OPINIÓN. LOL. Por Alberto R. Aguiar
Periodista
10/02/17. Opinión. El periodista Alberto R. Aguiar se acuerda en este nuevo artículo de opinión en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com del “mastodóntico puente de más de diez kilómetros sobre la bahía de Málaga” que anunció el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, hace once años (AQUÍ). “Lo que hoy leído en prensa sería una noticia de medios satíricos como El Mundo Today, en 2008 fue el loco...
...discurso de un político joven venido a más (y hoy día venidísimo) que desde la oposición podía decir tantas ocurrencias como tuviera. No le ataban las alforjas de la realidad”, expone.
Bendodo promete que la Diputación hará un ascensor a la Luna para convertir a Málaga en el atractivo turístico definitivo
¿SE imaginan un titular así? Pongan que es real y que la prensa local se hace eco del mismo sin rechistar. Vaya absurdo, ¿no creen? ¿Cómo iba a sobrevivir un político a una chorrada de tal calibre? Lean.
EL presidente de la Diputación propuso hace once años hacer un mastodóntico puente de más de diez kilómetros sobre la bahía de Málaga, una suerte de circunvalación sobre el mar para aligerar el tráfico de la ciudad. Lo que hoy leído en prensa sería una noticia de medios satíricos como El Mundo Today, en 2008 fue el loco discurso de un político joven venido a más (y hoy día venidísimo) que desde la oposición podía decir tantas ocurrencias como tuviera. No le ataban las alforjas de la realidad.
OCURRE lo de siempre: la impunidad de los políticos con sus promesas incumplidas. Poca gente recuerda la fantasiosa idea de conectar Torremolinos y Rincón de la Victoria con un puente de dos plantas que surcase todo el horizonte marítimo. Solo medios como esta revista tan machacona rescatan de vez en cuando esta iniciativa de la memoria colectiva (o del olvido, claro).
¿PUEDE hoy un político prometer que conectará Málaga con la Luna mediante un ascensor espacial? Si Francisco Conejo o Rosa Galindo, portavoces en la oposición de la Diputación, planteasen algo así, a Bendodo se le tensaría toda la cara de la risa. Pero Bendodo ya tiene su cutis terso de prometer y prometer y no cumplir.
QUIZÁ el lector vea en esta columna algo disparatado. La sola idea de un puente que se cargue todo el ecosistema marítimo de la costa malagueña ya acongoja. Pero no fue una ocurrencia ligera, sino un proyecto planeado y estudiado e incluso presupuestado en base a aproximaciones: entre 500 y 800 millones de euros.
EFE ya hizo su ejercicio de redacción acrítica en 2008 que el medio ‘de’ Málaga llama “periodismo” y en su nota la agencia de noticias explicaba cómo el PP había pedido al Ayuntamiento de Málaga, a la Junta y al Gobierno de por entonces Rodríguez Zapatero implicación “en el proyecto del partido referente a la construcción de un puente de once kilómetros sobre la bahía de la capital, que podría costar entre 500 y 800 millones de euros”. La infraestructura se iba a presentar en el Congreso de los Diputados “como uno de los proyectos de futuro del PP para Málaga, serviría para descongestionar el tráfico del centro de la ciudad y conectaría la zona Este de la misma desde la Cala del Moral en el municipio de Rincón de la Victoria hasta la barriada de Guadalmar, con un plazo de ejecución que podría oscilar entre 36 y 52 meses”.
EL concejal de Urbanismo de entonces, el ignoto Manuel Díaz, aseguraba que la infraestructura era “posible y viable técnica y económicamente” y que con ella Málaga (¡Málaga!) entraba “en el horizonte de grandeza al cual la ciudad debe acercarse”.
NADIE va a escuchar al ahora presidente de la Diputación de Málaga rememorar aquellos momentos en los que vendió el proyecto de un enorme puente que conectase la bahía. Pero tampoco nadie le va a preguntar. Sabe tanto el político como el votante que hacerlo sería dejar caer al enaltecido en un sumidero de vergüenza y asco. Pero ese sumidero es cada vez más profundo mientras que los representantes no sigan haciendo muestra ni alarde del más mínimo pudor.
LA Diputación, cuya única finalidad es distribuir presupuestos y proyectos en los pueblos más pequeños y vulnerables de las provincias, sigue siendo en Málaga una herramienta electoralista al servicio del PP. Desde que gobierna Bendodo (2011), se han enaltecido macroproyectos fracasados como el museo taurino de Juan Barco en el centro de la capital, los puestos gastronómicos de la plaza de toros de La Malagueta, o la conversión del centro cívico de Málaga oeste en un centro cultural como La Térmica, que compite con el centro cultural provincial de calle Ollerías en programación. Todo en la capital de la provincia que ni merece ni necesita la desmesurada atención del presidente provincial. Todo en la capital en la que más votantes del PP hay, claro.
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