OPINIÓN. La Ciudad Perdida. Por MálagaREC
Defensor del patrimonio


08/07/14. Opinión. El colectivo defensor del patrimonio malagueño MálagaRec estrena colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con este artículo en el que repasa algunas de los enclaves de la ciudad vinculados a la familia Larios dedicándole una especial atención a las diferentes transformaciones que ha experimentado en los últimos años la estatua en honor al II Marqués de Larios, Martín Domingo Larios.

Restaurando Larios. ¿La calle? No, la estatua


CUANDO al malagueño común y corriente se le habla de Larios, lo primero que dice es  “Sí, la calle ¡Qué bonita!” y para de contar.

ESTA ciudad le debe mucho a los Larios, pero a día de hoy sólo lo recordamos por una calle. En el olvido queda la Industria Malagueña (hoy Parque de Huelin), la Fábrica La Aurora (hoy Larios Centro) o la Fábrica de El Tarajal (hoy abandonada) por citar algunos.

EL aprecio que los malagueños de la época le tenían a la familia está hoy más que olvidado. Ese afecto que llevó a dedicarle un monumento al II Marqués, D. Martín Domingo Larios, que tanto había dado a Málaga.

HOY día, la estatua permanece en su lugar original, más o menos, y pasa desapercibida en el día a día de los malagueños, probablemente por encontrarse en un lugar de paso tan cotidiano que ya nos hemos hecho a su presencia y la vemos sin verla.

ES algo que parece pasarle también a nuestro equipo de gobierno, pues la estatua permanece tal cual se restauró en 1951 y tras su “alzamiento” con las obras del Parking de la Marina, que elevó el monumento sobre un pedestal de hormigón.

DESDE su inauguración en enero de 1899 el monumento ha sido destrozado, desmontado, y reformado perdiendo parte de su diseño original.

EN sus inicios, una vallita de hierro formada por círculos entrelazados hacía de parapeto al monumento,  y dentro, una baranda de hierro apoyada en 8 postes de piedra.

FUE poco después  cuando la verja exterior fue sustituida por una más alta con un diseño mucho más acorde con la nobleza del monumento. Y fue en esos años, la primera década del siglo XX, cuando desapareció la corona de laurel que portaba la figura del niño en sus manos. Vandalismo tal vez o un hurto para vender luego la pieza.

EL monumento se mantuvo así  viendo como cambiaba su alrededor; desaparecían los plátanos de sombra que lo rodeaban, el tranvía lo engullía con sus catenarias y cableados y la verja exterior se esfumó.

CON la proclamación de la II República sufrió su período más convulso. La estatua del Marqués, que había permanecido arriba 32 años, fue arrancada del pedestal y lanzada al mar en el muelle y fue en aquel momento, en el que los exaltados escalaron el monumento apoyándose en la figura de la mujer y el niño, cuando rompieron uno de sus brazos (tal cual está hoy).

LA misma suerte corrieron las 4 figuritas en bronce sobre peanas que sujetaban festones rodeando el pedestal y los escudos de la ciudad y el marquesado. Tanto las dos efigies femeninas  como las dos masculinas, las guirnaldas y los escudos fueron arrancados, incluso, las cuatro peanas en las que se sentaban.


LA estatua del Trabajo, tocado con hojas de vid y portando un pico y una azada, pasó a encabezar el nuevo monumento al trabajador. Se arrancaron las letras honrando la memoria del marqués que tenía el podio y se sustituyeron los 4 pedestales arrancados, se perdió la última cerca original del monumento y se rodeó con una valla baja parecida a la primitiva.

TRAS la guerra civil y con la llegada del franquismo, el monumento mostraba una imagen penosa. La estatua del trabajo que volvió a su sitio original dejó el pedestal vacío estando así varios años. Esta triste imagen acabó teniendo como telón de fondo las ruinas de las demoliciones de la Acera de la Marina en los años 40.

TAL y como reza una inscripción, fue en mayo de 1951 cuando se restauró el monumento. La estatua del marqués fue rescatada del puerto  y colocada en el podio, se pusieron otros letreros  y se ajardinó la rotonda con flores y setos formando bonitos diseños.


EN la actualidad, el monumento pide a gritos una restauración. No sólo en cuanto a limpieza se refiere sino también a la recuperación del esplendor perdido. De la estatua sólo parecen acordarse cuando se hace un plano perita en televisión durante la Semana Santa con los tronos por el Alameda.

UNA buena idea para su rehabilitación podría estar en:
-Bajar la estatua a su altura original y construir una escalinata como el diseño inicial
-Arreglar los desperfectos en el brazo de la estatua del niño
-La limpieza de la piedra (hoy ensuciada por el chorreo de la pátina de bronce) y de las dos esculturas masculinas. No puliéndolas a su color dorado original, pero si adecentándolas
-Reimplantar elementos perdidos, como son las 4 figuras, sus guirnaldas y escudos
-Instalar una iluminación nocturna donde se resaltaran sus detalles
-Y finalmente, dotar de un profuso ajardinado la parte frontal y ¿por qué no? recuperar la verja que lo rodeaba.

AHORA empieza otra época para el monumento. Con el comienzo de las obras del metro en la Alameda (donde desaparecerá la masa arbórea tal y como la conocemos) y la reforma del parking de la Marina podría ser un buen momento para acometer estas reformas y poner así en valor un monumento, que pese a lo céntrico, está olvidado por los malagueños que le debemos las cosas de las que hoy tanto presumimos.