligados, de su sangrienta enseñanza.
Leer el proyecto de reglamento es sentir un pellizco en lo más hondo. ¿Alguien puede entender que un niño de diez años se dedique a practicar cómo matar? ¿Y que a los catorce años, y seis meses de enseñanza como mínimo, pueda empezar a practicar en becerros?
¿De verdad que tenemos que colaborar en esta locura?
¿Cómo puede estar legalizado que unos niños, espectadores o aprendices de matarife, vivan en primera persona el que los adultos, su ejemplo, aplaudan festivamente la muerte de un animal convertido en un amasijo de sangre y dolor? Especialistas en psiquiatría y psicología, recomiendan que menores y adolescentes no asistan a este tipo de espectáculos y la Junta de Andalucía, reglamenta la tortura y encima la pagamos los ciudadanos, estemos o no de acuerdo.
No me da la vida para tantos frentes, pero decido echarle un vistazo al BOJA donde se somete a información pública el proyecto de decreto por el que se aprueba el Reglamento de Escuelas Taurinas de Andalucía, por si puedo presentar alegaciones en su contra, aún sabiendo que no prosperarán. Lo leo…
Y aquí van algunas perlas:
Los alumnos se pueden matricular con diez años, dice en su artículo ocho. ¿Pero a un niño/a de diez años en serio lo puedes poner a maltratar y torturar animales en vez de enseñarles respeto y empatía? En cualquier otro país, sólo ante la posibilidad de exponer a tus hijos a semejante riesgo moral y físico, ¡te quitarían la custodia!
En su artículo 9, el reglamento se preocupa por la integridad de los alumnos y considera que “se evitarán riesgos innecesarios”. La única manera de evitar esos riesgos, es que no reciba estas “doctas enseñanzas”, reguladas en el artículo 10, como acreditaciones del profesorado. Vamos a ver, ¿manera de acreditar que eres buen profesor? ¿Oposición ganada, estudios? No, cuantos más toros mates, mejor eres.
Y ahora, hablemos de cómo son esas clases prácticas, que las pueden hacer en tentaderos o plazas de toros, teniendo seis meses de estudios y 14 años cumplidos, con reses de 12 meses, con las puntas despuntadas y con sacrificio a estoque si es en plaza de toros o sin sacrificio y sin despunte en caso de tentaderos. También, en su artículo 16, describe las actividades “extraescolares”, por supuesto, todas dedicadas a la tortura y muerte, para terminar, en su anexo primero, reivindicando la “contribución a la pervivencia y engrandecimiento del toreo”.
Qué clase de alegaciones se pueden presentar si no es recordarle a la Junta de Andalucía que el Comité de los Derechos del Niño de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas advierte a España que “prohíba la participación de niños menores de 18 años como torero o como público en espectáculos de tauromaquia, con el fin de protegerlos de su extrema violencia”. Aunque la única alegación razonable es que no existan las escuelas taurinas.
Presentaré en nombre de la Sociedad que presido [Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga] las alegaciones, aún a costa de saber que para poco o nada van a servir y animo a los que no quieren esa tortura que lo hagan, o bien electrónicamente o en el registro presencial, dirigido a la Secretaria Técnica de la Consejería de Presidencia. Hagamos uso de nuestro derecho, todos los ciudadanos lo tenemos, no solo las asociaciones o instituciones.
Puede leer AQUÍ anteriores artículos de Carmen Manzano y el maltrato animal.