“Cada vez que oigo o leo una de esas frases, me duele el alma, y me quedo mirando el libro o a la persona que lo ha dicho mientras en mi mente se acumulan las imágenes de animales maltratados una y otra vez”

OPINIÓN. Tribuna abierta. Por Carmen Manzano
Presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga


07/09/22. Opinión. La presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Carmen Manzano, escribe en su nueva Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el uso de frases hechas que trivializan la crueldad hacia los animales, que espera que “se desvanecerán a medida que más personas empiecen a apreciar a los animales por lo que son”...

Frases hechas

“Desarrollemos respeto por todos los seres vivos, tratemos de reemplazar la violencia y la intolerancia con comprensión, compasión y amor”
Jane Goodall

Lo maté como un perro.
Lo cargué como un mulo.
Cara de beato y uñas de gato.

Estas frases, pueden tener muchas modalidades: lo abandoné como a un perro, lo tiré como un perro, lo cargué como un burro. Cara de beato y uñas de gato… gato que traiciona poniendo buena cara.

¿Los perros están para maltratarlos, los burros y mulos para cargarlos hasta la extenuación, los gatos son traicioneros? Decir ser un perro para referirse a alguien que realiza acciones despreciables; estar como una cabra, para definir a una persona que hace cosas sin sentido; ser un gallina, identificado con ser cobarde…

Estamos llenos de frases manidas y antiguas, recuerdo cuando los gatos eran quemados en la hoguera de la Inquisición por ser compañeros de la brujas, provocando la peste negra en toda Europa, al dejar el campo libre a las ratas; reminiscencias heredadas de las religiones islámica y judía, que declaraban como impuro al perro; egolatría que nos permite “usar” a los animales para nuestro beneficio, en conjunción con la visión antropocéntrica del mundo, legado de la religión cristiana, que concibe al ser humano como medida y centro de todas las cosas y que sus intereses son los únicos que deben recibir atención moral: el resto de seres vivos sobre la Tierra están a su servicio.


Cuando leo esas frases tan habituales en los libros, se me hiela otro poquito más el corazón, porque estamos asumiendo esas frases crueles dirigidas a animales que nos ayudan y que en el caso de los perros, nos quieren. Pobres inocentes, porque el perro sí es el mejor amigo del humano, aunque no lo sea el humano del perro.

Y pienso que hasta que no dejemos de usar coloquialmente estas frases, no llegaremos a ser auténticamente proteccionistas de los animales, que los niños crezcan leyendo frases así en los libros, no ayuda a crear un clima de respeto y compromiso con los animales. Cuando un niño aprende a amar y respetar a los animales, está aprendiendo el arte de la compasión y desarrollando las habilidades emocionales necesarias para empatizar con otros seres vivos.

Cada vez que oigo o leo una de esas frases, me duele el alma, y me quedo mirando el libro o a la persona que lo ha dicho mientras en mi mente se acumulan las imágenes de animales maltratados una y otra vez. Es posible que pueda parecer una mezcla entre “sensiblera” y “talibana”, pero las frases que trivializan la crueldad hacia los animales se desvanecerán a medida que más personas empiecen a apreciar a los animales por lo que son.

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