“La idea de que la violencia ritual hacia el Toro de la Vega es necesaria para la fertilidad perpetúa una narrativa patriarcal que justifica la opresión de las mujeres en nombre de tradiciones culturales”
OPINIÓN. Por Cristina García Salazar
Vicepresidenta del Partido Animalista Con el Medio Ambiente (PACMA)
08/03/24. Opinión. La vicepresidenta de PACMA, Cristina García, escribe para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en el especial por el Día Internacional de la Mujer sobre el Toro de la Vega: “Vestigios de la prehistoria como el torneo del Toro de la Vega deben ser erradicados de la sociedad, junto con toda forma de violencia hacia colectivos vulnerables en nombre de la tradición o...
...la cultura. Estos rituales no son inocentes ni benignos, sino que reflejan y refuerzan una mentalidad violenta y jerárquica que justifica la explotación y el maltrato de animales humanos y no humanos”.
Violencia, sexo y ritos: una perspectiva feminista y animalista
Llevo tiempo digiriendo un texto que encontré hace unos años, cuando trabajaba con el equipo legal del Partido Animalista (PACMA) en el recurso que pretendía evitar el torneo del Toro de la Vega cuya celebración estaba prevista en Tordesillas el día 13 de septiembre de 2022. Objetivo que, por cierto, se consiguió y que ha permitido que, desde entonces, no se haya torturado a ningún animal con motivo de ese cruel festejo.
Como abogada experta en Derecho Animal, a diario, afronto casos terribles que sólo soy capaz de soportar cuando transformo el dolor que siento en ansias de justicia. Algo que, aunque cueste, debo hacer, pues tengo la capacidad y la responsabilidad de defender a quienes no tienen voz. Por eso, quisiera aprovechar la ocasión, no sólo para canalizar el estupor que aquel texto me sigue causando, sino, en primer lugar, para transmitir todo mi apoyo y agradecimiento a todas las abogadas y juristas defensoras de los animales, un sector profesional formado, mayoritariamente, por mujeres valientes, brillantes y luchadoras incansables, que se enfrentan, sin pensarlo y sin que les tiemble el pulso, a sectores poderosos y formados principalmente por hombres, como el de los cazadores, taurinos y explotadores de animales. ¡Ánimo compañeras, estamos juntas en esto y no podrán con nosotras!
Pues bien, volviendo al texto que atrajo mi interés, por haberme causado auténtica estupefacción, comenzaremos destacando a su autor: Luis Martín Arias, Farmacólogo clínico, profesor titular de Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y participante en el torneo del Toro de la Vega.
Resulta llamativa la ausencia total de correlación entre la formación académica, en este caso, superior o titulaciones varias y el nivel intelectual y evolutivo de una persona. Algo que se puede comprobar, sin ningún género de dudas, al leer “Algunas consideraciones en torno al Toro-Vega” escritas por Luis Martín Arias y publicadas en la web del Patronato del Toro de la Vega.
Dichas consideraciones comienzan por establecer una conexión entre la violencia y el sexo, sugiriendo que la violencia es esencial para la vida humana, pues está relacionada con la fertilidad. Esta afirmación no viene sino a perpetuar la obsoleta, errónea y peligrosa idea de que la violencia es inherente a la masculinidad y que el sexo está necesariamente vinculado a la fertilidad. Pareciera que el autor hubiera viajado en el tiempo, desde, al menos, la Edad Media, y obviara que el sexo no siempre tiene como objetivo la reproducción, que las mujeres no somos meros recipientes, sino seres humanos con incluso derechos -nótese la ironía-, sin tener que cumplir con la que el autor, obviamente, considera que es nuestra función en la vida -procrear- para justificar nuestra existencia.
Por otro lado, ni que decir tiene que la idea de que la violencia ritual hacia el Toro de la Vega es necesaria para la fertilidad perpetúa una narrativa patriarcal que justifica la opresión de las mujeres en nombre de tradiciones culturales.
Por todos es sabido que la violencia no es un fenómeno ajeno a la mujer. Durante siglos hemos venido sufriendo una sociedad patriarcal que ha mantenido diferentes formas de violencia sistemática y estructural, arraigadas en relaciones de poder desiguales basadas en el género, como la violencia doméstica, el acoso sexual, la violencia obstétrica y la trata de personas.
Y, aunque pueda resultar chocante para algunas personas, esto es algo que nos une con los animales no humanos, pues la violencia sexual y de género está estrechamente ligada a la violencia contra los animales. La dominación y abuso sobre las mujeres se entrelaza con la explotación de los animales en industrias como la ganadería, la experimentación o el comercio de pieles. Ambas formas de violencia son alimentadas por una mentalidad patriarcal que objetiviza y cosifica los cuerpos, tanto de mujeres como de animales, para satisfacer las necesidades y deseos de quienes detentan el poder.
En sus consideraciones sobre el torneo del Toro de la Vega, Luis Martín Arias pretende justificar la tortura de un animal inocente con una doble finalidad: por un lado, que el hombre, al que él considera como naturalmente violento, desfogue su rabia, lo cual criminaliza de forma totalmente injusta a todo el género masculino; y, por otro lado, el aumento de la natalidad, poniendo así de manifiesto su consideración meramente finalista de la mujer, como si de un animal de producción se tratara, en este caso, de reproducción.
Este planteamiento, es decir, considerar que la celebración del torneo, no sólo fomenta la fertilidad, sino que es la solución para la “auténtica epidemia de ataques a las mujeres” que vivimos, no sólo resulta alarmantemente peligroso, sino que carece de todo fundamento. Pues, según el autor, la violencia previene la violencia.
Nada más lejos de la realidad. La investigación y la evidencia clínica han demostrado que “la violencia desproporcionada dirigida indistintamente hacia animales y hacia personas nos demuestra una vez más lo conectadas que están ambas violencias y lo importante que es luchar contra ambas con la máxima determinación”, tal como afirma Helena Arce Surós, Veterinaria y Presidenta del Comité de Protección Animal (CVPA) del Colegio de Veterinarios de Barcelona (COVB), en su artículo “La relación entre el maltrato animal y el maltrato hacia personas”.
Relación que se estrecha aún más cuando hablamos de la violencia hacia la mujer. Ambas formas de opresión están arraigadas en estructuras de dominación y control que perpetúan la explotación y el sufrimiento de los seres más vulnerables.
Vestigios de la prehistoria como el torneo del Toro de la Vega deben ser erradicados de la sociedad, junto con toda forma de violencia hacia colectivos vulnerables en nombre de la tradición o la cultura. Estos rituales no son inocentes ni benignos, sino que reflejan y refuerzan una mentalidad violenta y jerárquica que justifica la explotación y el maltrato de animales humanos y no humanos.
En conclusión, una mirada feminista y animalista nos invita a reflexionar sobre las intersecciones entre violencia, sexo y rituales, y a cuestionar las narrativas dominantes que legitiman la opresión y el abuso en todas sus vertientes. Abogar por la justicia y la igualdad implica rechazar todas las formas de violencia, desafiar las estructuras de poder y trabajar hacia un mundo en el que todas las voces sean escuchadas y se respeten los derechos y la dignidad de todos los seres sintientes.
Enlace a “Algunas consideraciones en torno al Toro-Vega” por Luis Martín Arias:
http://patronatodeltorodelavega.com/LANCEROS/lanceros-antropologia(%20I).htm